Confieso que estuve un tanto motivada a escribir sobre el explorador amigo de Cuba al publicarse de nuevo en las redes sociales una foto en la que Thor aparece junto a Fidel y, supuestamente, también está con ellos Jill Biden, la esposa del actual presidente de los Estados Unidos.
La imagen, bajo el título ¨ Castro: el gran encantador”, fue publicada en el diario noruego ¨Verdens Gang¨, el 18 de noviembre del 2003.
Todo parece indicar que fue tomada de la cuenta Instagram del Museo Kon-Ti-ki, entidad que la reprodujo tras el fallecimiento del líder cubano, el 26 de noviembre del 2016.
-El despacho incluyó otra imagen y una postal firmada por el líder de la Revolución cubana en el 2014, en la que se dijo:
“En la celebración del centenario del nacimiento de Thor Heyerdahl, Fidel Castro envió una tarjeta. En el libro conmemorativo del @kontikimuseet encontramos imágenes de un agradable encuentro de Castro con Thor Heyerdahl y su conyugue Jaqueline Beer”.
Reorganizando fotos, en estos tiempos de confinamiento, encontré las del explorador y etnógrafo noruego Thor Heyerdahl, ferviente admirador de Fidel Castro, cuya amistad se desarrolló en notables encuentros que tuve oportunidad de disfrutar.
Foto inédita, del archivo de la autora.
Por esos hechos fortuitos de la existencia, ambos coincidieron, cada uno desde sus obras, a los 33 años con situaciones destacadas de su historia personal:
–Fidel al frente del ejército rebelde triunfa al derrotar la tiranía y encabeza una Revolución transformadora, en tanto Thor , doce años antes de 1959, se lanzaba a una expedición marítima, sin saber nadar, en una barca primitiva, para recorrer 8 mil Kms. desde Sudamérica hasta la Polinesia, demostrando que el flujo migratorio entre áreas geográficas se realizaba a través de las corrientes marinas desde épocas prehistóricas.
-Volviendo a las fake news, la mujer que aparece en la imagen en cuestión, no es la actual primera dama de Estados Unidos, sino la última esposa de Thor, la ex actriz y modelo francesa Jacqueline Beer, con quien se casara en 1991, cuando él tenía 77 años.
En este tuit se afirma que Jill Biden posa junto a Heyerdahl y Fidel Castro, pero la mujer de la foto es la última esposa de Thor, la ex actriz y modelo francesa Jacqueline Beer.
La Dra. Biden visitó Cuba, pero del 6 al 9 de octubre del 2016, catorce años después de que falleciera Thor Heyerdahl y con el propósito de reunirse con “funcionarios del Gobierno y participar con un amplio espectro de cubanos sobre temas relacionados con la cultura, la educación y la salud”, según el comunicado de la Casa Blanca fechado el 6 de octubre del 2016.
Thor llegó a Cuba por primera vez en noviembre de 1985, donde puso constatar la fuerza destructiva del poderoso huracán Kate con vientos entre 150 y 200 km/h. A punto de marcharse se lamentaba de irse sin conocer a Fidel, quien estaba de recorrido por las provincias afectadas por el meteoro, precisando los daños para emprender medidas de recuperación.
Fidel tenía en su agenda un encuentro con el legendario navegante de la Kon Ti-ki pero aquellas circunstancias le llevaron a que, para poder conversar con tan ilustre visitante, le invitara a participar del recorrido.
-Thor contaría después la impresión que le provoca la fuerte personalidad de Fidel, su carisma y el estrecho vínculo con su pueblo
-Entre ellos hubo una sincera amistad.
A sus 72 años cuando le conocí, tuve la sensación de estar ante uno de aquellos vikingos que aparecen en las películas. Alto, delgado, de ojos azules, reacio a las fatuidades y a las manifestaciones presuntuosas, le gustaba conversar, escribir y leer un buen libro.
-Le encantaba estar en nuestro país y visitar las provincias para conocer mejor la identidad cubana.
El avezado explorador admiraba los avances de Cuba en diferentes sectores, sobre todo los de la salud pública y, en especial, la biotecnología. Subrayaba que los cubanos habían logrado estándares científicos, sociales y culturales del primer mundo.
Thor se inclinó tempranamente por la antropología, siendo estudiante de geografía y etnología en la universidad de Oslo.
-Al cumplir 22 años, recién casado, se fue a vivir con su primera esposa, Liv Coucheron-Top, a unas de las islas de la Polinesia para estudiar las costumbres y vida de los diferentes grupos nativos.
-Allí permaneció durante un año en condiciones similares a los oriundos del lugar y, solía decir, obedeciendo a su preferencia por el contacto con la naturaleza.
Once años más tarde, el 28 de abril de 1947, convencido de que la Polinesia había sido habitada por pueblos precolombinos, junto con otros exploradores, cuatro noruegos y un sueco, especializados en la navegación y en las comunicaciones, se lanza a la aventura de la Kon Ti-ki .
La famosa balsa, construida por artesanos peruanos, tenía un mástil de nueve metros de altura y una vela cuadrada de 27, con la figura de la principal deidad polinesia, dibujada por uno de los exploradores, Erik Hesselberg. Parten de El Callao el 28 de abril de 1947 y navegan hasta llegar al atolón de Raroia de las islas Tuamotu, en el Océano Pacifico, el 7 de agosto del propio año.
Luego de la triunfante aventura, publica en 1951 su libro narrando la experiencia, éxito editorial absoluto divulgado en 66 lenguas.
-Lo recaudado por la venta -me comentó en Liguria Italiana, donde tuve oportunidad de visitarle-, le sirvió para comprar, a bajo coste, aquel terreno en un pueblecito de data medieval, aledaño a la Vía Julia, importante calzada romana construida en el año 13 d.n.e.
Naturalista innato y hombre de acción fabricó sus propios muebles con madera del pequeño bosque en su predio, tras restaurar su vivienda y las de sus hijos para luego habilitar el suministro de agua y otras necesidades familiares, así como lo requerido para la crianza de animales y el cultivo de alimentos.
Foto inédita, del archivo de la autora.
Su último viaje a Cuba fue en febrero del 2002, para asistir a la Feria Internacional del Libro dedicada a Francia y al intelectual cubano Miguel Barnet.
–Dos meses más tarde se le declara una enfermedad terminal que, pese a todo, le permite despedirse de los suyos con una frase proverbial:
–¨ha llegado la hora de que haga el viaje que me falta¨, como si estuviera preparando otra expedición para confirmar lo que expresó al entonces Secretario General de la ONU, Kurt Waldheim, en una carta que le enviara en 1978, tras dar fuego a la nave Tigris como protesta por las guerras en la zona del mar Rojo:
«Nuestro planeta es más grande que los barcos de juncos que nos han llevado a través del océano y, a la vez, lo suficientemente pequeño como para correr los mismos peligros, a menos que los que vivimos en él nos demos cuenta de que estamos ante una necesidad desesperante de cooperar de forma inteligente para salvarnos a nosotros mismos y a nuestra civilización de lo que estamos a punto de convertir en un naufragio».
(Imagen destacada: Foto inédita, del archivo de la autora).
En las clases de Biología, no recuerdo bien si en la secundaria básica o el preuniversitario, enseñaban los reflejos condicionados a partir del trabajo del científico ruso y Premio Nobel de Medicina, Iván Pávlov. Creo que es bastante conocido su experimento: Hacía sonar un metrónomo antes de alimentar a un perro, y observó que, al escuchar el mismo sonido, cuando el can llevaba rato sin alimentarse, este comenzaba a salivar. Después quedó en la leyenda que Pávlov utilizaba una campanilla y no un metrónomo, pero el principio es el mismo: la asociación inducida entre determinados estímulos y las respuestas emitidas. En base a eso se aplicó la Sicología conductista en la educación, la publicidad y muchas otras áreas en Estados Unidos.
En su célebre entrevista con Ignacio Ramonet, Fidelse refiere al uso de esta técnica en la propaganda anticomunista: «Y no es lo mismo estar desinformado que haber perdido la capacidad de pensar, porque en tu mente predominen los reflejos: el socialismo es malo, el socialismo es malo, te quita la patria potestad, te quita la casa, te quita la mujer». Y todos los ignorantes, todos los analfabetos, todos los pobres, todos los explotados repitiendo: «El socialismo es malo, el socialismo es malo. Así se enseña a hablar a los loros, a bailar a los osos e inclinarse respetuosos a los leones».
Noam Chomsky incluye el efecto de la propaganda anticomunista entre los cinco filtros que deciden los contenidos de los medios de comunicación. Tanto él como Fidel se referían a la situación existente antes de la llegada de las redes sociales de Internet que, aunque ciertamente ha democratizado el acceso a la comunicación, también ha fortalecido las hegemonías preeexistentes.
En un escenario en el que los procesos transcurren a gran velocidad, lo emotivo suele prevalecer sobre lo racional, y la llamada egomación -la promoción y el predominio del yo junto a información vinculada a lo pertinente o relevante a ese yo- se impone sobre el interés en dialogar, profundizar y conocer a los demás. Sin tomar en cuenta el uso interesado políticamente de las redes sociales de Internet, en lugares como Facebook se ha consolidado un modelo de negocios basado en lucrar con la egomación y vender la influencia sobre individuos y grupos. En el caso de Cuba, a ese escenario universal se suma la articulación con un presupuesto anual de medio centenar de millones de dólares aportados por el Gobierno estadounidense para influir en la sociedad de la Isla.
-Se aprovechan situaciones ocurridas hace más de cuatro décadas, no siempre analizadas a profundidad entre nosotros –UMAP, «quinquenio gris», actos de repudio a quienes emigraron por el Mariel…–, se extraen de contexto y se presentan como características permanentes, sistémicas y actuales del socialismo cubano, a la vez que se silencia todo lo que hace cotidianamente el capitalismo que nos rodea en términos de represión, censura, violencia, torturas y exclusiones contra mayorías y minorías.
Basta que alguien utilice, sin demostración alguna, las palabras censura y represión, o la expresión «acto de repudio», para que no resulte necesario aportar datos y argumentos, o analizar los sucesos a que se refiere: de inmediato se desata una serie de publicaciones en que tres oraciones indignadas escritas por alguien en su perfil de Facebook le dan la vuelta al mundo. Y cuando aparecen argumentos y datos que desmienten esa lectura precipitada pasan dos cosas: como quien asegura que la tierra es plana, el indignado sigue aferrado a su «verdad» y la maquinaria que se hizo eco de su indignación la emprende contra quienes aportaron una visión más analítica. Así funciona la libertad de expresión sobre Cuba en Internet.
En apenas unos meses hemos visto utilizar ese procedimiento para justificar el derramarramiento de sangre de cerdo sobre los bustos de José Martí, el ultraje de diversos modos a la bandera cubana, el intento de resignificar fechas históricas como el 27 de noviembre, borrar la consigna Patria o Muerteo cambiar el nombre de la Plaza de la Revolución en Google maps. Pero si usted dice que contra Cuba hay una guerra culturaldesde las redes sociales de Internet, entonces usted es –para esa maquinaria que moviliza los reflejos, condicionados por la propaganda, de miles de personas en Facebook– un extremista, un estalinista tropical que no tolera el «pensamiento diferente», porque, claro, se trata de «pensamiento» y no de propaganda. Y no se sorprenda si con tristeza encuentra entre los suscriptores de esas afirmaciones a personas que usted consideraba con capacidad crítica, inteligentes e informadas. La capacidad de pensar ha sido sustituida por la reacción emotiva y cualquier cosa puede suceder. Han sonado las palabras campanilla y esa tarea intelectual de establecer la verdad ya no es importante, en la era de la egomación lo relevante es lograr likes, aunque muchos de ellos sean de trolls y perfiles falsos, su ego estará hinchado y su cerebro feliz de no tener que esforzarse.
De nuestro lado, además de la más abarcadora y profunda educación para formar a un ciudadano crítico, no manipulable por los gestores de esta guerra híbrida, es importante comprender que el escenario ha cambiado radicalmente; que el curso interminable de provocaciones que buscan crear una situación de ingobernabilidad, aprovechando la superioridad tecnológica y mediática que el imperialismo pone a disposición de su puñado de servidores en Cuba –aspirando incluso a desatar violencia y muertes–, no puede contar con otra respuesta que no sea inteligencia, sentido político y capacidad de análisis para evitar caer en las emboscadas que se multiplican y, sin perder la firmeza en los principios, estar preparados en todos los lugares del país para prever el curso de cada posible acción, documentar y difundir la verdadera versión y causa de los hechos, y poder sustentar siempre que la ética y la razón, como el pueblo, están del lado de la Revolución. Actuemos así en este «ajedrez de mil piezas», como Fidel solía llamar a la lucha ideológica, que ahora se traslada, en parte, a Internet, y el pueblo cubano volverá a vencer.
Los enemigos de Cuba llevan años acusando y calumniando a sus funcionarios y entidades, por el odio que sienten contra la Revolución, pero al hacerlo cometen un delito por el que pueden ser sancionados, como hacen otros países.
Las leyes son para respetar y aquellos que no lo hacen se exponen a ser sancionados, como es el caso de ex comisario español José Manuel Villarejo Pérez, a quien la fiscalía provincial de Madrid le pide 2 años de prisión, por los delitos de calumnias y denuncia falsa, contra el director del Centro Nacional de Inteligencia.
En Cuba, muchos de los que reciben financiamiento del gobierno de Estados Unidos, acusan, difaman y calumnian a las autoridades, como parte de la guerra mediática que desatan los yanquis desde 1959, pero se exponen a que la justicia los sancione, tal como hacen los tribunales españoles.
Entre los asalariados cubanos están Yoani Sánchezy Rosa María Payá Acevedo, ambas apoyadas fuertemente por miembros de la mafia terrorista anticubana de Miami, las que acumulan una larga lista de acusaciones falsas y calumnias que podrían conducirlas a la cárcel.
¿Quién no conoce que Yoani, siendo una emigrada en España, fue reclutada por el terrorista agente CIA y prófugo de la justicia cubana, Carlos Alberto Montaner, para el proyecto del blog Generación Y, con la finalidad de captar a jóvenes y ejecutar acciones subversivas contra la Revolución?
La lista de mentiras y acusaciones falsas que ha dicho la “bloguera” es amplia, sin embargo, nunca ha sido procesada por sus delitos.
Similar situación es la de Rosa María Payá, quien, sin una sola prueba legal, acusa a las autoridades cubanas de ser causantes del accidente de tránsito donde murió su padre, cuando repartía dinero enviado desde Madrid por Esperanza Aguirre, para acciones provocativas contra el gobierno. Tal acusación no fue admitida en los tribunales españoles por falta de pruebas, pero los yanquis le pagan para que continúe con sus mentiras, a fin de crear una matriz de opinión negativa contra Cuba.
Ahora parece que Erika Guevara-Rosas, directora de Amnistía Internacional para las Américas, y José Miguel Vivanco, director ejecutivo de Human Rights Watch para las Américas, no conocen la verdad y salieron a defender a Yoani Sánchez, ante una supuesta campaña de desprestigio hacia ella por parte del gobierno.
Antes de acusar a Cuba de “violencia de género” y de “intimidar” a la bloguera, la señora Erika debe hurgar en su historia para que se entere de sus acciones, orientadas inicialmente por la misión diplomática de Estados Unidos en La Habana y posteriormente en Miami durante sus visitas, o las instrucciones recibidas en el Instituto Lesch Walesa en Polonia, para que conozca quien es realmente la persona que defiende.
¿No se han preguntado la directora de Amnistía Internacional para las Américas y José Miguel Vivanco, director ejecutivo de Human Rights Watch, cómo fue posible que, en el año 2008, a solo un año de salir al mundo el blog Generación Y, Yoani Sánchez fuese seleccionada por la revista TIME entre las 100 personas más influyentes del mundo; el diario español El PAIS la reconoció entre las 100 Hispanoamericanos más importantes y le otorgó el premio Ortega y Gasset, uno de los más importantes premios de periodismo del mundo?
Ese mismo año 2008, también recibió el reconocimiento de la revista norteamericana Foreign Policy, al considerarla una de las 10 Intelectuales más Influyentes de Latinoamérica; la revista Gatopardo de México la nombró entre los 10 personajes de 2008 y la alemana Deutsche Welle, premio The BOBs, (Best of Online Activism) todos esos reconocimientos internacionales sin tener una sólida obra reconocida, lo que confirma la construcción intencionada para lanzarla al mundo como una “joven opositora” al gobierno cubano.
El 2009 también le llegó cargado de premios, entre ellos, según la revista TIME, fue uno de los 25 Mejores Blogs del año; el Foro Económico Mundial de Suiza le entregó el Premio Jóvenes Líderes Globales; la universidad norteamericana de Columbia le dio el Premio María Moors Cabot; la Fundación Panamericana para el Desarrollo, pantalla de la CIA para su trabajo subversivo, le entregó el premio Héroes del Hemisferio 2009; y la televisión Azteca de México le concedió el Tercer Premio en el Concurso de Ensayo Caminos de la Libertad.
Ese mismo año fue nombrada Héroe de la Patria, nada menos que por el llamado Consejo por la Libertad de Cuba, integrado por contrarrevolucionarios cubanos en Miami; la revista estadounidense PODER de The American Business Council le concedió el premio a la Libertad de Prensa en las Américas; la argentina Fundación Internacional de Jóvenes Líderes le otorgó el premio Jóvenes Líderes 2009; The Good Web Guide del Reino Unido seleccionó su Blog como el mejor del mes en diciembre de 2009 y cerró el año con el premio Protagonista del año en América, entregado por El Diario Exterior de España. La lista continuó en 2010, 2011 y 2012.
No hay que ser muy inteligente para darse cuenta quien mueve esos hilos tan poderosos, pues nadie en el mundo ha logrado acumular tantos galardones en solo dos años, ni siquiera intelectuales de renombre internacional como Gabriel García Márquez, Premio Nobel, o Alejo Carpentier, Premio Cervantes.
No hay odio ni ataques contra ella. Gústele o no a los directivos de Amnistía Internacional y de Human Rights, Yoani trabaja bajo órdenes de los yanquis, difama y acusa sin pruebas a las autoridades, lo que según el código penal cubano en su artículo 204, se sanciona con privación de libertad de tres meses a un año, para aquellos que públicamente difamen, denigren, o menos precien a las instituciones de la República, a las organizaciones políticas, de masas o sociales del país o a los héroes y mártires de la Patria.
El artículo 318 por Difamación, sanciona con privación de libertad de tres meses a un año, al que ante terceras personas impute a otro una conducta o un hecho contrario al honor. El artículo 319 sanciona por Calumnia, con pena de privación de libertad de seis meses a dos años, al que, a sabiendas, divulgue hechos falsos que redunden en el descrédito de una persona.
Son múltiples las acusaciones de Yoani contra las autoridades e instituciones oficiales, noticias falsas y otras acciones que clasifican para ser llevada ante los tribunales, al igual que Rosa María, esa que cambió sentimientos por una visa de refugiada política y el compromiso de difamar al gobierno cubano, a cambio de mucho dinero.
Sabio José Martí al afirmar:
“La pompa es enemiga de la verdad, como el lujo lo es de la honradez”.
Quizás el título resulte algo desacostumbrado tratándose de nuestro Héroe Nacional, quien nunca empuñó arma alguna con propósito innoble. Sin embargo, al conmemorarse este 24 de febrero un aniversario más del inicio de lo que él dio en llamar la “guerra necesaria”, se impone recordar, aunque de manera breve, las particularidades de aquellas armas de su propiedad que le acompañaron durante la etapa última de su ejemplar existencia.
Las tres armas hasta el presente conocidas como propiedad de Martí, fueron de fabricación norteamericana. La primera en el tiempo fue un revólver Colt, calibre 45, que poseyó Martí en Nueva York, sin que se pueda precisar si fue resultado de una compra u obsequio de algún patriota, ya que tiene en el guardamonte de la masa o tambor su nombre cifrado. Sobre el cañón, entre otras inscripciones de fábrica, aparece la localidad de Hartford, donde estaba ubicada la industria de Colt. En la actualidad este revólver es parte de los objetos personales de Martí que atesora la Fragua Martiana de La Habana. En el mismo, y como dato de interés en relación con su diseño, se aprecia a ambos lados de la empuñadura la imagen de identidad de las armas de Samuel Colt: un potro encabritado por el dolor que le provoca una lanza india clavada en su costado, mientras retiene entre sus fauces una segunda lanza; bajo sus dos patas delanteras levantadas se ve una tuna, símbolo de la flora de las desérticas extensiones del oeste norteamericano. No sin ingenio publicitario, establece así el fabricante una relación entre su apellido y el sustantivo colt, que significa potro. De hecho, el potro también simboliza el ímpetu de la joven y pujante sociedad yanqui, en su etapa última de expansión territorial en lo que iba de siglo.
Al embarcar hacia Santo Domingo, en su último viaje de acción revolucionaria, cuyo destino final sería Cuba, junto con el revólver Colt, también formó parte del armamento de Martí un fusil Winchester. Esta arma había sido concebida por la entonces naciente industria armamentista norteamericana con el propósito de darle un mayor poder de fuego al ejército de la Unión durante la Guerra Civil o de Secesión. Sin embargo, su mayor uso y destaque se produjo con posterioridad a este crucial hecho histórico, cuando tuvo lugar el desigual enfrentamiento del ejército estadounidense con los pueblos indígenas durante su guerra de despojo y expansión territorial hacia el oeste del continente. El género fílmico conocido como oeste (western), que tan buenos dividendos y personalidad comunicativa le aportó al cine hollywoodense en el pasado siglo, tiene en el Winchester y el ferrocarril dos de sus más representativos protagonistas.
Ya en Santo Domingo, entre Martí y el hijo de Máximo Gómez, Panchito Gómez Toro,se produjo un cambio de armas: Panchito le regaló a Martí un revólver Smith and Wesson, calibre 44, con conchas de nácar en la empuñadura, y, en reciprocidad, éste le obsequió su Colt. Según testimonios de primera mano, cabe conjeturar que a la par de las razones de amistad que prevalecieron entre los dos patriotas para el citado intercambio, existían otras de orden técnico. El Smith and Wesson —posiblemente el llamado modelo Ruso, de 1878—, según los expertos, era por entonces el mejor revólver. A la alta calidad de su diseño y de la munición que usaba, sumaba un número de cualidades, a saber: menor tamaño, menos peso y una mejor adecuación formal de los componentes empuñadura y gatillo en relación con la mano del que lo portaba. En conocimiento, sin duda, de lo que recibía y por qué lo recibía, Martí aceptó el Smith and Wesson más por el protector cariño que en su velada intención amparaba el regalo de Panchito, que por las particularidades técnicas del arma. Y como de padre a hijo le correspondió, dándole su revólver de siempre. A fin de cuentas, para morir «de cara al sol» por la libertad de su patria, no hacía gran diferencia empuñar un revólver o una lanza caribe. Sus verdaderas armas —las de siempre—, que alcanzaban a todos sin importar distancia ni nacionalidad, fueron su palabra y ejemplo… Las mejores y más seguras en todos los tiempos.
Al desembarcar en Cuba, por Playitas de Cajobabo, su armamento era el revólver Smith and Wesson, el Winchester antes citado y un machete de hoja curva cuya empuñadura la remataba la cabeza en relieve de un gallo de pelea, símbolo de hidalguía y coraje. Estas dos últimas armas, el Winchester y el machete, se encuentran en el Museo Emilio Bacardí de Santiago de Cuba y en el Museo de la Ciudad de La Habana, respectivamente. Al caer en combate desigual en Dos Ríos, Martí solo empuñaba el Smith and Wesson, regalo de Panchito. El Winchester quedó en el campamento. El revólver, que nunca llegó a disparar, fue ocupado por el jefe de la columna española coronel José Ximenes de Sandoval, quien en actitud lacayuna, se lo obsequió al entonces Capitán General de la Isla de Cuba, Arsenio Martínez Campos.
Para las presentes y futuras generaciones quedan como testimonios de las armas de Martí, el revólver Colt, el Winchester y el machete de hoja curva. En España o en otra parte de este hemisferio, tal vez, contra el fondo blanco de una pared, como un adorno más, cuelgue el Smith and Wesson que con propósito más noble empuñara cubano alguno en la antes pasada centuria. Por el uso que se le da a las armas, también se conocen las personas y los pueblos. [1]
[1]Este artículo forma parte de los contenidos del libro De viaje con Martí, aún inédito.
Sobre la base del neoimperialismo “Se producen guerras en 3D, esto es, por conquistar territorios, mercados y mentes. El acento en la esfera cultural obedece a un axioma neoimperialista: quien controla las mentes penetra los mercados y accede a los territorios”. Ilustración: Michel Moro
Uno
I. Las redes sociales son comunidades de usuarios que se relacionan virtualmente a través de las plataformas de Internet. Pero esta definición simple no es suficiente para comprender en todo su alcance y profundidad un fenómeno tan complejo. Zafar este nudo gordiano requiere un abordaje dialéctico, es decir, a la vez histórico y lógico.
Dos
II. Históricamente, las redes sociales surgen en el marco del neoimperialismo. A partir de la revolución tecnológica en los medios de comunicación, producida desde inicios del siglo XX, tienen lugar cuatro mutaciones en la estructura del imperialismo clásico descrito por Lenin, que son particularmente visibles a partir de la segunda mitad de la centuria:
1. El capital financiero (industrial + bancario) se fusiona con el comercial y surge el capital global, cuya personificación es la oligarquía global.
2. Los monopolios ordinarios se transforman en monopolios de la información, los cuales no solo controlan la oferta sino que fabrican la demanda.
3. Estos monopolios de nuevo tipo, además de mercancías y capitales, exportan ideas, modelos ideológicos.
4. El reparto del mundo no es solo territorial y económico sino cultural.
III. El neoimperialismo es la época del capital global, en la cual la oligarquía homónima exporta su ideología a través de los monopolios de la información para repartirse el mundo culturalmente.
IV. Sobre esta base surge una superestructura nueva que viene a reforzarla:
1. Se producen guerras en 3D, esto es, por conquistar territorios, mercados y mentes. El acento en la esfera cultural obedece a un axioma neoimperialista: quien controla las mentes penetra los mercados y accede a los territorios.
2. Surge el empirismo comunicativo, paradigma gnoseológico que, a fuerza de potenciar los sentidos y la comunicación en detrimento de la práctica y la razón, propicia la exportación de ideas mediante la creación de receptores pasivos de información.
3. Los monopolios de la información permiten construir la hegemonía política del capital, la cual enmascara su dictadura.
4. El capital global tiende a la globalización capitalista. Dicho en pocas palabras, el neoimperialismo es el proceso histórico mediante el cual el capital global se transforma en la globalización capitalista.
V. Los medios de comunicación no solo están en el origen del neoimperialismo sino que forman parte de su naturaleza más íntima, ya que actúan como catalizadores de la metamorfosis del capital global en globalización capitalista. Los medios de comunicación son el alfa y la omega del neoimperialismo: empiezan globalizando al capital y terminan capitalizando al globo.
VI. El desarrollo de los medios de comunicación llevó a la computación, la computación condujo a la Internet y la Internet derivó en las redes sociales. Al principio, los sitios web solo permitían la comunicación en un solo sentido; luego, al surgir la web 0.2, fue posible la comunicación biunívoca, aumentó el nivel de interacción y aparecieron las redes sociales. Hoy existen 3 000 millones de usuarios activos en las redes sociales online, cuya evolución puede resumirse, hasta el 2016, como sigue:
1995. Classmates (EUA): primera red social de la Historia.
1997. Six Degrees (EUA): añade perfiles, publicaciones y chat.
1999. QQ (China): 807 millones de usuarios (#7).
2002. Friendster (EUA): su propósito es hallar pareja.
LinkedIn (EUA): conecta profesionales, 303 millones de usuarios (#13).
2003. My space (EUA): destrona a Friendster.
2004. Facebook (EUA): es la mayor de las redes, más de 2 320 millones de usuarios (#1).
2005. Youtube (EUA): 1 900 millones (#2).
Reddit (EUA): 330 millones de usuarios (#11).
QZone (China): 532 millones de usuarios (#8).
Douban (China): 320 millones de usuarios (12).
2006. Twitter (EUA): 330 millones de usuarios (#11).
2007. Tumblr (EUA).
2008. Messenger (EUA): pertenece a Facebook, 1 300 millones de usuarios (#4).
2009. Weibo (China): 462 millones de usuarios (#10).
Whatsapp (EUA): pertenece a Facebook, 1 600 millones de usuarios (#3).
2010. Instagram (EUA): 1 000 millones de usuarios (#6).
Pinterest (EUA)
2011. Snapchat (EUA)
Google + (EUA): pertenece a Google.
We Chat (EUA): 1 098 millones de usuarios (#5).
2013. Telegram (Rusia).
2016. Tik tok (China): 500 millones de usuarios (#9).
Fuente: Statista
VII. Tomando en consideración el componente histórico, es decir, el marco en el que surgen y su evolución, las redes sociales no son espacios neutros que conectan personas de manera desprejuiciada; sino que se montan sobre plataformas de internet que son, en su mayoría, monopolios de la información propiedad de la oligarquía global. De las 23 citadas, por ejemplo, 17 son norteamericanas, cinco son chinas y una es rusa.
Tres
VIII. Lógicamente, las redes sociales contienen una paradoja económica que se reproduce a escala política, social, ideológica y científica, cual si se tratase de un juego de matrioshkas.
IX. Las redes sociales son la tecnología más revolucionaria de las comunicaciones en manos de la clase más reaccionaria de la Historia. He aquí un ejemplo contemporáneo del conflicto económico entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción del que hablaba Marx. Este es el punto más importante a tomar en cuenta a la hora de valorarlas.
X. A nivel político, las redes sociales permiten construir y destruir hegemonías. A través de ellas, el poder construye el consenso a favor de la clase dominante, la hace dirigente (Gramsci). Pero aquí entran también las tácticas para fabricar “primaveras” o “revoluciones de colores”, transformándose así de instrumento hegemónico en dictatorial. En ambos casos las redes sociales se trenzan con los servicios especiales para obtener información y ejercer influencia.
XI. Mientras más crece la comunicación por aparatos más decrece la comunicación entre las personas. Las redes sociales acercan lo lejano y alejan lo cercano. Nunca el prójimo ha estado tan lejos, ni el extraño tan inmiscuido en nuestra intimidad. Este contrapunto, que se da a escala social y que termina polarizando a la técnica y al ser humano, trae a la memoria algunas de las advertencias de Adorno sobre los medios de comunicación masiva y el hecho de que la humanidad aplica medios racionales a fines irracionales. Sin embargo, en manos de los artistas y en condiciones de aislamiento como las impuestas por la pandemia del coronavirus, los medios (incluidas las redes) son una herramienta fundamental para mantener la comunicación humana.
XII. El conflicto anterior encuentra su expresión ideológica en la paradoja posmoderna, que enfrenta a los enfoques semiótico y existencialista. A más comunicación técnica, menos comunicación humana. Los centros de poder desarrollan sus teorías y sus técnicas para conectar a la gente, ya que se trata de un negocio sumamente rentable, a la vez que profundizan el abismo que engendra la alienación humana. Somos cimas conectadas pero separadas por simas insondables. La conexión en la realidad virtual es cada vez más paradisiaca —no hay dudas—, pero en la realidad concreta el otro sigue siendo el infierno. La semiótica, que es la ciencia para explicar la mentira (Eco), colisiona con el existencialismo, que es un humanismo (Sartre).
XIII. Las redes sociales —y los medios en general— enfatizan el rol de la comunicación en el proceso de conocimiento, cosa que constituye un aporte a la gnoseología, a la vez que imponen el empirismo comunicativo, con el fin de crear consumidores pasivos de información. Conocen la comunicación pero comunican el desconocimiento. En un mundo cada vez más interconectado es natural que la importancia de la comunicación vaya en aumento, pero fundar el conocimiento social en la comunicación y los sentidos, degradando la razón y la práctica, conduce a la escolástica. La posmodernidad, en este sentido, es un Medioevo robotizado.
XIV. Desde el punto de vista lógico, las redes sociales contienen una paradoja que se manifiesta a todo lo largo y ancho de la formación económico sociocultural.
Cuatro
XV. Las redes sociales son comunidades de usuarios que se relacionan virtualmente a través de las plataformas de Internet, que constituyen, en su mayoría, monopolios de la información empleados por la oligarquía global para exportar su ideología y gobernar el planeta, todo lo cual indica que dichas redes encarnan una paradoja que se reproduce a todos los niveles: desde lo económico, aceleran y frenan; desde lo político, edifican y demuelen; desde lo social, acercan y alejan; desde lo ideológico, comunican e incomunican; desde lo científico, liberan y esclavizan. Y en esta condición altamente paradójica radica la clave de su dinámica lógica y de su vitalidad histórica. Ante el nudo gordiano de las redes sociales, la espada de Alejandro Magno es la dialéctica.
Desde hace mucho tiempo, los grandes medios periodísticos de EE. UU. y de sus aliados, en sus ataques contra Cuba, acuñan «palabras» muy sutiles, surgidas de verdaderos laboratorios o tanques pensantes, que han sido divulgadas y aceptadas como ciertas en todo el mundo.
Por ejemplo, en los comentarios e informaciones sobre nuestro país, que casi siempre son negativos, cuando se refieren al Gobierno cubano utilizan el vocablo «régimen», el «régimen castrista», o «dictadura», para injuriar y restarle legitimidad a la Revolución.
Incluso, cuando se trata de connotados terroristas, los señala como «activistas» o «combatientes por la libertad»; y ante cualquier violación de la legislación cubana, llegan al cinismo de llamarlos «disidentes» reprimidos por la «policía política» del «régimen totalitario».
Lo más inaudito ocurrió con el connotado asesino Luis Posada Carriles,autor intelectual de la voladura de un avión de Cubana de Aviación, en pleno vuelo, y de otros atentados terroristas, como el intento de magnicidio contra el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en Panamá.
Durante los años en que este personaje se paseaba con toda impunidad por las calles de Miami, fue exaltado como «el militante anticastrista» y «combatiente por la libertad».
No escapa el Partido Comunista de Cuba, «el único», como si en EE. UU. el partido Demócrata o el Republicano no respondieran a una misma plataforma ideológica y política, defensores de una única línea de acción: el capitalismo.
En una visita del Comandante en Jefe al Distrito del Bronx, en Nueva York, se refirió otra vez al tema, y aclaró:
«Con relación a Cuba no hay solo embargo, el embargo es una palabra piadosa. Nosotros decimos bloqueo; pero lo que ha habido con relación a Cuba es realmente una guerra económica, una guerra política».
Cuando la Crisis de Octubre también los yanquis fabricaron otra palabrita, «cuarentena», para referirse al bloqueo naval que establecieron, alrededor de Cuba, las naves de guerra de EE.UU. en aquel peligroso conflicto.
Siempre pensé que aquella palabra era un error de traducción. Años después, cuando ellos desclasificaron algunos documentos sobre la compleja situación, salió a la luz que, en una reunión al más alto nivel militar, se descartó utilizar bloqueo naval, porque supuestamente EE.UU. no estaba en guerra contra Cuba. En cambio se ordenó emplear el término «cuarentena». El ejemplo nuevamente confirma cómo se preocupan con celo por las connotaciones de los términos y velan por el más mínimo detalle simbólico.
Otro concepto que se repite a diario es el cubano «de a pie», para referirse, según el criterio de estos tanques pensantes, al pueblo que hace colas y se encuentra en la miseria, con el avieso propósito de separarlo de sus dirigentes.
El ser humano, jinete y no corcel del destino, impulsa el desarrollo industrial y tecnológico hasta los límites de lo impensable. El dominio absoluto de los medios tradicionales es polvo en el camino del olvido. Internet y las nuevas tecnologías imponen una nueva realidad. ¿Te incluyes o pereces? Esa es la máxima en la contemporaneidad de internautas y amantes de lo digital. La huella de la tecnología asoma por todos lados, como símbolo ubicuo de universalidad con diversos rostros, receptores convertidos en disparadores de información, redes sociales, naciones en hemisferios diferentes a la distancia de un clic, abruman o motivan sonrisas, dividen al planeta en tecnófilos o tecnófobos. Otros, los menos, intentan mantenerse al margen, lo cual resulta casi imposible.
La red de redes es un país gigantesco, con miles de millones de usuarios, sitios web y perfiles. El idioma inglés campea, con la mayor cantidad de contenidos, seguido del chino y el español. Nadie se queda como estatua frente a los dispositivos. Cada quien recibe y emite información, incluso sin pretenderlo. El simple hobby de compartir fotos, videos, poemas, libros… forma una especie de biblioteca borgeana dentro de la pantalla, pero poco depurada. Posicionar los contenidos es cada vez más difícil, porque la competencia crece, lo mismo desde una oficina en las alturas que desde una PC en la sala de cualquier casa, a lo cual se suman otras particularidades.
Internet estremece los cimientos de los medios tradicionales. Rompe paradigmas de comunicación y hace años terminó con el “nosotros hablamos, ustedes escuchan”. Esos cambios requieren el desarrollo de habilidades. No basta con impulsos, páginas oficiales de medios ni instituciones.
Todo esto forma también una especie de selva digital en lo ideológico, campo de batalla o cancha deportiva moderna, en que los internautas más inteligentes, preparados, intencionales, rápidos y con los recursos materiales indispensables tienen ventaja. Muchas de las estrategias políticas tienen como escenarios principales esas plataformas, con gran influencia en la conciencia de la gente; por eso toda la ética y formación moral y profesional de los ciudadanos será siempre base importante de cualquier comportamiento en las plataformas hipermediales.
Más allá de lo novedoso tecnológicamente, esos espacios virtuales se sustentan en particularidades de las relaciones entre los seres humanos, por lo que varios investigadores, incluidos Samuel Martínez, José Luis Orihuela e Ignacio Ramonet, coinciden en definirlos como comunidades digitales.
Verdaderamente los cibernautas se agrupan según gustos, conversan mediante chats y foros e intercambian fotografías y videos. Con frecuencia, planifican encuentros en espacios físicos y hasta acciones en beneficio o no de la sociedad.
El carácter empírico o no de internautas y la atracción por el intercambio y la información caracterizan al nuevo entorno. Lo cultural y los recursos tecnológicos influyen en la fuerza que pudiera alcanzarse. Internet constituye un sistema complejo, que no alcanza total autorregulación porque es sensible a la información de medios tradicionales y de la sociedad en general.
¿Cuáles son las peculiaridades en nuestro país? ¿Cuánto se potencia la participación ciudadana en esos espacios? ¿Cuáles son las dinámicas de debate? ¿Cuánto más podemos aprovechar las particularidades de los blogs y las redes sociales para tomar decisiones y trazar estrategias gubernamentales, para construir entre todos y enriquecer las agendas mediáticas y políticas? ¿Cómo contrarrestar la campaña de descrédito e intimidación que se impulsa contra Cuba especialmente desde Estados Unidos?
La navegación en el ciberespacio ya forma parte de la cotidianidad de las mayorías aquí. Los niveles de acceso rebasan el 80 % de la población. Las personas se conectan mediante redes wifi, datos móviles, navegación en escuelas, hogares y centros laborales…
Verdaderamente, Internet pudiera contribuir a la construcción de sociedades más democráticas, como socializadora de experiencias, expresión de ideas cotidianas y de sentimientos de los pueblos, reveladora de la opinión pública, especie de imprenta y papel en época digital, en manos de muchos.
Varios internautas exponen sus criterios y refieren su desacuerdo con políticas gubernamentales mediante análisis profundos y pleno conocimiento de las problemáticas o desde el ímpetu, la inconformidad y el propósito de crear caos. Economistas, juristas, cineastas, historiadores del arte, ingenieros, campesinos, amas de casa, literatos… están en esa amalgama emitiendo y recibiendo ideas, informaciones, historias…
Pero cuidado, esa aparente democracia suele ser espejismo, pues esas plataformas y redes tienen sus propios algoritmos de funcionamiento, los cuales suelen privilegiar la hegemonía capitalista, con mayor alcance de sus contenidos. Quienes tengan más dinero poseen también una ventaja indudable con la posibilidad de pagar para que sus publicaciones sean vistas por millones de internautas con las edades preferidas, países y hasta ciudades determinadas. Sin embargo, otros contenidos pueden ser encerrados en burbujas digitales específicas.
Con buscadores como Google pasa similar, al poderse pagar por el posicionamiento web. Así, por ejemplo, un post cualquiera desde otra nación podría ser configurado para que sea visto por millones de personas en diferentes provincias de Cuba, mientras que otro con una visión diferente del suceso podría ser limitado hasta el punto de ser prácticamente invisible.
En la situación de nuestro archipiélago influyen muchos aspectos desfavorables, incluida la deficiente infraestructura. Otra de las desventajas es que el posicionamiento de nuestros sitios web, páginas y perfiles es solamente natural, o sea, fruto del trabajo, por eso resulta fundamental comprender mejor las dinámicas de las diferentes plataformas, conocer su funcionamiento y las maneras de llegar a sectores de internautas más diversos, a partir de lo atractivo de las publicaciones y alternativas sin pagos para rebasar nuestras burbujas, en lo cual las formas creativas y sugerentes son primordiales.
El país enfrenta obstáculos adicionales. Rema desde hace más de medio siglo contra problemas de diversas índoles y recibe altas dosis de castigo por su herejía revolucionaria. Como parte del bloqueo económico, desde 1962 se le prohibió el acceso a las telecomunicaciones y a equipos de computación de cualquier compañía o subsidiaria estadounidense. Solo a partir de 1996 se permitió el uso de Internet con fines de penetración ideológica y subversiva, como resultado de la Ley Torricelli. A eso se unen dificultades económicas para invertir en grandes dimensiones en la tecnología y el acceso a la red, más allá de todos los avances.
Tenemos mucho por hacer. Aquí ninguna página o perfil institucional en redes llega, por ejemplo, al millón de seguidores. A eso sumamos que muchos de esos contenidos suelen lograr débil alcance en otras regiones, y son consumidos casi totalmente por el público cubano, aunque resulta justo reconocer las buenas experiencias impulsadas en el sector de la cultura, especialmente durante los meses más recientes, con conciertos online y una presencia más intencional en el mundo hipermedia.
Debemos continuar diseñando más y mejores campañas comunicacionales también para el exterior, realizar más alianzas con artistas y organizaciones de otras partes del mundo que nos permitan llegar más lejos. Es preciso compartir más contenidos en otros idiomas, además del español, analizar estadísticas y readaptar el trabajo en función de lo que queremos, tener en cuenta los horarios más pertinentes para publicar según la hora a la que acceden nuestros públicos… En correspondencia con nuestros objetivos, se pueden tener en cuenta otros elementos como sus edades, sexo, ciudad donde residen…, información que brindan con facilidad las administraciones de páginas en las redes.
En todo ese contexto la fuerza de los argumentos y las formas atractivas de presentar los contenidos son indispensables. Desafortunadamente, en el caso cubano suelen apreciarse dos bandos opuestos, en el que algunos responden, sobre todo, con ofensas y visiones catastróficas y otros con criterios triunfalistas. Algunos hasta reciben dinero de fondos federales de EE. UU. para lanzar su veneno.
Proyectos gestionados y sustentados económicamente desde el exterior, incluidos diferentes sitios web con sus correspondientes extensiones en redes sociales, mantienen una activa labor alejados de la ética que debe acompañar siempre el ejercicio periodístico y comunicacional en general. Empeñados en mostrar una Cuba negra, tergiversan la realidad y presentan partes hiperbolizadas en su afán de cumplir una agenda impuesta sobre todo desde aquella nación norteña.
Son muchos los ejemplos de mentiras, ofensas y hasta amenazas en las redes contra líderes, artistas u otros profesionales. Nadie tiene el derecho de asumir ese tipo de actitudes en plataformas digitales, como tampoco en espacios físicos. La crítica, el debate o el criterio diferente nunca debieran ser confundidos con la bajeza ni el propósito de dañar.
Poco a poco, deberán ser más crecientes las estrategias de participación, gobierno y control popular en línea aquí, lo cual tendrá que ser acompañado por mayor infraestructura y un pensamiento más distante de lo tradicional.
Las ideas y los modos de hacer deben seguir renovándose, según los nuevos retos. El continuar atados, de forma excesiva, a ciertos convencionalismos es negar las nuevas potencialidades. La web y todo lo que implica se unen a viejos desafíos, que exigen pasos seguros, pero valientes. Tampoco se trata de intentar correr, sin tener la base necesaria.
Resulta esencial formar una mayor conciencia crítica sobre las dinámicas y formas de funcionamiento de las redes sociales, lo cual debe comenzar desde edades tempranas. Nuestros planes de estudios y todo el sistema de enseñanza en la nación debieran tener en cuenta esos elementos.
Conscientes de las campañas realizadas desde esas plataformas en contra del país, se necesita un protagonismo siempre creciente de los intelectuales, artistas, maestros, profesores universitarios, másteres y doctores en ciencias, periodistas, historiadores…, que aporten con sus criterios. Los medios tradicionales, con gran impacto en la sociedad, deben mostrar análisis cada vez más coherentes y desenmascarar con inmediatez los shows que suelen montarse de manera intencionada en esos espacios contra Cuba y algunos de sus hijos.
Aquí, como en todo el mundo, resulta necesaria la implementación de leyes para sancionar conductas en el entorno digital, teniendo en cuenta que las restricciones de las propias redes suelen ser indefinibles en muchos casos o demasiado generales. El hecho de que los comportamientos ocurran en esos espacios no exime a nadie de cumplir la ley en su Nación–Estado. Si bien al principio muchos defendieron el criterio de que el ciberespacio sería capaz de conformar su propia estructura regulatoria con eficacia, no ha sido así, en cierta medida por las dinámicas de funcionamiento que lo caracterizan.
Desde 1998, el investigador Jack Goldsmith indicó que los problemas legales planteados en Internet son, en esencia, iguales a los presentes en el espacio físico, los que además han sido solucionados por el campo jurídico, por lo tanto, el tratamiento no debe ser diferente. En ese sentido, varias naciones tienen sus marcos regulatorios definidos. ¿Acaso se permitiría un crimen, solo porque sea mediante Internet? ¿Por qué permitir entonces ofensas, amenazas y ataques a las personas o lo que representan, lo cual podría provocar daños de diversas índoles? Cualquier paso en ese sentido debe ser con mucha inteligencia, flexibilidad y fruto de la construcción de las amplias mayorías.
En las redes pululan los jóvenes y adolescentes. A los códigos hipermediales se suman también los predominantes en esas etapas, elementos importantes a la hora de concebir y compartir contenidos. Algunos internautas reflejan lo personal casi sin límites, de manera consciente o no, al compartir o consumir imágenes, música, videos…, sus momentos o motivos de más alegría y tristeza, y a la vez suelen segmentarse a partir de esos gustos, amigos en común y actitudes como en comunidades, a veces con muchas de las mismas personas que comparten en espacios físicos. Las explicaciones de por qué ocurre eso están en las propias dinámicas sociales y en los aspectos generales y particulares de los individuos. Facebook, por ejemplo, para muchos suele convertirse en una especie de barrio digital, con todo lo que eso implica en cuanto a comportamientos, reacciones, opiniones…
Resaltamos que los criterios de los ciudadanos en el mundo hipermedial, incluidos no solo los comentarios, deben ser tenidos en cuenta para el desarrollo de políticas en el país o su perfeccionamiento. Es posible continuar incrementando los canales de comunicación entre los diferentes niveles de dirección y los ciudadanos.
Para Cuba, Internet es también la posibilidad de aplastar mentiras y mostrar a internautas de todo el mundo su realidad. Eso no se logra con solo estar. Es importante situarse en la parte superior del iceberg.
Necesitamos articular estrategias a nivel de país con ese objetivo, incluyendo el aporte de la mayor cantidad de personas posible. La izquierda internacional tiene también en las redes una oportunidad tremenda para fortalecer vínculos y trazar caminos de conjunto. Líderes de movimientos sociales y otras personas progresistas de todo el planeta pudieran mantenerse comunicados por esa vía e impulsar más acciones colectivas. Sin dudas, Internet es fuente o reflejo de realidades, pero también de espejismos construidos en correspondencia con objetivos específicos, de lo cual debemos estar conscientes siempre.
En el engaño de pasar por arte, lo mediocre se vale de dos trampas: el maquillaje y el oportunismo.
-Hay derroche de ambos en el libelo anticubano llevado a video clip allá en Miami.
-Las luces de colores, el artificio informático, el acorde fácil y dos o tres famosos de paso por la moda musical de turno en el mercado, embadurnan la pésima factura de una pieza que se pretende política.
-Tal es el maquillaje.
¿Oportunismo?
-Todo cuanto sea capaz de pagar el dinero a raudales.
-Por eso los dobleces del que ayer decía otra cosa, la cobardía del grandulón que reveló tener «miedo» del Presidente; la desfachatez de posar junto a un vulgar «hablador con background», que yerra hasta cuando pide a Estados Unidos, para Cuba, fuego, bloqueo e invasión.
-Pero el colmo de la mediocridad, clímax de su ridículo, es que en el «tupe» de darse de originales, blandiendo lanzas contra la resolución cubana que es la consigna ¡Patria o Muerte!, echaron mano, como si fuera suya, a una expresión ya dicha por Fidel.
-Sí, Patria y vida proclamó antes el Comandante en Jefe, quien, por demás, con ejemplar humildad, aclaró que lo oyó a una diputada.
-Conversando con pioneros, el 23 de diciembre de 1999, había dicho el guerrillero:
«Voy a usar hoy una frase, no definitiva, porque nosotros no debemos renunciar a la idea de Patria o Muerte, ni a la idea de Socialismo o Muerte, y voy a decir como dijo una joven diputada en la Asamblea Nacional: ¡Patria y Vida! ¡Vida para ustedes es la que queremos!».
Vaya plagio el de aquellos ilusos que, por decir y cobrar al mejor postor el pregón con que venden la patria, terminaron repitiendo las palabras de Fidel. Tremendo fiasco ¿Se habrán leído el discurso?
Según la tradición aristotélico-tomista, la realidad es una y dada desde siempre, puesta en forma indubitable a la espera de que el ser humano se contacte con ella. De ese modo, la realidad existe independientemente del sujeto. Hay un esencialismo en juego: las cosas son lo que son, siempre, independientemente del contexto, de la historia. En este marco, según esta gnoseología tradicional, la verdad es la “adecuación del sujeto cognoscente con la cosa conocida” (Adaequatio intellectus et rei, decían los escolásticos medievales) “Ver para creer”, de acuerdo a la famosa fórmula de Santo Tomás de Aquino. La cosa, la realidad, está a la espera de que el sujeto se dirija a ella para aprehenderla y conocerla, por medio de sus sentidos y de la razón. Durante más de dos milenios, ésta fue la idea dominante en la tradición occidental, concepción que sigue prevaleciendo en el sentido común. El peso está puesto en la realidad objetiva.
Desde el Renacimiento europeo (siglos XV y XVI), a partir del cambio de paradigmas que se produjo en aquel momento, las nociones de realidad y de verdad varían. En el mundo moderno, dentro del nuevo ideal de ciencia copernicana, la realidad pasa a ser “construcción”; es decir, producto de la forma en que el sujeto se relaciona con la cosa. La realidad deja de ser una, única, inobjetable. Llegados al presente, con el desarrollo de un pensamiento que se descentra cada vez más de la realidad objetiva como garantía misma de su existencia dada por un supremo creador, con un pensamiento mucho más centrado en el sujeto, interesa fundamentalmente el proceso de “construcción” de esa realidad. Immanuel Kant se encargará de sistematizar esa visión (el mundo está “categorizado” por el sujeto; dios deja de ser garantía. Su “Crítica de la razón pura”, de 1781, es la definitiva acta de nacimiento de esta nueva concepción).
Los datos de las distintas ciencias (no solo las sociales; también las llamadas “exactas”, con la aparición de la física cuántica o la geometría fractal), a partir de una nueva epistemología que rompe vínculos con la tradición aristotélica, ponen el énfasis en la relatividad de la realidad: la misma es entendida como construcción, siempre con algo de azaroso, construcción histórica y, por tanto, cambiante, variada, en definitiva: relativa. El peso pasa al sujeto y a las relaciones que establece con la cosa. Así como una botella está medio vacía o medio llena, según el punto de vista con que se la considere, así comienza a entenderse esta nueva visión de la realidad. La realidad y la verdad dejan de ser un absoluto. Ya no hay ser supremo como garantía de nada.
Ambos elementos, realidad y verdad, entonces se construyen. No hay verdades absolutas. Aunque hayan obligado a retractarse a Galileo para no ser quemado en la pira por negar una verdad absoluta, su célebre frase cuando salió del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición lo dice todo: “eppur si muove” (“sin embargo, se mueve”). Incluso las ciencias llamadas “exactas”, que se suponen indubitables, hablan de una relatividad en juego. No hay verdades absolutas. La rigurosa física newtoniana, bastión del “avance” técnico del mundo moderno, hoy no sirve para conceptualizar —y operar— en la realidad contemporánea: para viajes a estrellas lejanísimas hay que generar una nueva física; ya no se puede viajar en el espacio tridimensional. Por tanto: la verdad es siempre histórica, relativa. Pero hoy, con el auge monumental de las nuevas tecnologías digitales, la misma noción de verdad cambia. No solo que la verdad es relativa: ¡ya no hay verdad! ¿En qué podemos confiar?, ¿qué podemos creer? La realidad parece esfumarse. ¿Cuál es la verdad? No la hay… O, en todo caso, según se nos informa ahora, “superamos” la verdad. Ahora hay post verdad.
Hacia la post verdad
Las comunicaciones, uno de los ámbitos que más creció y sigue creciendo vertiginosamente entre todo el quehacer humano en estos últimos siglos, construye un mundo nuevo. El capitalismo, desde sus albores, es sinónimo de comunicaciones, desde la navegación a vela a los viajes espaciales, desde la imprenta de Gutenberg a las actuales redes sociales, desde el telégrafo a los teléfonos inteligentes. El capitalismo que sale victorioso de la Guerra Fría levanta como una de sus banderas justamente este elemento: el mundo ha pasado a ser un terreno común a todos, absolutamente conocido, donde ya no quedan rincones inaccesibles. Los medios masivos de comunicación completan el panorama de un modo monumental. El auge del internet como red de redes comunicativas —super autopista informática— es la demostración palpable de que el siglo XXI constituye una aldea realmente globalizada. El panóptico es una realidad evidente (tecnologías digitales 5G, y 6G ya en camino), mientras la privacidad cede su lugar a un hipercontrol de los grandes poderes que lo saben todo, siempre y en cualquier lugar.
Con el final de la Guerra Fría y el triunfo del gran capital transnacionalizado, el discurso hegemónico —en su versión neoliberal— se siente en condiciones de decir lo que le plazca. Surgen así los mitos post caída del muro de Berlín, que nadie se atreve a contradecir. Los mitos (narración fabulosa, historia ficticia) son construcciones simbólicas, responden a momentos históricos, a coyunturas sociales puntuales, a tejidos del poder. “Fin de las ideologías”, “resolución consensuada de conflictos”, “pragmatismo”, “triunfo del posibilismo y la resignación”, “entronización del hedonismo”, creciente fetichización de la tecnología, “colaboradores” y no “trabajadores”, “responsabilidad social empresarial” reemplazando al Estado, son distintos elementos-baluartes que conforman los nuevos paradigmas. En esa lógica llegamos al patético absurdo de “post verdad”: no hay verdad o, más precisamente dicho, la verdad no importa.
La verdad, ya no como adecuación del pensamiento y la cosa sino como construcción (como “desocultamiento” dirá Heidegger), pero siempre como motor de la actividad humana, ahora sería prescindible, desechable. Pero, ¿qué es la “post verdad”? “La industria y manufactura de los mensajes que producen reacciones emocionales que son independientes de su relación con la realidad. (…) Una forma sistémica y manufacturada de la circulación de la información en los medios de comunicación” (Fernando Broncano). En otros términos: “La indiferencia por la realidad”, la desinformación llevada a su grado extremo, el reino del adormecimiento. Si se quiere: la construcción infinita de mitos, de relatos fabulosos sin ningún correlato con lo real, pero que sirven a alguien (por supuesto, no a las grandes mayorías, que son forzadas a “consumirlos”, sino a los grupos de poder, que son quienes los generan a su total beneficio).
Los medios masivos de comunicación, las redes sociales de internet con los net centers o troll centers operando mentiras organizadas, la promoción sin ninguna culpa de lo que actualmente se llama —con total tranquilidad y desvergüenza— fake news (noticias falsas), mantienen el mundo de la llamada “post verdad”. Se promueve abiertamente la indiferencia por los hechos reales y concretos, la desinformación llevada a su grado extremo, el reino del adormecimiento y de la superficialidad, la liviandad absoluta, la banalización en su grado máximo. La realidad no importa (puede ser un holograma, una realidad virtual), cuentan solo los efectos emotivos manipulados por contenidos aparentemente cognoscitivos. Interesa el efecto logrado: todo es hologramático, virtual, evanescente. De hecho, la economía dominante es una ficticia economía virtual, financiera, sin sustento efectivo en bienes materiales (por eso China, con una economía con base real está superando al mundo financiero de Estados Unidos). De ese modo, se va perdiendo la dimensión de dónde estamos, no se sabe si hay verdades firmes o sin asidero. La imagen (manipulada infinitamente con los actuales programas computacionales y técnicas de vanguardia varias, tal como muestran los videos que abren este opúsculo) borra el contorno entre realidad e irrealidad. Así surge esa vaga noción de post verdad.
Todo es posible, la vida es algo así como un sueño bien montado. O, para decirlo más claramente, esos poderes dominantes intentan construir un mundo social basado en esa deletérea evanescencia. La mentira se ha entronizado; la mentira pasó a ser parte fundamental de la realidad en que vivimos. ¡O que se nos hace vivir! Las redes sociales, amplias dominadoras de la cultura actual, permiten mentir sin límites, impunemente. Cualquiera puede tener 5,000 amigos (¿5,000 amigos? …, parece la canción de Roberto Carlos), cambiar indistintamente su identidad, su género, su imagen. La sensación implícita es que sí: ¡todo es posible! Claro…, en la virtualidad. Pero la vida no es solo virtual. El pan que falta en la mesa, o el cachiporrazo que da el policía al manifestante, no son virtuales.
Hoy día la sociedad de la información, por medio de sutiles herramientas, nos sobrecarga de referencias. La suma de conocimiento, o más específicamente: de datos, de que se dispone es fabulosa. Pero tanta información acumulada, para el ciudadano de a pie y sin mayores criterios con que procesarla, termina resultando contraproducente. Toda esta saturación y sobreabundancia de ¿información?, y su posible banalización, está inundando todo. Ya no hay criterio para saber qué es qué; los net centers cumplen a cabalidad su contenido (ello recuerda lo dicho hace casi un siglo por Goebbels, patéticamente actual al día de hoy: “Una mentira repetida mil veces se termina convirtiendo en una verdad”). De una cultura del conocimiento y su posible apropiación se puede pasar sin mayor solución de continuidad a una cultura de la superficialidad. Si la verdad no cuenta y solo importa la “post” verdad, ¿cómo orientarse? Las TICs (tecnologías de la información y la comunicación) permiten ambas vías: el pensamiento crítico y la más ramplona banalidad. En tal sentido, se ha hablado, entonces, de intelicidio (Mario Roberto Morales). Pareciera que las redes sociales contribuyen mucho a eso: el olvido (¿o la muerte?) del pensamiento crítico. Los filtros y los distintos dispositivos informáticos existentes permiten falsear/procesar/manipular la realidad a punto de hacer desaparecer la verdad: no hay verdad, hay solo post verdad. Es decir: una pura ilusión. En la virtualidad se puede ser y hacer cualquier cosa. ¿Cuál es la verdad? No importa: solo importa el efecto que se logra con estas realidades virtuales técnicamente bien manipuladas: soy gordo pero aparezco delgado, tengo arrugas pero aparezco con rostro lozano, soy calvo pero aparezco con melena, no sé qué decir pero opino cualquier cosa sin la menor vergüenza, un mago prestigioso hace “desaparecer” la estatua de La Libertad en Nueva York, y las mentiras bien montadas edifican un mundo virtual/real en el que nos movemos sin aparente posibilidad de salida. La opinión política, el análisis pormenorizado, la reflexión profunda se ven reemplazadas por un tuit de 280 caracteres.
A la ideología capitalista neoliberal dominante todo esto le es perfectamente funcional. Cuanto menos se piense, cuanto menos se critique: mejor. Las nuevas generaciones han sido moldeadas en esa matriz: pareciera que los poderes se encargaran de hacer creer que la verdad sobra. No hay verdad, todo se esfuma, se diluye. La pregunta que persiste es: ¿así será el futuro? Mejor si construimos un futuro donde la verdad cuente.
La patria no está en los bolsillos en forma de moneda manoseada, ni escrita en contrato con la ruindad, ni en alianzas para denigrarla y destruirla. La vida no está en disfraces incapaces de ocultar la miseria espiritual, antesala y vitrina de todas las miserias.
Ni fama ni talento (o su carencia) ni glorias imaginadas viven en likes ni en vistas de Internet, ni reales ni pagadas. La mano sincera no acompaña puestas en escena donde no hay patria ni vida. La voz, las manos, los sueños, la historia que tiene nombres y apellidos de cubanos honestos, nos hace saber que Patria o Muerte siempre ha sido bandera por la vida.
Como un canto a la autoignominia puede calificarse el video de la canción que acaban de lanzar varios artistas cubanos residentes en Estados Unidos junto a miembros del llamado movimiento San Isidro en La Habana.
El tema ideado por el miembro de Orisha, Yotuel, e interpretado, además, por Gente de Zona y Descemer Bueno, como era de esperarse, no pasa de ser una instrumentación, en tono urbano, de los clichés que la propaganda anticubana de Miami esparce a los cuatro vientos todos los días en decenas de páginas en internet dedicadas a denigrar a Cuba.
Hasta el propio título de la canción resulta un desatino, si se tiene en cuenta la participación en el video del presunto rapero Maykel Osorbo, perteneciente al Movimiento San Isidro, a quien toda Cuba pudo ver, en una directa transmitida recientemente por el Noticiero de la Televisión Cubana, pidiéndole al expresidente Donald Trump una invasión militar para borrar a la Isla de la faz de la tierra.
¿Será esa la vida que nos prometen sus autores tras el tan deseado cambio de régimen para cuyo fin se escribió el tema?
«Patria y vividores» habría sido, sin dudas, un título más apropiado, si se tiene en cuenta que algunos de sus intérpretes, como es el caso de Gente de Zona y Descemer Bueno, se «dieron cuenta de la verdad de lo que ocurría en Cuba» luego de sucumbir al chantaje del vocero en Youtube de la mafia anticubana de Miami, Alexander Otaola, quien les bloqueó el acceso al mercado musical miamense.
Alexander Delgado y Randy Malcom (Gente de Zona), acusados por el gran pecado de celebrar la presencia del Presidente cubano en uno de sus conciertos en La Habana, en una muestra de vergonzosa «libertad», que curiosamente «no los dejaba ser ellos mismos», acabaron pidiendo perdón, a lágrima viva, en un programa de la televisión de Florida por no haberse dado cuenta antes de la «verdad» del sufrimiento del pueblo cubano.
En una directa para lanzar el video de marras, Delgado aseguró que quería dejar claro que «nosotros no somos pagados por nadie. Nosotros no tenemos ningún partido, no pertenecemos a ningún partido, simplemente estamos hablando a nombre del pueblo».
¿Tendrán al pueblo metido en sus bolsillos?
Deberían tener un poco más de decencia y no justificar el egoísmo de su cobardía en nombre del pueblo cubano. Resultaría mucho más honesto y comprensible, si simplemente aceptaran haber sido manipulados, entre presiones y promesas de villas y piscinas, por el partido de la mafia anticubana que gobierna Miami para ser usados como voceros contra el mismo pueblo que hoy dicen defender.
Por otro lado, nada resulta más manido que las promesas de cambio y finales de régimen que, según aseguran, inspiran la canción. Deberían preguntarle a Willy Chirino cuán ridículo se puede sentir alguien cuando se da cuenta de que la política, ni siquiera la más barata, tiene que ver con profecías al estilo de Walter Mercado.
La escena es patética y pretende emular, nada menos, que con otra sagrada de la Historia cubana: Yotuel, el joven artista mulato que dice haberse sentido más discriminado en la Cuba revolucionaria que en una antigua metrópoli de su tierra, pretende autoproclamarse el Perucho Figueredo del siglo XXI.
En su triste petulancia confunde una vulgar poltrona donde delira ingenuidades sobre su país con la briosa silla de montar del autor de La Bayamesa.
Confunde nada menos que al Bayamo del 20 de octubre 1868, la ciudad jubilosa en la que el pueblo pide ponerle letra a la música que recogerá para siempre su grito de libertad, con una guarida del odio recalcitrante y carnavalesca.
No ha tenido tiempo de aprender que los pueblos que se deciden por su libertad, como los de la rebelde ciudad oriental, prefieren quemarlo todo antes que entregar su dignidad.
Desconoce la grandeza de la renuncia cuando una causa honrosa lo justifica y lo merece, como aquellos patricios que calcinaron su bienestar por la riqueza mayor de su Patria. Por ello pretende despojar al pueblo cubano de su Himno glorioso para ponerlo a corear una guaracha anexionista e indigna.
Tal vez así alcance un merecido pago: que el acompañante del sainete le premie con unos buenos días desde su «Rancho», sin preguntarse siquiera: ¿obtenido cómo?
Desde La Bayamesa, de Céspedes, Castillo y Fornaris, escrita en 1851, hasta Me dicen Cuba, en la que Alexander Abreu insertó, en medio del son trepidante, las notas del Himno de Bayamo, la Patria ha sido cantada una, diez, mil veces, en sus más limpias y entrañables esencias. Porque un pueblo con música en el alma expresa su sentido de pertenencia en el arte que mejor lo representa.
Contra esa tradición, permanentemente actualizada, se estrellará todo intento de pervertir sentimientos y erosionar convicciones mediante operaciones como la que, desde Miami –¡dónde si no!– hace pocas horas comenzó a circular.
No hay intenciones ocultas. El texto apuesta sin disimulo por la restauración capitalista y el derrocamiento del poder revolucionario. Al reseñar el lanzamiento, servido por los canales de comunicación al servicio de la subversión, la agencia EFE resaltó esos objetivos: «La canción es abiertamente contraria al Gobierno de Cuba y a sus políticas».
No hay argumentos, sino una retahíla de lugares comunes al discurso anticubano: una Cuba dictatorial donde predominan la mentira, la represión, la tortura; una dictadura sin apoyo popular («ya ustedes están sobrando, ya no les queda nada, ya se van bajando, el pueblo se cansó de estar aguantando»).
No hay siquiera el más mínimo atisbo de ingenio, ni una pizca de inteligencia en la burda conversión del lema Patria o Muerte, en Patria y Vida, título de la diatriba. Como si la defensa de la vida, de la libertad, de la resistencia, no encarnaran en la consigna que nos acompaña desde la despedida a las víctimas del sabotaje al barco La Coubre.
Tampoco sorprende la alianza de los protagonistas. Famosos, alguno que otro con talento formado en nuestro sistema de enseñanza –aunque se sabe que la fama y el talento no son sinónimos–, aupados por las corrientes de moda dentro de esa franja que se ha dado en llamar música urbana, tuvieron éxitos comerciales en Cuba.
Hasta que, deslumbrados por el afán de mayores réditos, seducidos por la farándula floridana vinculada a la industria anticubana, y con cuentas mal sacadas acerca de la capacidad de resistencia de los suyos ante las brutales embestidas del trumpismo contra nuestro pueblo, rasgaron sus vestiduras y evidenciaron la precariedad de sus principios éticos, si es que tuvieron.
Entonces, cómodamente instalados en Miami, comenzaron a vociferar, denostar, despotricar y reescribir sus historias personales. Uno de ellos borró de su memoria los versos que cantó en 2016: («regreso a la cuna que me vio nacer / regreso a ese barrio que me vio correr / lo que fui, lo que soy y seré por mi isla bella»); otro, como para no dejar dudas de su catadura moral, renegó de haber saludado en un concierto al Presidente de la República de Cuba («fue un error… sentía miedo»), y un tercero, alentado de seguro por un subidón alucinógeno, amenazó con venir a «dar machete» contra los gobernantes.
En esto último se emparenta con un invitado a participar en el show: el delincuente que en La Habana pidió a Trump «fuego, fuego y fuego pa’ que esto se acabe»: bloqueo e invasión contra Cuba. El fuego que en el video quema una bandera cubana. El fuego de la vileza con que intentan enlodar en la letra la memoria de Martí y el Che. El fuego contra la Patria, contra la vida.
Bueno será retener en el corazón las palabras escritas por Martí a un compatriota en 1886: «La Patria necesita sacrificios. Es ara y no pedestal. Se le sirve, pero no se la toma para servirse de ella». Y hacerlas acompañar por una banda sonora que incluya, entre otros temas, la Pequeña serenata diurna, de Silvio Rodríguez.
“Patria o Muerte, Venceremos” es nuestro grito de combate.
“Patria y Vida” es fiebre patriotera, reflejo kitsch de la canción protesta…
Ya se había encargado de publicitarlo, aunque escurrían que era una sorpresa; sobre todo el de la “pacificancia”, el que pidió “fuego, fuego y fuego pa’ que esto se acabe”, una invasión yanqui para Cuba. El Orsorbo lo estuvo vendiendo, con bombo y platillo hace varias semanas. Y finalmente fue un recalentado del recalentado “Ojala pase”.
La Patria, para Yotuel no merecía otra cosa que reciclar. Por eso el primer minuto, un tercio del tema, es la copia de aquel “acto de paristismo”: la misma introducción musical, Malcon el de Gente de Zona (GDZ) repite la estrofa introductoria que antes cantó Roldan, y el destructor de Orishas, su mismitico párrafo panfletario. Con el discurso que ya había escupido en “Isomnio” y en varias entrevistas, con las mismas acusaciones que la mafia miamera; de 60 años aunque se anuncien del 2020.
Para estos “famosos” solo bastaba juntarse, apostar por sus enganchados seguidores. Por eso, durante la presentación de “Patria y vida”, su preocupación era, ¿cuántos están conectados?, ¿se escucha por Instagram? Y el “compartan, compartan…” su convocatoria más sincera. Para eso son de la “farándula de Miami”, para eso son aspirantes a millonarios, la mercancía más funcional entre las producidas por las élites capitalistas, la que produce mayor plusvalía subjetiva. Son fetiches del negocio de la música con el deseo de reproducir, de copiar a las élites burguesas; con sus apetencias, sus consumos de lujo y sus marcas de triunfadores. Por ello los premian, espectacularmente, por exhibir sus cuerpos e intimidades, por ostentar sus consumos en el mercado de los likes, los views y los followers.
Estos números, normalizados como índices de éxito, son la constancia de que se reproducen sus apetencias; por miles de adoradores, por miles de amaestrados a obedecer, por “voluntad” contagiosa. Porque se adora lo que se considera superior o exitoso, los dioses, el rey, los “famosos”. La internalización de su inferioridad es la conciencia del adorador y su doctrina, imitar a los que los dominan y a los “rentistas del cuerpo”. En el siglo XIX, la adoración por la corona española o el Imperio yanqui produjo autonomistas, reformistas y anexionistas; hoy produce y reproduce seguidores de influencers, de millonarios y famosos de “la Yunai”, como El Orsorbo y El Funky.
Ese es su partido y es su franquicia, la que le asignaron los que controlan la maquinaria y el libreto, el poder WASP. A los que sirven, pero jamás podrán alcanzar, por sus marcas de origen: sin linaje, negros, y nacidos en el Sur. Son “aldeanos” colonizados por las élites neoliberales, apuntan a la “dictadura” de Cuba, pero no cuestionan las reglas que dictan los CEOs de la Sony, YouTube o a la Magnus Media. Hablan de política, pero de la política de acá; jamás lo verán juzgar al gobierno federal o de La Florida por el mal manejo de la epidemia del COVID-19, criticar a la policía de allá cuando le disparen por la espalda a un afrodescendiente o a un latino, ni volverán a criticar el cruel bloqueo con el que por más de medio siglo han intentado trancar el dominó en el país donde nacieron.
Como buenos aspirantes a millonarios, se creen con el poder de decretar. “Esto va a ser un himno”, dijo Yotuel; lo mismo que cuando “Ojalá pase” y cuando “Ámame como soy yo”. “Esto va a marcar un antes y un después en nuestra carrera”, repitió por n-vez el ronco Alexander. “Esto se acabó” corean todos en el retitulado panfleto, como vociferan también en las redes sociales los pupilos de Gene Sharp: “matemáticamente la dictadura se acabó”, así decretó a finales de año 2020 el autoproclamado “artista” Luis Manuel Otero, quien también aparece en el audiovisual.
Pero el mercado pone todo en su lugar. Por eso en los créditos del video, son Yotuel, Gente de Zona y Descemer los que están arriba y sus adoradores, sin trade mark, abajo. Por eso, el realizador del video de “Patria Vida”, tiene que apurarse y gritar a los cuatro vientos su reversión a anticomunista, desarrollar su papel de iluminado por Miami. Tuvo que llegar a aquel pantano le abrió los ojos, le confesó a Carlucho; codearse con la farándula de allá le develó la verdad que antes no veía, o que según dice tuvo miedo de expresar. No dio tiempo a que le doblegaran las piernas como a Descemer, Alexander y Malcon. Como ellos, es aspirante a millonario; así lo confesó en su muro de Facebook, el día de su cumpleaños.
Asiel Babastro fue el mismo que realizó el video de “Ámame como soy Yo”. Por eso es posible encontrar los mismos recursos formales y la misma retórica visual, la misma pretensión de contagiar emociones, mixturando símbolos. Solo que ahora se concentra en el fuego. No solo quema el rostro de José Martí, a quien recurre otra vez para resignificarlo, sino también un podio, como los que usaba el Comandante en Jefe. Los primeros fotogramas son bien elocuentes de esas nuevas conjunciones por las que apuestan: Martí y Washington, Cuba y USA, que enmascaran con ese “Patria y Vida”.
“Ya no gritemos ‘Patria o muerte’ sino ‘Patria y vida'”, rapea mientras sobreactúa el líder de GdZ, una frase que le puso en la boca Yotuel. Con esa mueca de cambiar la disyunción por la conjunción, la han estado vendiendo como el gran gesto, la gran subversión simbólica que tumbará a la Revolución Cubana. Sin embargo, no han nada novedoso en su propuesta, ni la disyunción que pretenden borrar es un invento de Fidel, de la Revolución Cubana.
Se ha recordado en las últimas horas, que el propio Comandante en Jefe concluyó con esta frase, un encuentro con pioneros que habían custodiado la entonces Oficina de Intereses de los EE UU., el 23 de diciembre de 1999. La había empleado antes un joven diputada. Como rememoróel líder histórico de la Revolución, el 5 de marzo de 1960, la lucha de la generación del centenario por la definitiva independencia, se desarrolló bajo la disyuntiva mambisa de “Libertad o Muerte”, y solo después del Triunfo Revolucionario, cuando la Patria comenzó a significar mucho más que libertad asumimos la que nos ha llevado hasta aquí, la de “Patria o Muerte”. Esta hereda, además, la equivalencia enarbolada por los bayameses aquel 20 de octubre del 1868, y que gritó meses después el autor del Himno Nacional Perucho Figueredo, antes de ser fusilado en Santiago de Cuba: “Morir por la patria es vivir”.
No es la primera vez que Yotuel se muestra como un ignorante político y desconocedor de nuestra historia o que se comporta en el marco mercantilista, con el que significa hasta la creación del grupo que lo llevó a la fama. Hacer Orishas- contó en una directa con Eliecer Ávila- fue un emprendimiento en el “negocio de la música”, “ellos vendieron una idea y alguien la compró”. Porque, “todo en la vida es un negocio, todo, desde el hospital que escogemos para dar a luz, todo tiene marketing y es un negocio…” “¡Hasta el presidente que elegimos! si tiene un buen marketing” – añadió.
Para eso les servirá “Patria y Vida”, como jugada de mercadeo. Será otra fiebre patriotera que sumaran al styling de su mercamúsica. Reflejo kitsch de la canción protesta y otra muestra del pastiche y de la esquizofrenia que, como planteó Fredric Jameson, distinguen al posmodernismo. De un “todo vale”, que deviene en un “vale todo” en lo estético y en lo ético. Asó lo resume Luis Brito García en su libro El imperio contracultural: del rock a la postmodernidad, es una divisa común de la posmodernidad y también de su modo de hacer y valorar el arte. Un “todo vale, porque ya nada vale. Si acaso, cuesta”. Del declinar del arte a los halagos del mercado, y de la estética, al más efímero de los metarrelatos: el de la moda”. Y en Miami, ya sabemos, la moda es el anticastrismo mediático.
Lejos de hacer el bien o de darle voz a la mayoría cubana, este autoplagio de Yotuel, secundado por otros doblegados y colonizados por la Yunai, servirá para azuzar odios y dividirnos en bandos políticos, éticos y estéticos. La Patria no los contemplará orgullosa.
Por lo pronto, en esta orilla se ha levantado una gran ola de repulsa y de reafirmación patriótica. Pues para la mayoría de los cubanos, como comentó un compañero de estudio, Orlando Serrano, “Yo-tu-el, no quiere decir `Nosotros´”. Y ninguno de ellos porta el valor de los mambises, dispuestos a ser libres o morir.
Gente de Zona, Descemer Bueno y Yotuel Romero nos llaman a la rendición desde Miami. Hablan de “Patria y Vida” en una canción que ha empezado a circular en las redes sociales de Internet, acompañados del individuo que hace apenas tres meses le pidió a Donald Trump una invasión contra Cuba. Defendiendo su espacio en las disqueras de ese enclave, que controla el ultrarreaccionario matrimonio Estefan, intentan legitimar una construcción simbólica de tinte anexionista. Vale recordar cómo construyó nuestra nación la frase que tanto temen, a pesar de sus rostros y gestos belicosos.
El 10 de octubre de 1868, en Demajagua, Carlos Manuel de Céspedes se dirigió en nombre de la vida a la multitud de patriotas reunida para levantarse en armas contra el poder colonial español: “No nos extravían rencores, no nos halagan ambiciones, solo queremos ser libres e iguales, como hizo el creador a todos los hombres”, dijo en su estremecedora arenga. Al terminar, llamó a sus esclavos a filas (53) y después de proclamar su libertad los convocó a marchar unidos para emancipar a la patria como combatientes del Ejército Libertador que durante 10 años se mantuvo en la manigua al grito de “Independencia o muerte”.
El 19 de mayo de 1895, en Vuelta Grande, Martí arengó a unos trescientos combatientes del Ejército Mambí, congregados para escucharlo: “Por la causa de Cuba, dejaré que me claven en la cruz”, expresó. No se trataba de un suicida, era un hombre de gran sensibilidad, un poeta y un revolucionario que amaba la vida; tanto, que no tenía reparos en morir por ella. Pero a diferencia del Padre de la Patria, Martí lanzaba a los cubanos a pelear contra el poder colonial y también contra el acechante imperio yanqui. Unas horas antes lo había confesado a Manuel Mercado: “…ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso”. Sabía difícil la lucha, pero creía en la victoria. Así lo proclamó ante aquella masa que lo escuchaba inflamada: “Sobre las filas heroicas la bandera de Cuba abatirá al opresor”. Apenas dos horas más tarde cayó en combate.
Cuba debió sufrir la vergüenza de 60 años bajo la sombra neocolonial del gigante de las siete leguas que nos desprecia. Hasta que llegó Fidel y mandó a parar. Lo ensayaron todo para desvirtuar su victoria, desde el apoyo financiero y en armas al sanguinario Fulgencio Batista, hasta la posibilidad de una invasión con los marines que impidiera la victoria rebelde. Era tal el rechazo a la injerencia yanqui entre los cubanos y tan masivo el apoyo popular a los barbudos de la Sierra Maestra, que ellos mismos se llamaron a la calma. Pero a partir del mismo enero de 1959 comenzaron la guerra; primero con sutileza, luego sin el menor recato. Bloqueo, terrorismo de Estado, cerco político, campañas difamatorias, todo lo ensayaron.
La Habana se estremeció el 4 de marzo de 1960, cuando estalló el barco La Coubre, cargado de armas, como consecuencia de un sabotaje de la CIA. Durante el sepelio de las víctimas Fidel pronunció por primera vez una frase que sintetiza el legado de Céspedes y Martí: “Patria o Muerte”.
Tres meses más tarde, en el discurso pronunciado el 7 de junio en el acto de clausura del Primer Congreso Revolucionario de la Federación Nacional de Trabajadores de Barberías y Peluquerías, completó la consigna: “…los que tenemos el privilegio de jugar este rol que Cuba está jugando en la historia de este continente, sabremos estar a la altura de las circunstancias, con la seguridad de que venceremos, vencerá nuestro pueblo; ¡cueste lo que cueste, vencerá nuestro pueblo! Porque sus hijos están decididos a defenderlo, porque sus hijos tienen el valor, el patriotismo y la unión que en una hora como esta se necesita, porque sus hijos han dicho: ¡Patria o Muerte! Y han dicho ¡Patria o Muerte!, porque esa es la consigna de cada cubano. Para cada uno de nosotros, individualmente, la consigna es: ¡Patria o Muerte!, pero para el pueblo, que a la larga saldrá victorioso, la consigna es: ¡Venceremos!”.
Han pasado 60 años y a solo dos meses del congreso de nuestro Partido, esa frase de estirpe mambisa cobra más sentido que nunca frente a quienes anhelan a la patria rendida a los pies de un imperio que el día que nos suponga debilitados y con la mirada en el piso, no tendrá reparos en pulverizar nos y hundirnos en el mar, para silenciar hasta la eternidad el símbolo. Ante la memoria de nuestros abuelos y padres, le recordamos de una vez y por todas: “Cuando hay hombres sin decoro, hay hombres (y mujeres) que llevan en sí el decoro de muchos hombres”.
¡Patria o muerte! ¡Venceremos!
(Texto tomado de su perfil en Facebook)
En el sepelio a las víctimas de la explosión del buque “La Coubre” donde pronuncia por primera vez la consigna de “Patria o Muerte”, el 5 de marzo de 1960
Fidel junto a Osvaldo Dorticós, Ernesto (Che) Guevara y otros dirigentes de la Revolución durante la marcha por las honras fúnebres de las víctimas del atentado al vapor “La Coubre”, el 5 de marzo de 1960. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas.
En el sepelio a las víctimas de la explosión del buque “La Coubre” donde pronuncia por primera vez la consigna de “Patria o Muerte”, el 5 de marzo de 1960. Fuente: Prensa Latina/ Sitio Fidel Soldado de las Ideas.
Fidel pronuncia discurso en las honras fúnebres de las víctimas de la explosión del barco “La Coubre” donde pronuncia por primera vez la consigna de “Patria o Muerte”, el 5 de marzo de 1960. Foto: Alberto Korda/ Sitio Fidel Soldado de las Ideas.
El mundo está en Internet al alcance de todos y en tiempo real. Para nadie es un misterio que las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) constituyen el agente de socialización y de transferencia cultural más importante en este nuevo milenio. El estar conectado a las redes se ha convertido en una necesidad, en un mecanismo a través del cual las personas adquieren conocimientos e información sobre su entorno social y construyen su perspectiva del mundo y de lo cotidiano. El efecto de las redes se ha vuelto tal que no interactuar en ellas prácticamente es considerado un sinónimo de “no existir”. Estar online implica en esencia estar visible, y esta visibilidad es lo que garantiza la inclusión en un mundo cuya representación se ha desplazado de lo palpable a lo comunicable (Winocur, 2009).
Disímiles han sido los cambios que ha suscitado la irrupción de las redes sociales, reconfigurando mapas mentales, concepciones, lenguajes y formas de interacción; pero sin lugar a dudas, uno de los más notables ha sido el de erigirse como la base de exhibición de contenidos asociados a la vida privada. La propia forma en que están constituidas como espacios de intercambio de todo tipo de información personal genera un móvil para que sus consumidores se sientan motivados a mostrar la mayor cantidad de referentes posibles y añadir el mayor número de contactos. Es decir, su propia dinámica de funcionamiento enuncia un deseo de evasión de la intimidad, una tendencia de presentarse ante los otros y de forzar voluntariamente los límites de lo que es mostrable y lo que no.
Contrario a lo que ocurre en la vida cotidiana, donde ciertos ámbitos y tiempos nos indican dónde comienzan y terminan los espacios público y privado (como el de adentro o afuera de la casa, las puertas de las habitaciones, el cuerpo desnudo o vestido), en la realidad marcada por la virtualidad estos ámbitos han perdido su eficacia simbólica para establecer los límites. A diferencia de los espacios offline, en donde el sujeto se traslada en un medio social específico y sincrónico, en el área virtual el tiempo y el espacio no son simultáneos, y hacen que los individuos puedan moverse en escenarios diacrónicos y sincrónicos, divergentes y convergentes, únicos y múltiples a la vez. Consecuentemente, para las nuevas generaciones, los secretos, los estados anímicos, los pensamientos ocultos, los momentos de introspección, las decisiones personales y los actos pudorosos ya no denotan una separación estricta y dicotómica entre lo público y lo privado.
Un factor que ha influido en que la línea entre lo que es de interés para todos y lo que solo concierne al individuo se vuelva cada vez más delgada y frágil ha sido la globalización neoliberal. Precisamente las redes sociales de Internet constituyen uno de los principales vehículos de este fenómeno. La globalización ha afectado los marcos de referencias para pensar, construir y actuar en la esfera pública. La mundialización de los estándares de moda, de los estilos de vida de las figuras públicas, de imaginarios ligados a músicas e imágenes, ha generado cambios en las percepciones de los consumidores en cuanto a qué mostrar de sus propias vidas. La desterritorialización de las fronteras físicas y culturales se ha traspolado a las propias representaciones subjetivas individuales y colectivas. O sea, la transgresión de lo local y lo nacional a escala general también ha tenido un impacto en cómo se entiende y se vive lo público y lo privado a nivel particular, lo cual se ve reflejado en la información que se publica y comparte en las redes sociales.
El escenario descrito hasta aquí alerta sobre la importancia de recalcar que el uso de estos medios no solo tiene beneficios de comunicación e intercambio entre individuos, sino también originan problemas de privacidad y falta de confianza en la veracidad de las informaciones. Entre los riegos más comunes asociados al uso de las redes se destaca el incremento de pederastas y delincuentes, la subversión política-ideológica contra otros países, la comercialización por las trasnacionales de datos personales de sus usuarios, así como el empleo de estos con fines militares por agencias como la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y el FBI (Buró Federal de Investigaciones) (Castillo, 2013). En el plano individual, uno de los principales peligros que evidencian las redes sociales actuales es la manipulación de perfiles de usuarios. La información pública en Internet está disponible para todo aquel que decida llegar a ella, eso supone muchas ventajas, pero también incide en tomar precaución para así proteger la privacidad de la información y no sufrir las consecuencias negativas de un uso inadecuado de la red.
Sin embargo, el plano tecnológico no es el único en el que se aprecian los resultados perniciosos de un mal manejo de las TIC y de las redes sociales específicamente. No son pocos los autores que han advertido sobre los efectos negativos que genera en los propios usuarios el uso excesivo de dichos canales (Hernández, 2013; Arab y Díaz, 2015; Mejía, 2015; Cueva, 2015; Peñafiel, 2016, entre otros). Según los expertos en la temática, la adicción a las redes sociales es producto de males emocionales como el aburrimiento, la soledad, la ira, la falta de aceptación, entre otros. Este fenómeno incide en el descuido de las actividades importantes como el contacto con la familia, las relaciones sociales, el estudio y el cuidado de la salud (Echeburúa y de Corral, 2010).
Hay argumentos a favor y en contra de la tecnología, pero es evidente que el exceso de esta tiene una influencia perjudicial, ya que reduce las habilidades de comunicación cara a cara, la interacción social, la productividad y, por lo tanto, las personas pasan menos tiempo offline con sus semejantes, experimentando más estrés, depresión, sentimientos de soledad y ansiedad (Bermello, 2016). Es decir, se convierte en un círculo donde tratar de lidiar con emociones indeseadas a través del refugio en las redes de Internet solo genera un aumento de lo que se intenta superar. En este sentido, los jóvenes y adolescentes constituyen el grupo social que ha captado el mayor interés y preocupación de los cientistas sociales en el abordaje del impacto de los usos de las redes sociales en la vida del sujeto, en tanto es el período en el que el individuo se desarrolla hacia la adquisición de la madurez psicológica, a partir de construir su identidad personal, lo que la hace una de las etapas más susceptibles de sufrir conductas adictivas u otros trastornos psicológicos relacionados con la exposición excesiva a alguna de las aplicaciones de las nuevas tecnologías.
Uno de los ámbitos principales en que se ha visto reflejado lo antes expuesto es el educativo. Si bien las redes sociales pueden funcionar como herramientas integradoras que complementen el sistema educativo, en tanto contribuyen en el autoaprendizaje (brindan acceso a múltiples recursos y materiales educativos en cualquier tiempo y lugar, lo que permite una mayor flexibilidad de estudios, además de motivar la iniciativa en la profundización de temas trabajados o la búsqueda de otros nuevos que sean de interés para los estudiantes), fomentan las competencias en el dominio computacional, facilitan la comunicación tanto entre alumnos como entre alumno-profesor, reducen el tiempo de aprendizaje en comparación con el proceder tradicional, potencian la socialización y retroalimentación del conocimiento, favorecen el acceso a otras fuentes de información que apoyan e incluso facilitan el aprendizaje constructivista y colaborativo y posibilitan el contacto e intercambio cognitivo con expertos, haciendo que el proceso de enseñanza se desarrolle en un ambiente más dinámico. También hay que ser sumamente cuidadosos con los usos y los tiempos de interacción que sostienen los adolescentes y jóvenes en las redes sociales.
El mal uso de dichos canales puede generar efectos nocivos en el rendimiento académico. Los comportamientos de apego a los celulares, tabletas o computadoras, absorben gran parte del tiempo que los estudiantes deberían dedicar a sus estudios y tareas escolares, reduciendo su eficiencia educativa y sus habilidades de intercambio social en la escuela. La gravedad del incorrecto manejo de las redes sociales es ilimitada, porque no solo llega a afectar en su comportamiento al alumno, sino también los procesos cognitivos, al enfrentarse a problemas académicos: desmotivación, desinterés, falta de concentración, bajo desempeño, disminución de las calificaciones, inasistencias a clases, etc., lo cual provoca un deficiente nivel educativo (Morocco: 2015).
Cuba no se ve exenta del impacto de esta realidad. A pesar de sus limitaciones, el gobierno cubano ha realizado enormes esfuerzos por mantenerse a la par de los adelantos tecnológicos que han surgido a escala global (Morejón et al., 2019). En febrero de 2020 el ministro de Telecomunicaciones Jorge Luis Perdomo Di-Lella expuso los avances alcanzados en el proceso de informatización de la sociedad, el cual constituye una política de Estado que queda reflejada en los documentos del VII Congreso del Partido y los Lineamientos. El funcionario destacó que en 2019 se alcanzaron más de 6 millones de suscriptores de telefonía celular, de los cuales utilizaron el servicio de Internet a través de datos móviles alrededor de 3,4 millones de usuarios. En ese mismo año, crecieron en 229 las áreas colectivas de acceso a Internet, llegando a exceder las 1500 zonas Wifi y las 650 salas de navegación (Figueredo, 2020).
En este contexto social y tecnológico, en el que las vías y el cúmulo de información a las que se tienen acceso se multiplican y diversifican, los adolescentes cubanos hallan nuevas formas de interacción y encuentran el ciberespacio como una dimensión comunicativa que día a día va ganando en preferencia (Castillo, 2019). Los adolescentes de hoy son los futuros profesionales de mañana, y depende de su formación el relevo en este proceso de construcción de una mejor sociedad, formada en valores y en la adecuada gestión de conocimiento. Es por ello que los investigadores sociales cubanos también han orientado sus esfuerzos al análisis de los usos que hacen sus adolescentes y jóvenes de las redes sociales, así como sus ventajas y desventajas en la vida académica. Referente a ello, algunos de los resultados obtenidos han sido:
La red online más usada por los adolescentes y jóvenes cubanos es Facebook.
La motivación principal que exponen en el acceso a esta red es para estar en contacto con amigos y familiares que no ven con frecuencia.
Los fines académicos quedan relegados a un plano secundario. De manera general, el intercambio de fotos, música, videos y juegos son los usos más frecuentes que hacen de las redes sociales. Es decir, se emplean preferentemente para el entretenimiento.
Por otra parte, cuando el punto de mira se traslada a la Universidad, se puede apreciar que esta institución constituye un espacio de socialización que responde a las demandas del mercado de trabajo y a la formación de competencias en función de las necesidades económicas, políticas y sociales del país. Entre las capacidades competitivas que se forman en dicho ámbito encontramos la innovación, el uso intensivo del conocimiento y el manejo y control de las tecnologías e Internet. No obstante, la exigencia en el nivel terciario de estas habilidades puede llegar a constituir un arma de doble filo, generando desigualdades en cuanto a la tenencia de medios tecnológicos indispensables para adecuarse a una Educación Superior altamente digitalizada, pero que no cuenta con los recursos básicos para soslayar las diferentes condiciones de partida de su estudiantado; lo que a su vez, coloca en una situación ventajosa a determinados grupos sociales por su composición socioeconómica en la permanencia en este nivel educativo.
De este panorama no se puede excluir la educación en Cuba, donde si bien el ingreso a las instituciones es gratuito, existe un conjunto de servicios que han de ser satisfechos para que los jóvenes puedan desarrollarse académicamente, entre ellos el acceso a recursos tecnológicos e Internet. Según investigaciones recientes, un requerimiento indispensable para que el estudiantado logre acceder a la información es poseer medios tecnológicos, ya que el mayor cúmulo de contenidos actualizados se encuentran en formato digital y/o deben ser descargados de Internet, mientras que la bibliografía física no satisface la demanda o bien es arcaica. Asimismo, nuevas tendencias como la conformación de grupos de WhatsApp u otras redes sociales para el estudio y la socialización de la información van cobrando auge como alternativas de comunicación alumno-alumno, alumno-profesor. La universidad, para tratar de lidiar con esta necesidad posee laboratorios de computación en todas las facultades con acceso a Internet y correo electrónico; no obstante, su funcionamiento es ineficiente: se mantienen cerrados, las computadoras no funcionan por falta de mantenimiento, la oferta de ordenadores no satisface al número de alumnos consumidores, la red Wifi se pasa largas temporadas sin brindar servicio, etc. (Pais, 2019).
Es de esta forma que el acceso a la tecnología y a las redes sociales se erige como un elemento de desigualdad en la permanencia del estudiantado. Aquellos jóvenes cuyas familias no son capaces de sufragar gastos en tecnología y acceso a Internet se encontrarán en una situación desventajosa para culminar sus carreras, implicando un mayor número de esfuerzos tanto por parte de ellos, como de sus familias. La igualdad en las oportunidades de ingreso a estudios superiores es necesaria, pero no condición suficiente para asegurar la equidad al interior del sistema de educación universitaria. La desigual distribución y disponibilidad de las TIC por parte del estudiantado se erige como mecanismo perpetuador de esta situación, afectando a las capas más pobres donde se concentran mayores proporciones de personas no blancas. Estudios en los últimos años han brindado inferencias sobre la racialización en el acceso y empleo de las redes sociales, condición atravesada a su vez por la variable de nivel económico de las familias (Pais, 2019; Domínguez y Rego, 2012). La mayor presencia de personas negras y mestizas con menor estabilidad económica y, consecuentemente, condiciones de vida más desfavorables ha sido ampliamente argumentada (Zabala Argüelles, 2015; Tejuca, et. al., 2015).
A juicio de la autora, el escenario descrito demuestra la pertinencia de realizar análisis integrales que no solo tengan en cuenta la institucionalidad de la Educación Superior, sino también su interacción con los desafíos sociales, económicos y tecnológicos imperantes en la sociedad. Es decir, si bien las políticas orientadas al nivel terciario de la enseñanza tienen un impacto en el funcionamiento de sus instituciones, es importante tener en cuenta cómo el resto de las políticas económicas y sociales, así como el avance tecnológico y digital, también influyen en las dinámicas y procesos en el sector universitario, fundamentalmente en las posibilidades para aprovechar las oportunidades de acceso.
En resumen, lo expuesto hasta aquí permite apreciar que el empleo de las redes sociales en relación al ámbito educativo no tiene una connotación positiva o negativa intrínseca a su naturaleza, sino que es el estudiante (en función de las oportunidades objetivas de acceso con que cuente) quien decide los beneficios o desventajas, de acuerdo al uso y la frecuencia con que acude a estas plataformas para ponerlas en favor de su desempeño académico. La clave del correcto uso radica en la autorregulación que el alumno tenga de este tipo de herramientas de comunicación y la supervisión efectiva por parte de los padres y tutores, especialmente en edades críticas como la adolescencia. El profesor y la familia efectúan una mediación pedagógica en una ósmosis de vida y de trabajo con los adolescentes y jóvenes, lo que hace relevante el papel que deben cumplir el docente y los familiares, requiriendo de capacitación, actualización permanente y dominio de los medios tecnológicos para guiar de manera efectiva la utilización de las redes sociales en favor de un mejor rendimiento. De lo anterior se plantea la necesidad del desarrollo de seminarios y cursos (tanto para docentes como para alumnos) en escenarios educativos que aborden temas como la seguridad informática y la importancia de un empleo responsable y ético de las TIC; donde se les brinde información sobre las principales redes sociales con fines académicos a las que acceder y los usos educativos que pueden hacer de ellas.
Hay que tener en cuenta que la juventud de hoy no es la misma que aquella que conoció la sociedad anterior al triunfo revolucionario; nuestros jóvenes han vivido en las condiciones excepcionales del período especial, son parte de un contexto mundial de globalización neoliberal (el cual impone nuevos retos en función de la sedimentación de una ideología socialista), poseen un elevado nivel cultural y escolar, son portadores de una mayor preparación y de competencias tecnológicas (generaciones “net”) y, en este sentido, sus sistemas de expectativas, necesidades e intereses están en constante transformación. Teniendo en cuenta lo anterior, lograr un mayor involucramiento de la juventud cubana en las disímiles esferas de la praxis ( dígase académica, política, ciudadana, profesional), requiere de superiores niveles de creatividad, sistematicidad y diferenciación, en el que las redes sociales, las cuales se han vuelto parte de su cotidianidad, se constituyan en fuentes de socialización, potenciando sus ventajas y siendo cautelosos con las consecuencias perjudiciales que su excesivo empleo puede producir.
La idea no es satanizar las redes sociales; estas, en la proporción adecuada, permiten conectar con personas que por barreras físicas, sociales, geográficas o por discapacidades no podrían interactuar en el espacio físico. A través de las redes se consolidan relaciones ya establecidas en el mundo real y se conforman nuevos lazos sociales, afectivos, profesionales, académicos, etc. Ambos mundos, tanto el online como el offline, se encuentran estrechamente vinculados y se retroalimentan. Por tanto, lo ideal sería verlas y experimentarlas como un complemento de los espacios físicos y no un suplente de los mismos. (Aguilar y Said, 2010:10). Consiguientemente, las redes sociales, sumadas a iniciativas de actividades cognitivas abiertas, pueden desempeñar un papel clave en la integración social y en la cohesión a través de la transmisión del conocimiento, a nivel intergeneracional, regional e internacional. La utilización de estas redes sociales en la educación pueden ser fuentes valiosas de información y favorecer la interacción de los estudiantes con su medio, lo que consecuentemente beneficiará los resultados académicos (Pavón 2015; Ticona, 2017).
Referencias bibliográficas:
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El presidente de la Casa de las Américas, Abel Prieto, afirmó este miércoles 18/0/2021 que Cuba no renunciará a la consigna Patria o Muerte, una declaración de principios del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro.
En declaraciones exclusivas a Prensa Latina, el intelectual de la nación caribeña calificó la reciente canción difundida en las redes ‘Patria y vida’, como una estrategia asociada al cambio de mandato en Estados Unidos y al temor de los grupos más extremos de la Florida a una transformación en la política bilateral.
‘Los grupos financiados en el exterior y en la Isla advierten que, si existiera de algún modo un acercamiento civilizado entre los dos países, eso supondría el fin de sus empleos y es, realmente, muy grotesco que una supuesta bandera de la vida sea levantada desde territorio norteamericano’, expresó.
Prieto consideró que frente a ese ‘panfleto musical’, interpretado por los cantantes cubanos Yotuel Romero, Descemer Bueno, El Obsorbo y El Funky, y el grupo Gente de Zona, está el ejemplo de los jóvenes en el archipiélago antillano quienes, desde centros de aislamiento y en la denominada zona roja, enfrentan la pandemia Covid-19.
‘Son músicos populares y fueron seleccionados por eso. El tema posee un mensaje político abierto y sin matices. Resulta un cúmulo de consignas y una especie de balance, desde el resentimiento, de 60 años de Revolución, con insultos propios de la peor propaganda anticubana’, refirió.
El exministro de cultura reconoció cómo la juventud del país caribeño recibe una ‘lluvia incesante de mensajes de la industria hegemónica del entretenimiento’ y de las redes sociales, las cuales convocan al desconocimiento de la historia, llamado similar al realizado por el entonces presidente Barack Obama, durante su visita a Cuba en marzo de 2016.
‘Si no miras atrás pierdes el hilo del itinerario nacional y las bases de la construcción del presente y el futuro. La canción reafirma uno de los deseos de los enemigos de la Revolución: que la acción de los movimientos subversivos se mantenga viva y adquiera cierta credibilidad o legitimidad en el pueblo’, advirtió.
Abel Prieto aseguró que la sociedad cubana no se confunde con mensajes que violen los principios de la nación o planteen el anexionismo como premisa y manifestó que los enemigos no lograrán la tan ansiada por ellos fractura generacional.
‘Parece un chiste macabro hablar de patria y vida desde la Florida, donde tantas personas son desatendidas durante el genocidio cotidiano que es el capitalismo y el neoliberalismo, independientemente, del componente traumático que supone la crisis epidemiológica mundial’, recordó el escritor cubano.
Durante el sepelio a las víctimas del acto terrorista contra el vapor francés La Coubre, el 5 de marzo de 1960, el líder de la Revolución Fidel Castro proclamaba desde La Habana una divisa de lucha: ‘(…) ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir patria. Y la disyuntiva nuestra sería ¡Patria o Muerte!’
Pedro de la Hoz consideró que los participantes quebraron los principios éticos ‘al sumar a un delincuente a la interpretación’. Foto: Noticiero Cultural.
Intelectuales de Cuba rechazaron este miércoles el contenido de una canción publicada a través de las redes sociales, a la cual catalogaron de antipatriótica y anexionista.
El vicepresidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba Pedro de la Hoz, dijo en exclusiva a Prensa Latina que el tema Patria y vida, grabado en Miami (Estados Unidos) por varios artistas cubanos, va contra ambas cosas, porque es una canción hecha a partir de intereses muy ajenos.
Es algo insólito que desde el mismo centro de la industria anticubana se haga una canción de este tipo, añadió el también periodista, quien consideró que los participantes quebraron los principios éticos ‘al sumar a un delincuente a la interpretación’.
El rapero Yotuel Romero; el cantante y compositor Descemer Bueno, y el grupo Gente de Zona se unieron a Maykel Osorbo para lanzar la pieza; pero este último es una de las figuras señaladas por incitar a la violencia dentro del país caribeño.
Asimismo, es uno de los protagonistas de las provocaciones recientes frente al Ministerio de Cultura y el Capitolio nacional, denunciadas por los medios locales.
‘Un delincuente que pide ‘Fuego, fuego contra Cuba’, o ‘bloqueo, bloqueo contra Cuba’, uno que habla así está contra la patria, no puede enarbolar los valores de esta; al contrario, es antipatriótico por completo’, enfatizó De la Hoz.
Añadió que el tema va contra una larguísima tradición patriótica cubana en la canción, y criticó a los ‘famosos’ que lo promueven, aunque recordó las palabras del cineasta cubano Julio García Espinosa, quien precisó que la fama y el talento no siempre van juntos.
‘Tiene un ritmo pegadizo, con una melodía dirigida a llamar la atención de los públicos juveniles y de los que fueron sus seguidores’, comentó el vicepresidente de la organización de los artistas, pero acotó que está ‘condenada de antemano a ser un fenómeno efímero propagandístico y nada más’.
Por su parte, el escritor y presidente de la institución cultural Casa de las Américas, Abel Prieto, afirmó en su cuenta de Twitter que se trata de un ‘panfleto musical’ que pretende suplantar desde Estados Unidos el ‘entrañable ‘Patria o muerte’de los cubanos.
Si hay un país en este mundo que puede hablar con orgullo de la defensa de la vida es Cuba, agregó, y acompañó el texto con las etiquetas #CubaViva y #CubaSalvaVidas.
‘Nada más triste que un coro de anexionistas atacando a su tierra’, concluyó.
La diosa Tecnología o el ensoberbecimiento del «homo technologicus”
Hoy la palabra tecnología es mágica. Tal su endiosamiento que pasó a ser sinónimo de Saber. Basado en los saberes científico-técnicos, el mundo de la industria la entronizó: vivimos una cultura de veneración de la tecnología. En sentido estricto, cada época histórica tiene su correspondiente tecnología. En definitiva, eso es ella: la forma en que se organiza el trabajo.
El mundo moderno (capitalista-industrial) generó un salto sin precedentes en la historia humana. En el último siglo la capacidad productiva, la tecnología, avanzó tanto como la especie humana no lo había hecho durante toda su marcha, de varios millones de años.
Como consecuencia de esta fabulosa aceleración, el instrumental técnico que posibilitó el salto pasó a ser la vedette del proceso. Así se desarrolló una mística del instrumento, de la herramienta. Hoy, la máquina que sirve al ser humano es a veces más importante que el humano mismo.
«¿Eso es bueno o malo?», podríamos preguntarnos, quizás algo ingenuamente. La respuesta nos confronta con el proyecto mismo que define el curso de los acontecimientos, el horizonte sobre el que se construye el mundo. Hoy la tecnología, como un ente casi con vida propia, ha ido abandonando su valor instrumental para terminar siendo eje central del proyecto global en curso. Se la venera como si fuera una entidad en sí misma, autónoma, omnipotente. Estamos ante una nueva diosa ante la cual nos inclinamos.
Esto tiene su historia. El mundo de la producción industrial que trajo consigo el sistema capitalista (con la ganancia económica como meta última, como único motor real de la idea de desarrollo vigente) no necesita del ser humano. Todo deviene mercancía. Importa el aparato físico por su utilidad y por lo que vale, por lo que significa como símbolo de poder.
El azadón, el arado de madera o el reloj de arena significaron pasos importantísimos en la historia, pues mejoraron las condiciones de vida, favorecían el desarrollo. Si esta calidad no satisfacía, ahí estaban los dioses esperando, para ayudar a sobrevivir mejor.
En el capitalismo, la tecnología pareciera cobrar vida propia, y termina importando más el robot que el ser humano concreto. Algo patético parece haberse instalado en esa ideología.
Hoy las deidades son de plástico, acero, de fibra óptica, de cuarzo líquido. Las cosas materiales han pasado a tener un valor central, no solo instrumental. Hay ya un sexo cibernético que prescinde del otro de carne y hueso; una máquina puede ser más importante que un humano. ¿Hacia eso vamos? ¿Ese es el destino que nos espera?
Sería más que absurdo oponerse a la tecnología en nombre de un principismo inconducente o de una «vuelta a lo natural», de una renuncia al confort moderno. La tecnología, en tanto arsenal de medios técnicos de los que dispone una sociedad en un momento dado, no es sino eso: el conjunto de los instrumentos con que asegurar la mejor calidad de vida posible. Obviamente. entonces: ¡bienvenido sea su desarrollo!
Lo que debe cuestionarse, y no en nombre de una moralina hipócrita, sino desde una actitud crítica que tiende al enriquecimiento humano, es el aprisionamiento del que somos víctimas por la cultura de la fascinación ante las máquinas. Llegamos a venerar una máquina prescindiendo del ser humano concreto. Algo patético parece haberse instalado en esa ideología.
Si la tecnología no sirve para un genuino desarrollo humano integral, ¿para qué. entonces? ¿Por qué termina siendo más importante tener cosas y cambiarlas cada vez más rápidamente -obsolescencia programada mediante- que su aprovechamiento? No podemos estar fatalmente condenados a valorar la vida en función de las cosas que, en todo caso, nos deben servir para ayudarnos a vivir.
El hacha de piedra, la rueda, el automóvil o el teléfono celular son simplemente instrumentos que nos facilitan la vida; olvidarlo implica generar un mito, reduciendo la vida a una frenética carrera por su posesión. «El ser humano ha llegado a ser, por así decirlo, un dios con prótesis; bastante magnífico cuando se coloca todos sus aparatos, pero éstos no crecen de su cuerpo, y a veces le procuran muchos sinsabores», argumentaba con razón Sigmund Freud.
En el mundo industrialista del capital, lo que importa es la ganancia como meta última, como símbolo de poder.
Si olvidamos esto, no hay real desarrollo del ser humano. En vez de venerar imágenes, tótems o espíritus, glorificamos pedazos de plástico o cromo-vanadio. ¿Será ese nuestro destino? Evidentemente el sistema capitalista, que no nació con espíritu humanista sino solo como modelo basado exclusivamente en la obtención de lucro, no repara en lo humano. Los valores éticos ahí no cuentan.
En su frenética carrera por obtener ganancias puede hacer cualquier cosa: explotar a otros seres humanos, provocar una catástrofe en el medio ambiente, proponer la guerra como una salida siempre posible ante sus crisis. En esa maquiavélica lógica termina endiosando fetiches.
En el capitalismo, la tecnología, que no es sino el instrumental al servicio de la satisfacción de nuestras necesidades, pareciera cobrar vida propia. Y termina importando más el robot que el trabajador de carne y hueso. Sin dudas algo anda mal (¡muy mal!) en ese paradigma, porque si se valora más el instrumento que al ser humano que se vale de él, no hay salida.
Estamos entonces en el reino de la barbarie. Por ello cobra total sentido lo expresado por Rosa Luxemburgo: «Socialismo o barbarie».
Se prevé que el nuevo tipo de red, que puede lanzarse aproximadamente en el 2030, tendría la capacidad de conectarse con dispositivos mucho más complejos. Imagen ilustrativa: Twitter
-Mientras en el mundo se despliegan las redes 5G, ya empieza la batalla por otras tecnologías.
-Varios países han entrado en la lucha por el próximo gran avance en el ámbito de las telecomunicaciones, el 6G, que algunos expertos ya calificaron de la nueva revolución industrial.
-Aunque el 5G aún no fue lanzado a nivel global, especialistas empezaron a pronosticar qué representará su sucesor, la sexta generación de la tecnología inalámbrica (6G).
-Mientras que el 5G debe aumentar la velocidad de transmisión de datos hasta 1.100 Mb/s, se espera que el 6G pueda ser hasta 100 veces más rápido, informa Bloomberg.
-Se prevé que el nuevo tipo de red, que puede lanzarse aproximadamente en el 2030, tendría la capacidad de conectarse con dispositivos mucho más complejos, entre ellos coches automatizados.
-Además, podría hacer realidad varias ideas de la ciencia ficción, como hologramas en tiempo real o vehículos voladores.
Varios países ya están luchando por ser pioneros en desarrollar la tecnología y obtener una ventaja frente a otros jugadores en el ámbito tecnológico.
El proyecto “es tan importante que esto se convirtió en cierta medida en una carrera de armamentos”, declaró Peter Vetter, jefe del departamento de acceso y dispositivos en la compañía Bell Labs perteneciente a Nokia, agregando que “un ejército de investigadores” será necesario para preservar la competitividad de los participantes en la batalla.
Los principales competidores hoy son China, Estados Unidos y la Unión Europea.
Bloomberg señala que el gigante asiático lanzó un satélite en noviembre del año pasado para probar una posible transmisión de 6G. Por el momento, dos grandes compañías participan en la competición por parte de este país: Huawei y ZTE.
Unos reportes indican que Huawei estableció un centro de investigación de 6G en Canadá. ZTE, a su vez, empezó el trabajo conjunto con la empresa de telecomunicaciones China Unicom Hong Kong Ltd para desarrollar el 6G.
Estados Unidos
Por su parte, Estados Unidos creó en octubre del año pasado una alianza de empresas —con participación de Apple, Google, Samsung, entre otros— para “avanzar en el liderazgo norteamericano del 6G”.
La Unión Europea
En diciembre del año pasado, se dio a conocer que la Unión Europea también inició un proyecto para desarrollar el 6G. Nokia, Ericsson AB, Telefónica SA y varias universidades participan en la iniciativa.
Esta semana, el instituto de investigaciones CEA-Leti, con sede en Francia, anunció también un proyecto de desarrollo de la sexta generación de la red.
Por su parte, el abogado especialista en derecho digital, Erick Iriarte, señaló que existe una brecha tecnológica entre los países en cuanto al acceso a las nuevas tecnologías, lo que puede provocar discriminación.
A estas alturas ya nos ha quedado clara la comparativa entre 5G y 4G, pero es posible que más pronto que tarde tengamos que replantearla. Cuando todos esperábamos el 6G, la siguiente generación en la que ya se trabaja pese a que no se ha desplegado masivamente la quinta, para el 2030, parece que incluso será en 2028 cuando lleguen los primeros despliegues. En un White Paper publicado por la firma coreana Samsung conocemos la hoja de ruta que tienen planeada para esta tecnología que promete velocidades de 1.000 Gbps para realidad virtual realmente inmersiva, hologramas de alta fidelidad y réplicas digitales.
No tenemos 5G, pero ya se trabaja en el 6G. Esto puede parecer una exageración, pero no se trata de tecnologías que se puedan desarrollar de un año para otro. Entre las diferentes fases de diseño, programación, casos de uso y de más, pueden pasar varios años en total, además de tener que realizarse todo de forma estandarizada y armonizada como está sucediendo con el 5G. Samsung construyó un centro de investigación para el 6G en mayo y ahora conocemos las primeras conclusiones.
6G para hologramas de alta fidelidad y réplicas digitales
Samsung nos explica que suele tardarse unos 10 años en poder empezar a comercializar una nueva tecnología de red móvil. Por esa razón, se espera un desembarco masivo en 2030, pero veremos los primeros lanzamientos comerciales y en pruebas para el año 2028. Según los coreanos, la tecnología será clave en áreas como realidad virtual realmente inmersiva, hologramas de alta fidelidad y réplicas digitales. También será una tecnología pensada de igual forma para los humanos y para las máquinas, sin darle más relevancia a uno u otros.
El 6G promete velocidades de 1.000 Gbps y latencias del orden de 100 microsegundos. Esto es 50 veces más rápido que el 5G y una latencia 10 veces menor que esta tecnología. Además, será más eficiente a nivel de consumo de batería, más fiable, con más eficiencia espectral y con mejor capacidad de dispositivos por km2. La implementación de la inteligencia artificial en la tecnología será uno de los requisitos de esta primera fase de diseño.
En esta explicación sobre el futuro del 6G, Samsung también habla del uso de frecuencias de la banda THz, nuevas tecnologías de antenas para mejorar la cobertura al utilizar estas bandas de alta frecuencia, tecnologías advanced duplex mejoradas, evolución de la topología de red y posibilidad de compartir espectro.
¿Qué os parecen las especificaciones que tendría el 6G a partir del 2028?
Un informe interino de la División de Operaciones Tecnológicas del Buró Federal de Investigaciones (FBI) de los Estados Unidos del 4 de junio de 2017, citado meses después por la agencia norteamericana AP, afirmaba que esa entidad no ha encontrado prueba alguna de los supuestos «ataques sónicos» contra el personal diplomático estadounidense en Cuba, tras meses de investigaciones y cuatro viajes a La Habana.
Washington ha pasado de una teoría a otro sin que exista una sola evidencia. Foto: Dominio Cuba
Agregaba el reporte: «Las conclusiones de los investigadores estadounidenses concuerdan con la del Comité de Expertos cubanos que condujo una exhaustiva investigación sobre los supuestos incidentes, indicada por la máxima dirección del Gobierno».
Las conclusiones preliminares de la investigación realizada por Cuba, publicada en Mesa Redonda, en octubre de 2017 afirmaron:
Se demostró que NO existen evidencias que indiquen la ocurrencia de los alegados ataques acústicos;
No ha sido posible establecer hipótesis investigativas sobre el origen de estos hechos, que por su naturaleza son eminentemente sensoriales y no dejan huellas, ni rastros, aspecto respaldado por los representantes de las agencias especializadas de Estados Unidos que viajaron a Cuba.
Tampoco se han identificado posibles autores ni personas con motivación, intención o medios para ejecutar este tipo de acciones. En la labor realizada por el equipo de investigadores cubanos y en la información aportada por los funcionarios estadounidenses no se ha establecido la incidencia de personas o medios sospechosos en los lugares de ocurrencia, ni en sus alrededores.
El equipo de médicos y científicos cubanos luego del análisis técnico pericial a las muestras sonoras entregadas por Estados Unidos, certificó la imposibilidad de que estas causaran las afectaciones a la salud descritas por los diplomáticos.
No se ha obtenido evidencia de la existencia en el país de ningún equipamiento emisor del sonido como el que describe la parte estadounidense. No se han detectado intenciones, planes o la introducción al territorio nacional de estos equipos por la frontera aérea o marítima.
Los panelistas cubanos señalaron que los resultados obtenidos por las autoridades norteamericanas coinciden, ya que no definen una causa que alegue que estamos en presencia de un ataque o agresión de esa naturaleza.
Pretexto rompepuente o la primera gran mentira
Después de las declaraciones ofensivas e irrespetuosas de Donald Trump, a raíz del fallecimiento del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz; de un discurso anticubano, de principio a fin, en Miami; del compromiso con la mafia y sus capos más connotados en el Congreso de los EE. UU., y de sus alardes inmediatos de que lo logrado en cuanto a normalización de las relaciones bilaterales por la administración de BarackObama con el Gobierno cubano, había sido «un mal acuerdo», desde la retórica copiada de Marco Rubio y comparsa apareció en escena el «Maine sónico», la primera gran mentira contra Cuba, para desencadenar la más virulenta y hostil directiva de política hacia la Isla.
Con odio y sin evidencias, Washington tomó medidas unilaterales y retiró a la mayor parte de sus diplomáticos de la Isla, paralizando el procesamiento de visados en La Habana. Asimismo, exigió la retirada de 17 funcionarios cubanos en EE. UU., al tiempo que se tramaba una audiencia en el Congreso, dirigida y organizada por el senador de la Florida, Marco Rubio, quien –revelaba AP– «intenta manipular el caso para desmontar los escasos avances registrados en los vínculos bilaterales».
El profesor estadounidense Philip Brenner, de la American University, consideró, por aquellos días, que el Gobierno de la Isla no tuvo ninguna responsabilidad en los incidentes de salud reportados por diplomáticos norteamericanos, y que, tras conocerse la noticia, el tema se convirtió en una oportunidad para los representantes de una línea dura en Estados Unidos, interesados en revertir los nexos. El experto estadounidense cree que cuando Marco Rubio y otros legisladores supieron sobre el Maine acústico, lo aprovecharon para favorecer sus intereses en la política hacia Cuba.
Esta semana, un documento desclasificado del Departamento de Estado destapa los errores y excesos de Trump en la gestión del presunto «ataque sónico» en La Habana, y reprocha el cierre de la embajada, al considerarlo «respuesta» política plagada de mala gestión, falta de coordinación e incumplimiento de procedimientos.
El documento secreto revela que Trump tomó la decisión de reducir el 60 %del personal consular en La Habana y desactivar en la práctica el funcionamiento de la embajada, sin tener prueba alguna de que Cuba estuviera detrás de los misteriosos problemas de salud que afectaron a sus funcionarios.
«El mecanismo de la causa de las lesiones es actualmente desconocido. Desconocemos el motivo de estos incidentes, cuándo comenzaron realmente, o quién lo hizo», señala un informe interno del Departamento de Estado, redactado en 2018, luego de cuatro meses de trabajo, según un artículo publicado este jueves por el diario español El País.
El documento cuestiona al exsecretario de Estado, Rex Tillerson, por no designar «a un alto funcionario como responsable general» de la investigación, y critica, además, «el excesivo secretismo» de la cia por no compartir información con el Departamento de Estado, lo que «retrasó» la coordinación de una «respuesta adecuada». Asegura que la reacción norteamericana fue deficiente, pues se «caracterizó por la falta de liderazgo de alto nivel, la ineficacia de las comunicaciones y la desorganización sistémica».
«La decisión de reducir el personal en La Habana no parece haber seguido los procedimientos estándar del Departamento de Estado y no fue precedida ni seguida por ningún análisis formal de los riesgos y beneficios de la presencia física continuada de los empleados del Gobierno estadounidense en La Habana», señala al respecto el informe.
Mientras la mafia anticubana en b. no ceja en la histérica obsesión de sembrar obstáculos en todas direcciones para minar el camino de las relaciones normales y civilizadas entre los dos países, y fabrica nuevas provocaciones y pretextos, desde la maquinaria de la subversión y el genocidio, buscando más recrudecimiento del bloqueo, las verdades flotan y se multiplican las voces que piden a la administración Biden tomar medidas inmediatas para normalizar las relaciones bilaterales.
Este miércoles 10 de febrero, 56 organizaciones, incluidos grupos de abogados, de derechos humanos, organizaciones religiosas, grupos cubanoamericanos, organizaciones ambientales y académicas y grupos empresariales, enviaron una carta a la administración Biden-Harris, instándola a tomar medidas inmediatas para cumplir una promesa de campaña de revertir las políticas fallidas de Trump, que continúan infligiendo daño a los cubanos y sus familias.
Recientemente Ines Pohl, corresponsal del servicio de radiodifusión alemán Deutsche Welle (DW), en Washington, testigo presencial del discurso de Trump en el que incitó a la insurrección y al asalto al Capitolio, reflexionaba sobre la dimensión y el impacto de la mentira en los cuatro años de la administración saliente. Y afirmó categóricamente: «No, los eventos del 6 de enero no fueron un desliz, y tampoco fueron un accidente. Fueron la consecuencia inevitable de una presidencia de cuatro años que se basó en la ira en lugar de la verdad, y que logró convertir las posturas políticas de sus seguidores en el odio al otro».
Durante cuatro años, Donald Trump preparó con mentiras y agitación el terreno del asalto al Capitolio. Su política contra Cuba, también envenenada por los malos consejos y asesores, tuvo igual suerte.
Ayer el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, fue explícito en un mensaje en redes sociales: «Una desclasificación seria de información sobre los alegados incidentes de salud de diplomáticos estadounidenses permitirá conocer cuán lejos llegaron Trump, Pompeo y Marco Rubio para justificar artificialmente un retroceso en las relaciones bilaterales».
Y concluyó: «Algún día se podrá aclarar lo que sucedió y lo que no sucedió. Cuba reitera la disposición a cooperar de manera efectiva, tanto política como científicamente para encontrar una solución a este asunto».
Este miércoles 17 de febrero 2021 se cumplen cuatro años desde que el encargado de Negocios de EE.UU. en La Habana, Jeffrey DeLaurentis, notificó a la entonces directora general de Estados Unidos de la Cancillería cubana, Josefina Vidal, sobre supuestos ataques a la salud del personal de esa embajada.
Comenzó entonces una trama de argucias y “sospechas” que saltó a la prensa estadounidense en agosto de 2017 y se convirtió en argumento importante para las fuerzas que promovieron la política agresiva de la administración Trump contra Cuba.
Sin matices, todo el entramado mediático financiado desde Estados Unidos contra Cuba, se lanza en masa contra la enciclopedia colaborativa cubana EcuRed. Es de agradecer, aunque no haya nada nuevo bajo el sol en ver cómo se borran las fronteras entre quienes trabajan desde la extrema derecha por más bloqueo y violencia, como Diario de Cuba(1) y CiberCuba(2), la emisora gubernamental estadounidense Radio Televisión Martí(3) y la revista miamense OnCuba(4), para lavarle la cara -y el pasado- a los remanentes del fracasado “corrimiento al centro” (5) que bajo el nombre de Cuba Posible intentara sin éxito concretar la “alternativa moderada y centrista”(6) del multimillonario Carlos Saladrigas.
Leandro Estupiñán, desde las páginas OnCuba, es el más reciente de la ya larga lista de aburridos cronistas que nos hablan de censura y estalinismo en EcuRed, sin detenerse un segundo en sí mismos. Acude el Sr Estupiñán a un Diccionario del Instituto de Literatura y Lingüística publicado hace 40 años para hablar de omisiones y censuras, pero en acto nada censor le omite a sus lectores que hace casi dos décadas sus señalamientos están resueltos en nuevas ediciones de esa obra. Es el mismo Estupiñán que en la misma revista hace menos de un año escribía sobre Hubert Matos(7) omitiendo sus notorias actividades terroristas al servicio de la CIA en un texto cuya anunciada segunda parte nos quedamos esperando: ¿lo habrán censurado?
Pero por qué esa obsesión. Recientemente se cumplieron diez años de que se presentara públicamente esa enciclopedia colaborativa, que es un pujante proyecto de conocimiento colectivo al que han aportado más de sesenta mil personas y que, sin tregua, la maquinaria de guerra mediática contra Cuba ha atacado desde su mismo nacimiento. Primero, poniendo en duda su viabilidad, y cuando ya fue indiscutible su preeminencia -ocupa el lugar 106 entre las publicaciones de divulgación científica en Internet en todo el mundo a pesar de que sólo existe en idioma español-, entonces se ha atacado la calidad de sus contenidos con las más sucias maniobras que han llegado hasta insertar errores en sus páginas para después convertirlos en noticia.
Mucho pudiera hacerse aún desde nuestras instituciones de todo tipo para hacer crecer EcuRed en cantidad y calidad. Hoy cuenta con casi 225 000 artículos de las más diversas temáticas, pero es indiscutible que en los contenidos sobre Cuba supera en calidad y profundidad otros espacios existentes en las redes y es muy consultado desde otros países que comparten nuestra lengua. Por más que duela a algunos y enorgullezca a muchos, EcuRed, sin pagarle un centavo a Google, ha sido y es hegemónica en los temas de Cuba en la red y eso molesta, molesta a Diario de Cuba, a CiberCuba, a Radio Televisión Martí, a OnCuba, que sí pagan para posicionarse en la red.
A pesar de la leyenda negra contra ella y acusaciones de “estalinista”, la enciclopedia es abierta y puede modificarse por cualquier internauta, algo que quienes la acusan de censura le han ocultado a sus lectores en el ciento por ciento de las publicaciones de estos días, para facilitarle la tarea a quien quiere victimizarse y presentarse como alguien sobre cuya cabeza pende una pica en la mano criminal del estalinismo tropical del que nos habla sin pruebas demasiado a menudo la propaganda anticubana.
Las enciclopedias colaborativas, por su carácter abierto, siempre están bajo el riesgo del error. Por eso tienen curadores o moderadores, pero no siempre funcionan con inmediatez y hay quienes se aprovechan de ello en su guerra contra Cuba. El año pasado se utilizó contra Raúl Capote y el periódico Granma(8) la introducción, a propósito, de información errónea en un artículo en Wikipedia sobre la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, entonces solo hubo silencio en todo el espectro mediático que ahora apunta contra un blanco llamado EcuRed.
También es normal que ocurran discrepancias entre quienes en ellas colaboran honestamente. Cuando existen diferencias entre editores o vandalización de artículos en las enciclopedias colaborativas, se protegen las páginas para que sólo los moderadores puedan efectuar cambios. Pero lo que es normal, o silenciado, cuando ocurre en Wikipedia, es utilizado de manera concertada para hablar de privatización y violaciones de la Constitución si sucede en EcuRed.
El trabajo callado y anónimo de construir tiene menos rédito que escandalizar, sobre todo cuando, como ocurrió con los “cocineros” de Playa Girón, se quiere borrar cualquier dato que exponga los vínculos con proyectos que, como el fracasado Cuba Posible, prometieron “una Cuba pluripartidista” y un “transitional change” (9) con dinero extranjero y fracasaron en su propósito.
En una práctica nada estalinista, Cuba Posible, cuyos remanentes y aliados hablan todo el tiempo de transparencia y revisan con lupa los historiales de artículos de EcuRed, borró todos sus contenidos de la red de redes, pero al no parecerles suficiente, ahora quieren borrarla de su pasado y que nadie hable de los cargos que ¿gratuitamente? ocuparon, los eventos del Norte revuelto y brutal a los que asistieron y las fotos en las que posaron con el logo de la Open Society de George Soros detrás.
Es comprensible. Kennedy, que como Cuba Posible, también tiene su ficha en EcuRed, se lo explicó contundentemente a los “cocineros” de Girón cuando los recibió en la Florida después de rescatarlos con compotas: “La victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana”.
Notas
1. El jurista Julio César Guanche denuncia la manipulación de su biografía en EcuRed, la “enciclopedia” del gobierno cubano. https://diariodecuba.com/derechos-humanos/1612882358_28696.html
2. Julio César Guanche critica la reescritura de fichas en Ecured: “Es un empeño de privatizar la nación” https://www.cibercuba.com/noticias/2021-02-09-u1-e199894-s27061-julio-ce…
3. Profesor e investigador cubano denuncia campaña de descrédito desde Ecured https://www.radiotelevisionmarti.com/a/profesor-e-investigador-cubano-de…
4. Una vieja obsesión que solo consigue el ridículo. https://oncubanews.com/cuba/una-vieja-obsesion-que-solo-consigue-el-ridi…
5 “Cuba Posible”: una nueva plataforma para facilitar el debate https://es.globalvoices.org/2014/07/07/cuba-posible-una-nueva-plataforma-para-facilitar-el-debate/
6. Entrevista:CARLOS SALADRIGAS | Dirigente del exilio cubano en Miami | Cambio en Cuba”El aislamiento de la isla sólo sirve para perpetuar la agonía del régimen” https://elpais.com/diario/2008/02/21/internacional/1203548405_850215.html
7. Huber Matos: Desde el agujero negro de la historia oficial https://oncubanews.com/opinion/columnas/entre-dos-aguas/hubert-matos-desde-el-agujero-negro-de-la-historia-oficial-i/
8. La barca de los tontos y la dignidad plena del ser humano: la videoconferencia de Raúl Capote. https://www.cubainformacion.tv/contra-cuba/20200602/86469/86469-la-barca…
9. Pioneering editor sees open Internet in Cuba’s future https://www.reuters.com/article/us-cuba-church-idUSKBN0F91RW20140704
A un personaje como Juan Guaidó, solo lo podía fabricar el Gobierno de Estados Unidos. La multimillonaria cantidad de dinero necesaria para el proyecto, elaborado en el Departamento de Estado, se concibió, desde un principio, sobre la base de apropiarse del patrimonio del Estado venezolano, depositado en bancos de ese país, así como de la filial de la petrolera PDVSA que, con el nombre de Citgo, radica en territorio estadounidense.
Sabía el expresidente Donald Trump, y su más cercano colaborador, Mike Pompeo, que despojar a Venezuela del dinero obtenido por su petróleo era la mejor manera de detener el auge revolucionario, el desarrollo social y, según sus planes, la vía de hacer colapsar a la Revolución Bolivariana.
Para tener una idea de hasta dónde llegaron EE. UU. y Juan Guaidó, pongamos un ejemplo: La petrolera PDVSA tenía un convenio con Italia para que, en la nación europea, se practicaran trasplantes de médula a niños venezolanos como única forma de salvar sus vidas. Sin embargo, cuatro de ellos fallecieron en espera del viaje, pues el dinero para pagar esas operaciones debía ser enviado por la filial Citgo, pero como Trump se apoderó de ella y prohibió el uso de sus fondos, el único destino de los infantes fue la muerte.
«Ese programa de Salud con Italia se ejecutaba a través de Citgo, confiscada por EE. UU., Venezuela envió los fondos a través de pdvsa y fueron retenidos en Novo Banco, Portugal, gracias a las sanciones y el bloqueo criminal», informó entonces, en un tuit, el canciller venezolano, Jorge Arreaza.
En el mensaje también publicó las órdenes de pago que había emitido la estatal petrolera venezolana, y los comprobantes de las transacciones rechazados por el banco portugués. La vicepresidenta, Delcy Rodríguez, señaló directamente a Juan Guaidó de haber entregado Citgo a Estados Unidos.«Este robo consumó el asesinato de niños que eran beneficiados por nobles programas de Salud», expuso.
Otros muchos daños han causado la malversación o congelamiento del dinero venezolano por entidades foráneas, y millones de esos recursos fueron a parar a los bolsillos de Guaidó y sus acólitos y, sobre todo, a las billeteras de sus promotores.
La CNN recuerda que el 25 de enero de 2019, EE. UU. «autorizó a Juan Guaidó para controlar las cuentas del Gobierno o del Banco Central de Venezuela, depositadas en el Banco de la Reserva Federal en Nueva York u otra institución bancaria asegurada en Estados Unidos». Eran 340 millones de dólares de los confiscados al ejecutivo de Caracas.
La propia fuente cita que «tan pronto Juan Guaidó se autoproclamó presidente interino de Venezuela, el 23 de enero de 2019, el secretario de Estado, Mike Pompeo, emitió un comunicado en que ofrecía apoyo para la transición en Venezuela». Como ese empeño no se podía lograr con las arcas vacías, el propio Departamento de Estado otorgó 20 millones de dólares al «gobierno de Guaidó», que nunca conseguiría influir internamente, pero al que sí le sacaron partida internacionalmente con el saqueo a las cuentas del país, en medio de la guerra que se le hace.
The Washington Post reveló una investigación que vincula al círculo del opositor venezolano con actos de corrupción en EE. UU., como acciones ligadas a un manejo irregular de activos de Venezuela en el extranjero, recuperados en alianza con la administración Trump.
Otro rumbo de cómo se persigue el dinero venezolano en bancos extranjeros se viene escenificando con las 31 toneladas de lingotes de oro (2 000 millones de dólares)del país sudamericano guardadas en el Banco de Inglaterra. Esa entidad se negó a entregarlas al Banco Central de Venezuela, basándose en el reconocimiento, por el Gobierno británico, de Guaidó como presidente interino.
El litigio continúa y, junto a la ruta del dinero venezolano confiscado, o robado, por EE. UU., se priva al pueblo de ese país de usar sus recursos para adquirir medicamentos y alimentos, en medio de una pandemia que, unida al bloqueo estadounidense, ha hecho colapsar los avances económicos de la nación en las dos últimas décadas.
Sin Trump en la Casa Blanca, la comunidad internacional esperan que la nueva administración ponga coto a tan criminal e injerencista postura.
Visionario casi desde que vino al mundo en Birán, antiguo Oriente, el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, sobresalió por su sentido de la urgencia y la disposición al diálogo. Esas virtudes las demostró con creces en las reuniones sostenidas los días 16, 23 y 30 de junio de 1961 en la Biblioteca Nacional José Martícon importantes artistas y escritores, entre ellos Alfredo Guevara, Roberto Fernández Retamar, Graziella Pogolotti, Lisandro Otero, José Lezama Lima, Virgilio Piñera y Pablo Armando Fernández.
Aquellos intercambios finalizaron con el discurso de Fidel del día 30, que trascendió como Palabras a los intelectuales, “plataforma de la política cultural de Cuba, con una visión democrática e inclusiva”, al decir del escritor y etnólogo Miguel Barnet, el más joven de los asistentes a los encuentros
A la vuelta de 59 años, habría que resaltar la posición de Fidel, quien, en su condición de Primer Ministro entonces, dedicó tiempo y energía a los referidos intercambios, en medio de un complejo contexto histórico. Habían transcurrido apenas dos meses de la invasión mercenaria por Playa Girón.
Por si no fuera suficiente, no cesaba la ola de actos terroristas contra objetivos económicos y sociales; tampoco, los planes de atentados contra los dirigentes cubanos. Estaba en curso, además, la Operación Peter Pan, una de las más secretas y siniestras estrategias de subversión político-ideológica para quebrantar la Revolución.
A pesar de todo ese escenario adverso, Fidel estimó imprescindible dialogar y escuchar los criterios e inquietudes de los artistas y creadores. Con certeza, sabía que la naciente Revolución era, también, un proyecto cultural. Lo confirmaban laCampaña de Alfabetizaciónen pleno desarrollo por esa fecha y el nacimiento de una serie instituciones a partir de 1959 como el Icaic, Casa de las Américas y la Imprenta Nacional.
Al hablarse de Palabras a los intelectuales, de modo reduccionista se tiende a apelar a una sola frase, que algunos, con fines aviesos, la descontextualizan. Recalcaba Fidel: “Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada”. La lectura fragmentada de dicha sentencia ha estado animada en muchas ocasiones por el más perverso objetivo: despojarla de su espíritu inclusivo y abarcador. Un análisis de la intervención completa del día 30 de junio deja un cuerpo de ideas y argumentos, reveladores de una perspectiva integradora y antidogmática sobre las funciones de la cultura y del arte dentro de un proyecto sociopolítico emancipatorio como el cubano.
“Dentro de la Revolución, todo” se traducía en aquellas circunstancias, al igual que hoy, en la búsqueda del consenso dentro de la diversidad, y la construcción de la unidad para blandirla como escudo ante todo lo que olía y huele a agresión contra nuestro auténtico y rebelde proyecto.
Al reflexionar acerca de las resonancias de Palabras a los intelectuales, el escritor e investigador Ambrosio Fornet ha subrayado: “Lo que dijo (Fidel) fue que todos pertenecemos a un solo movimiento que llamamos Revolución cubana, un movimiento de transformaciones. Y la pregunta que nos hizo a los intelectuales y artistas, fue: ¿Cómo van a participar en este proceso? ¿Qué tienen ustedes que aportar a este proceso? Dejó una respuesta para cada uno y, al mismo tiempo, una para la actividad práctica, para la función real; no atendiendo a las preferencias, sino al modo de insertar el debate cultural en función de un proceso de transformaciones”.
De la intervención del Comandante en Jefe, raras veces suele citarse otra expresión: “La Revolución solo debe renunciar a aquellos que sean incorregiblemente reaccionarios, que sean incorregiblemente contrarrevolucionarios”. Por tanto, el estadista admitía la posibilidad de rectificación en las personas que disentían del naciente proceso revolucionario, hijo de la virulencia de la lucha de clases.
Una relectura del mencionado discurso posibilita constatar la amplitud de tópicos tratados, entre estos la creación de un sistema de enseñanza artística con carácter inclusivo, y el esbozo de ideas para estimular el afán creador de los artistas y escritores.
Lamentablemente, en la primera mitad de los años 70 emergieron distorsiones y errores en la aplicación e interpretación de la política cultural. “(…) hubo turbulencias bien conocidas —en palabras del periodista y crítico Pedro de la Hoz—, sobre las que habrá que continuar reflexionando para extraer lecciones y curarnos en salud: libros y puestas en escenas mal vistos, descalificaciones y exclusiones a partir de presuntas normas morales absurdas y obsoletas, intentos de implantar un canon estético excluyente, y tergiversados y empobrecedores raseros ideológicos en la consideración de obras y autores”. Por fortuna, a partir de 1976 se volvió al camino delineado por Fidel en Palabras a los intelectuales.
Sin dudas, junio de 1961 marcó el inicio del diálogo fluido y honesto entre las vanguardias política e intelectual cubanas. Como resultado de los debates nació la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) en agosto del propio año. Surgió bajo la mirada atenta de Fidel, quien, precisamente en el quinto congreso de la organización en 1993, en medio de la crisis económica, también alertó gracias a su sentido de urgencia: “La cultura es lo primero que hay que salvar”.
Hablar de los sucesos de noviembre pasado con objetividad puede presentarse como un reto enorme cuando se ha estado involucrado en ellos en primera persona. De todos modos puede intentarse, aprovechando la nitidez que produce progresivamente el alejamiento temporal, y aportar algo nuevo a todo lo que ya se ha dicho.
Sin embargo, el análisis del contexto no puede solamente apoyarse en estos elementos si persigue una visión de totalidad que permita desentrañar qué ha ocurrido. El diferendo Estados Unidos-Cuba no es una partida de ajedrez entre la CIA y nuestra Seguridad del Estado, o entre la Casa Blanca y el Palacio de la Revolución. El pueblo cubano es sujeto activo de esa disputa, siempre lo ha sido. ¿Quién si no derrotó a los mercenarios en Girón? Como mismo un movimiento revolucionario traduce determinados problemas sociales en crisis revolucionarias, así mismo las fuerzas de la reacción capitalizan malestares reales para promover sus intereses. Las lecturas de los fenómenos de cambio de régimen que absolutizan el momento conspirativo se fundamentan en una ontología social, en una concepción de la sociedad y de la historia, en la que los pueblos no son sujetos del proceso histórico, sino una masa informe lista para ser manipulada por unos y otros. Quizá en esta comprensión errada de lo social resida parte de la torpeza de nuestro enemigo, parte de su dificultad para entender laRevolución cubana. Quizá en las limitaciones teóricas e ideológicas del enemigo esté la ventaja de Cuba. No podemos permitirnos entonces el mismo error.
La pregunta nuestra podría ser: ¿cuáles resortes de lo social, cuáles necesidades, malestares y frustraciones han cristalizado en algo como la sentada frente al Mincult? Hay poco de casual en todo lo que ha ocurrido. No es casual que el gremio de los realizadores audiovisuales estuviera sobrerrepresentado ahí. No es casual tampoco que la composición social de los participantes fuera fundamentalmente de universitarios jóvenes, asociados sobre todo al mundo de las artes y las humanidades, o del periodismo. No es casual que las redes sociales hayan sido la herramienta por excelencia de ese acto político.
La contrarrevolución ha corrido a identificar el 27N con otros movimientos sociales que han estado ocurriendo en América Latina contra los gobiernos neoliberales. A los revolucionarios cubanos la sola idea de comparar una cosa con otra nos provoca gran incomodidad; se nos hace insoportable. Sin embargo, no es una tesis de fondo tan descabellada. Claro: los ideólogos de la derecha desarrollan esa idea del único modo que lo saben hacer: oscureciendo, falseando, y con absoluta superficialidad. O apelan a una esencia ahistórica de la juventud que ecualiza mecánicamente La Habana y Buenos Aires con absoluta indiferencia de contextos y contenidos, o pasan directamente a mentiras como identificar al estado cubano con el chileno, y caracterizarlo como un estado neoliberal y represor más. Este último postulado se hace más escandaloso en un momento en que los estados neoliberales latinoamericanos han manifestado hasta el hartazgo, sin ningún pudor, su total ausencia de compromiso con la vida humana. Ya sea por el uso desenfrenado de la fuerza contra manifestantes, con el caso paradigmático de los ojos en Chile, o por su pésimo manejo de la pandemia. Hace falta mucha desvergüenza para acusar de neoliberal a un estado que lleva un año entero usando todos sus recursos en función de que las personas en Cuba no se mueran de COVID-19.
No obstante, la sincronía de algo como el 27N“o del 11M, casi olvidado” con el alza de movimientos de protesta en América Latina tampoco es tan casual como nos gustaría. Las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones han llegado a cambiar para siempre las formas de socialidad humana. El cambio civilizatorio que esto representa cambia las reglas de funcionamiento de lo político, y no solo en cuanto a la capacidad multiplicada del capital para dominar, sino también por el creciente potencial para la movilización, la participación y la organización de la gente. Tanto el 27N como laTángana son pruebas de ello. Esta nueva realidad ha producido, en parte del mundo, lo que pudiéramos llamar un momentum, un ímpetu antiautoritario. Y entonces nos enfrentamos al hecho de que tanto los estados neoliberales, como los estados al estilo del socialismo “real”, poseen rasgos autoritarios. Claro que el contenido de todos los modos de ser autoritario no es el mismo, por eso no hay identidad entre un estado neoliberal como el chileno y el estado cubano.
Grosso modo podemos distinguir dos usos de la política autoritaria. Un uso reaccionario, como es el caso del autoritarismo liberal —tan proclive al fascismo— o del autoritarismo estalinista, que poseen como móviles y fines la realización conservadora del poder, el mantenimiento a toda costa de los órdenes. Por otro lado, podríamos hablar de un uso revolucionario, cuando ese ejercicio del poder asegura el avance y desarrollo de la política creadora desbrozando el camino de las fuerzas reaccionarias que se oponen al avance de un programa revolucionario. Son buenos ejemplos de esto el jacobinismo bolchevique de Lenin —como lo llamaba Michael Lowy—, o cualquier otra revolución verdadera que irrumpe en la historia como un acto fundador de una violencia creadora. La textura ético-política de ambos usos es inconfundible.
El momento autoritario del estado cubano tiene como causa fundamental el asedio permanente por parte del imperialismo norteamericano; de ahí la dificultad de construir un parlamento en una trinchera como decía Cintio Vitier. En los estados neoliberales, en cambio, el poder se usa autoritariamente para el despojo y para el disciplinamiento del cuerpo social en beneficio del mercado. En este sentido el autoritarismo es más una forma que un contenido político como tal. Aunque siempre existe el peligro de que se trastoque el medio en fin. Las experiencias amargas que el movimiento revolucionario mundial ha tenido con ello oprimen como una pesadilla nuestras mentes.
En Cuba el autoritarismo se manifiesta mediante prácticas como el verticalismo, la discrecionalidad, el paternalismo, el secretismo, el sectarismo o la censura, por citar algunas. No estamos revelando aquí ninguna novedad; en disímiles ocasiones Fidel, Raúl y otros miembros del liderazgo revolucionario, desde los sesenta hasta hoy, han denunciado y condenado estas persistentes enfermedades de nuestra cultura política. El 27N, y también el 11M, no puede leerse al margen de estos elementos; de otro modo no podríamos explicarnos, por ejemplo, la distancia que muchos de esos jóvenes tomaron del MSI, pero reafirmando las críticas a prácticas estatales que percibían como autoritarias. Esto habla del debilitamiento del estado socialista en la reproducción de consenso entre determinados sectores de la juventud o de la intelectualidad, pues un ejercicio político puntual no se percibe como aceptable o inaceptable por su propia naturaleza, sino por cómo es apropiado por las personas, qué significado asume en sus maneras de entender lo correcto, lo normal, lo tolerable, lo inadmisible, lo insoportable, etc. ¿Por qué muchas de estas personas se creyeron en su momento la farsa de la calle Damas, y sin embargo son escépticos o refractarios a reportajes del noticiero? No es tan fácil como decir que son directamente contrarrevolucionarios, o que son tontos o que están confundidos. ¿Por qué ven lo que ven, y no ven lo que vemos otros? Y que a nadie le quepa la menor duda: no están fingiendo, en efecto lo ven.
El 29: La (contra)hegemonía socialista
Los problemas que tienen que ver con el consenso, es decir, con la hegemonía de un proyecto de sociedad, la capacidad de ese proyecto para dotar de sentido la vida de la gente, y la realidad toda, no pueden explicarse desde posiciones liberales ni metafísicas. Una idea que a veces manoseamos en el modo de analizar la comunicación política en Cuba es la del acceso inmediato a la verdad. Algunos asumen que la verdad es un valor en sí mismo invencible, que “la verdad es la verdad” aunque nadie se la crea. Esto como principio de una ética individual es muy admirable, pero en la guerra de posiciones de la política revolucionaria no tiene mucho valor. En la obra Galileo Galilei, de Brecht, hay un diálogo muy interesante que sirve al propósito de lo que queremos explicar. Cuando un monje le pregunta al enjuiciado Galileo si él no cree que la verdad, de ser tal, se impondría aun sin necesidad de aquellos que la conocen, el astrónomo le responde que la verdad solo se impone en la medida que la podamos imponer, que “el triunfo de la razón solo puede ser el triunfo de los que razonan”. Hay que examinar por qué en determinados grupos sociales ya no se impone nuestra verdad. Qué condiciones, qué prácticas, qué métodos, qué discursos hacen inescuchable o incomprensible nuestra verdad en esos sectores. Sin volverse hacia esas preguntas es imposible resanar las fisuras en la legitimidad del proyecto socialista cubano.
En los últimos 70 años el pueblo de Cuba se ha desarrollado bajo un pacto social que le ha permitido resistir el embate continuo del capitalismo internacional, embate dirigido a quebrar su voluntad de construir una sociedad alternativa a la que el capital colonialista propone. A este factor de resistencia le hemos solido llamar unidad. Pero también podríamos llamarle hegemonía, o más bien (contra)hegemonía, siendo como es una resistencia a la gran hegemonía del capital que gobierna el mundo, y conteniendo como contiene una vocación de eliminar toda dominación, toda hegemonía.
Los enemigos de la Revolución cubanahan sido bastante miopes en el ejercicio de entender la (contra)hegemonía cultural del proyecto socialista. Por eso enmudecen ante la pregunta de por qué en Cuba no existen los estallidos sociales. Los más groseros hablan del miedo y de la represión, pero vuelven a enmudecer cuando se les menciona que la represión sistemática nunca detuvo la resistencia de las más brutales dictaduras del siglo XX: ni Pinochet, ni Videla, ni Batista, ni Franco fueron capaces de anular la resistencia popular con miedo y muerte. La capacidad de un estado para gestionar la conflictividad social sin recurrir a la violencia extralegal y sin permitirse estallidos sociales habla de la consistencia de su hegemonía; habla de la salud del consenso que lo sostiene.
La entrada de Cuba al siglo XXI plantea retos a la reproducción de un consenso social construido en un mundo y en una sociedad que por avatares de la historia ya no existen. La polarización y la violencia en redes sociales, la marcha LGBTIQ+ del año antes pasado y los sucesos del Mincult de finales de noviembre, son síntomas de unos malestares que no están siendo metabolizados por la (contra)hegemonía socialista. Y como decía, no podemos darnos una explicación tan superficial como que todo eso es, solo es, resultado de las agendas y operaciones de cambio de régimen, pues estas, más que inventar la realidad, la aprovechan.
La Tángana en el Trillo el día 29 fue un intento de abordar el problema de la hegemonía del proyecto socialista. En la Tángana se afirma la urgencia del ensanchamiento y la profundización del programa revolucionario del pueblo, y no solo eso, sino que reivindica, además, la existencia de una sociedad civil socialista —negada por las narrativas reaccionarias— capaz, dispuesta y absolutamente orgánica a esa tarea de reconstituir la (contra)hegemonía. Esta reconstitución se convierte en el elixir de vida de la Revolución, que no puede sobrevivir sin realizarla y que no puede realizarla sin profundizarse cada día y avanzar en la conquista de toda la justicia, pues “para nosotros, sostener la Revolución y defender la Revolución solo se pueden llevar a cabo de una manera: haciéndola”.
Las ausencias en el discurso oficial —percibido y autopercibido como el discurso de la Revolución— de tópicos que forman parte de las agendas de los movimientos más a la izquierda alrededor del mundo, como el feminismo, el antirracismo, la discriminación, el ecologismo militante, la autogestión obrera, la educación popular, entre otros, van drenando de las filas de la Revolución a personas con sensibilidades de izquierda, pero que no encuentran eco a sus inquietudes y necesidades políticas en el espacio socialista cubano. Además, ocurre también algo incluso peor: la invisibilidad de estos temas, la falta de educación y debate constante de los mismos en todos los niveles de la sociedad deja el camino allanado a los contenidos reaccionarios que por inercia reproducen el sentido común, la cultura y la tradición. No basta con no promover el racismo o el machismo: hay que ejercitar una militancia activa antirracista, feminista, etc., que mantenga estos idearios a raya y que, en última instancia, los desprograme de una vez y los haga desaparecer. A fin de cuentas, los imaginarios conservadores son incompatibles con la transición socialista y con el avance de la obra de justicia de la Revolución cubana, y son pasto fresco además para fuerzas reaccionarias como, por ejemplo, el fundamentalismo evangélico, que disputa a la Revolución cubana su base social en los barrios, en los campos, en las fábricas, en las escuelas, precisamente apelando a los contenidos más retardatarios que habitan en la conciencia social cubana, y cuyas maneras de entender la sociedad, la familia y la vida son inconciliables con las del socialismo.
La actualidad de la revolución
El período de crisis que se abre con la caída del campo socialista fue y es el golpe mayor que ha recibido el proyecto emancipador cubano en su historia reciente. Su influencia en todos los órdenes de la vida social es insoslayable. En primer lugar, la crisis económica destrozó todo un conjunto de modos de socialidad, de expectativas, de proyectos vitales y de esperanzas que eran componentes orgánicos de la construcción de la nueva sociedad. Al mismo tiempo, la economía de supervivencia y el peso creciente de las relaciones mercantiles ha ido corriendo el sistema de valores y de necesidades desde un eje basado en la solidaridad y la centralidad de lo colectivo, hacia el individualismo. El fin del socialismo europeo también asestó un golpe crítico a los imaginarios utópicos en Cuba y todo el mundo: vislumbrar alternativas al capitalismo es más difícil hoy que nunca.
La apertura de Cuba al mundo de la globalización neoliberal también supone un reto permanente para la cultura socialista. Los dispositivos productores del sentido del capitalismo bombardean nuestras mentes a diario y le disputan al proyecto socialista la preeminencia sobre los deseos, las aspiraciones, las representaciones. Y no ha importado demasiado que el poder revolucionario posea el control de los llamados aparatos ideológicos del estado: aun así, estamos perdiendo. La cultura emancipadora es cada vez más una cultura de resistencia
Si antes de 1991 el marxismo-leninismo como ideología otorgaba la pertenencia a un mundo, a un proyecto histórico común de muchos pueblos, en el siglo XXI nos enfrentamos a una cierta crisis existencial de la izquierda. La Revolución cubana —luego de la sobrevida de Fidel— no está exenta de ese desafío. Y eso es algo que podemos comprobar en la textura y la calidad del debate ideológico ahora mismo, o en el avance tremendo del pensamiento liberal. Por ejemplo, en la academia asistimos a la sustitución del viejo marxismo ortodoxo, no por el pensamiento crítico marxista —todavía visto con recelos decadentes—, sino por el pensamiento burgués igualmente ortodoxo, por la asimilación acrítica de lo más renombrado de las “prestigiosísimas” universidades de Europa y Norteamérica. También nos traiciona la inconsciente pulsión colonial de querer parecernos a ellas. Y lo peor es el avance de este mismo pensamiento liberal y de esta misma colonialidad en el campo de la conciencia social, donde se sedimentan como sentidos comunes y crean y alimentan las aspiraciones de volver a “la normalidad”, de vernos en el espejo de los países “normales” y de sus instituciones “normales”, sin importar el contenido de esa “normalidad”.
Para contrarrestar esta realidad solo se puede echar mano del pensamiento y de las prácticas más revolucionarias. La liquidación y el abandono del pensamiento hereje de Cuba y del mundo —pensamiento que le da sentido y forma a la Revolución cubana, la herejía mayor— nos apaga la luz en el laberinto de la historia, y nos pone a caminar a ciegas, quizá hacia el abismo. Debemos volvernos por un lado hacia esos pensadores y revolucionarios más indigeribles para el capitalismo de hoy y siempre. Incluso hay que estudiar a aquellos que fueron insoportables para los viejos socialismos de Europa y a los que la historia otorgó la razón a la postre para amargura de ellos mismos, pues muchos de los desafíos que enfrentamos no son nuevos y aquellas sociedades también los vivieron. También es necesario hurgar en la raíz más subversiva de Martí, de Mella, de Guiteras, de Fidel, del Che; esa raíz que espanta por igual a liberales y a dogmáticos. En el campo de la praxis debemos recuperar la participación y la movilización popular como las vías de realización por excelencia de la democracia socialista y de la educación revolucionaria de las personas. Esto es algo que se sabía muy bien en los sesenta y que hemos ido olvidando. Hay experiencias maravillosas que van desde la campaña de alfabetización o la Operación Verdad, hasta la revolución energética, pasando por los parlamentos obreros de los noventa. Beber de nuestra tradición más emancipatoria en este sentido, y que excluye dinámicas superadas por el propio desarrollo ético de la Revolución como los llamados actos de repudio, es fundamental. La desmovilización y despolitización del pueblo es un factor de debilidad del proyecto y un espacio de oportunidad para la reacción, que también busca movilizar y politizar.
La Revolución cubana debe superar la soledad que la historia le ha puesto a Cuba; pero no sin sobrevivir como proyecto de civilización nueva, no por simple homogenización con el mundo infame que la rodea. Tiene un compromiso con la emancipación de los que tanto se han sacrificado, y se siguen sacrificando por ella, y con la de los que la miran esperanzados desde muchos lugares del mundo. Por eso debe mantener encendida la luz de ese proyecto de liberación que —parafraseando al venezolano Ludovico Silva— ha dividido al mundo en dos, pero que acabará por unificarlo. Ese destino y no otro, ligado al de los subalternos, en Cuba y en todo el orbe, es la actualidad de la revolución.
A simple vista, parece que en esta fotografía lo único que nos encontramos es un grupo de cebras, pero no es así. Tras ellas, también se encuentra oculto un depredador a la espera de poder cazar su comida. CubaEstrellaQueIlumina te invita a que descubras lo más rápido posible el misterio en la foto.
Desde el arranque, tienes solo 10 segundos para encontrar la solución de este desafío visual que pondrá en duda tu visión. ¿Qué número es? Seguro ya tienes una idea, pero ojo, te puede engañar.
Este desafío ha puesto a temblar a más de uno por su complejidad. ¿Estás preparado para inspeccionar esta imagen nada sencilla? Vamos con lo que debes tener en cuenta. Ojo, mira más allá de lo evidente y no dejes pasar en absoluto cada detalle de la composición que puede brindarte la solución.
Deberás hallar la solución en cuestión de segundos. Ojo, no te dejes engañar y pon a prueba tu vista, pues como anticipamos, la imagen es difícil de interpretar y el número que se oculta está generando mucha controversia. ¿Cuál es?
Solución del viral
Te lo habíamos advertido, este no es un reto fácil de resolver, así que despreocúpate si después de ver la imagen por el tiempo establecido en el desafío te sigue siendo difícil encontrar la solución. Si no diste con la solución rápido, te la damos: el número oculto es el 21.
En esta aparente sencilla imagen a rayas en blanco y negro, se encuentra la imagen de un animal. Parece simple el desafío, pero te aseguro que no lo es.
Trata y ve si puedes encontrarlo, te parece? Comenta si lo encuentras, dale?
Si lo logras, siéntete especial, dado que según estudios realizados por The Heathy Soul, solo el 1 % de las personas que se enfrentan a este test visual, pueden lograr ver el animal que se encuentra en la imagen.
Esto pasa por el solo hecho de que se trata de una ilusión óptica, por lo tanto no todos pueden percibirla y mientras tu la detectes y te jactes de ello, el resto fruncirá el ceño y se rascara la nariz tratando de concentrarse cada vez mas para encontrar algo que exceda unas simples rayas blancas y negras.
Uno de los pasatiempos que más se comparte en las redes sociales en tiempos de cuarentena por la pandemia del coronavirus son los challenge o desafíos virales. Pruebas que esconden alguna trampita visual en las que los usuarios deben buscar un animal, objeto e incluso personas en una fotografía en la que hay miles de cosas similares. También los ejercicios matemáticos o de lógica en los que hay que resolver una cuenta, ecuación o acertijo.
Esto último es lo que presentamos hoy. Un desafío que se replicó en Facebook, Twitter, Instagram y demás plataformas donde los usuarios buscan la respuesta adecuada. Aquí la prueba no resulta “imposible” como sucedió en otras oportunidades. Es por eso que la idea es sumarle un poco de complicación en el contexto. Hay que resolverlo en 60 segundos o menos. ¿Pueds lograrlo?
Esta especie de test de inteligencia se basa en un gráfico que presenta cuatro líneas que se cruzan en un punto. En total son 15 números los que aparecen en la imagen, más el que debe ser encontrado, 8 en la parte interna y 8 en la externa. En los extremos hay ocho números, entre ellos la incógnita. Sin líneas, pero mucho más cerca del centro se pueden encontrar el resto de las unidades que completan el reto. La clave está en encontrar el vínculo entre los que se encuentran en las líneas y los que están pegados al punto.
Aprovechando el auge de los acertijos matemáticos y otros desafíos intelectuales a través de las redes sociales, se volvió viral un reto que pone a prueba la capacidad visual y hasta permite identificar los problemas de la vista.
Si el resultado es 3246, se diagnostica astigmatismo y miopía. Si es 3240, es solo astigmatismo. El número 1246 significa una leve miopía y 1240 indica que los ojos están sanos.
A pesar de la popularidad del reto, profesionales de la oftalmología recomendaron no tomarlo como un diagnóstico totalmente fiable. Pero sí como una alerta para acudir a una consulta con un médico.
Las redes sociales están llenas de retos y enigmas que ponen a prueba a los internautas e incluso generan quebraderos de cabeza a más de uno. Prueba de ello son los numerosos problemas matemáticos o las ilusiones ópticas, un fenómeno que consiste en una percepción visual errónea de la forma, las dimensiones o el color de un objeto.
Hoy traemos 15 ilustraciones. ¿Eres capaz de ver los objetos ocultos?
En Facebook apareció un nuevo reto que ha generado gran impacto entre miles de usuarios que consiste en encontrar un oso panda dentro de un sin fin de animales. ¿Estas listo para este nuevo desafío? Tienes hasta 12 segundos para hacerlo, sino date por vencido. ¡No hagas trampas!
En la imagen se esconden cuatro ovejas diferentes al resto ¿Serás capaz de resolver este juego visual en menos de 1 minuto? No pierdas tiempo, ejercita la vista y deja tus respuestas en los comentarios.
En la imagen se esconde un perro entre los osos pandas. ¿Serás capaz de resolver este juego visual en menos de 1 minuto? No pierdas tiempo, ejercita la vista y deja tus respuestas en los comentarios.
No hay nada como un buen reto visual para atraer la atención de todo el mundo. Numerosos desafíos de agudeza visual están circulando estos días por las redes sociales, y la verdad que la gente está más que encantada de poder ejercitar su cerebro y retar a la percepción.
En esta ocasión el reto llega cortesía de una empresa británica de material educativo, Oxbridge, que publicó en Twitter y se volvió viral una imagen en la que el objetivo era encontrar un pequeño lápiz entre una montaña de varios libros de diferentes colores, pero que resultó un desafío casi imposible a pesar de la sencillez de su descripción. La cuestión es que debemos hacerlo en un tiempo máximo de 20 segundos.¿Puedes tú encontrar el lápiz en ese tiempo?
Las pruebas mentales son furor en las redes sociales. En el último de los tests difundidos por el Daily Mail, el desafío es monocromático. Entre tantas píldoras blancas y negras está escondido un pequeño oso panda. Pon a prueba tu mente y descubre dónde esta el animal.
Un elefante, un oso, un conejo, una tortuga ¿y el camello?
Al ser humano le van los retos. Da igual que se trate de una prueba de memorización o un problema matemático para niños de 8 años, los desafíos son algo que nos atrae. Por eso, aquí te lanzamos otra prueba: ¿eres capaz de encontrar un camello en esta fotografía?
Se trata de una cabeza humana constituida a partir de diferentes animales: oso, conejo, león, caballo, tortuga, loro, canguro, elefante, erizo Hay un ejemplar de multitud de especies animales, incluso un pequeño camello, que no es sencillo de apreciar.
Para superar este divertido reto tan solo necesitas dos cosas: agudeza visual y, sobre todo, paciencia. Sin embargo, existen otros retos donde intervienen otros elementos como tener una buena memoria.
Pero sin duda uno de los retos que más adeptos genera es el de los problemas matemáticos. Pruebas relativamente sencillas que, a simple vista, parece que no van a llevarnos demasiado tiempo. Eso sí, al final, el resultado siempre deja indiferente a más de uno.
El mundo de las ilusiones ópticas es fascinante. Hoy te proponemos una relacionada con el mundo animal. Según los que más saben, en esta propuesta encontrarás doce animales ocultos. ¿Ya los identificaste?
Una ilusión óptica es cualquier ilusión del sentido de la visión que nos lleva a percibir la realidad de varias formas. Puede ser de carácter fisiológico, asociada a los efectos de una estimulación excesiva en los ojos o el cerebro o de carácter cognitivo, en las que interviene nuestro conocimiento del mundo.
El asesinato del carácter o de la reputación, como también es nombrado en los manuales de guerra sicológica de varias agencias y organismos de inteligencia, forma parte de los métodos utilizados por los servicios especiales de EE. UU. para destruir a los adversarios del sistema capitalista, a los enemigos del imperio.
Mediante la aplicación de acciones directas, la realización de campañas mediáticas, la construcción de rumores basados en mentiras o medias verdades, condenan al «objetivo» de sus ataques a una muerte cívica.
Fue una de las herramientas fundamentales en la guerra a muerte librada por EE. UU. y sus aliados contra el socialismo y los movimientos anticoloniales, progresistas, o simplemente contra aquellos líderes que mostraban algún grado de independencia frente a las pretensiones hegemónicas del imperio durante el siglo XX.
El avance de las tecnologías y el surgimiento de internet permitieron aumentar exponencialmente el impacto de esta herramienta.
La creación de la Fuerza de Tarea en Internet, también conocida como Grupo Operativo de Internet para la Subversión en Cuba, siguiendo las directrices planteadas por el presidente Donald Trump en su memorando presidencial del 16 de junio de 2017, permitió llevar a una nueva dimensión los ataques a la reputación de los cuadros, periodistas, artistas, y todo aquel que «ose» defender a la Revolución o no se pliegue a la campaña difamatoria.
Un netcenter es un grupo de personas contratadas para crear, manipular y deshacer la reputación de una figura pública, institución u organización política. Cuentan con individuos que manejan varios usuarios en redes sociales y crean una «mayoría digital», compran seguidores, utilizan bots, sicarios digitales, etc.
Su tarea es convocar al odio y fabricar percepciones negativas a partir de mensajes en redes sociales.
Las cuentas madres que generan los mensajes que son replicados en la red de medios «independientes» y las redes sociales, usualmente utilizan a sujetos que tienen cierto reconocimiento o popularidad, personas que pretenden ser periodistas o líderes de opinión, por lo que sus palabras se dan como verdaderas, aunque no lo sean.
Otro elemento utilizado es el conocido como hater, en el ciberespacio. Es el usuario que se expresa con hostilidad, reproduce discursos de odio sobre personas, grupos específicos de la población o sobre un tema.
Las máximas autoridades de nuestro país, funcionarios, figuras públicas, artistas, periodistas, todo aquel que defiende a la Revolución o que muestre simpatía por ella, ha sido víctima de los haters, organizados por los netcenters al servicio de la CIA.
Desacreditar, mediante ataques coordinados, utilizando todos los recursos de las tecnologías, realizar campañas negras duraderas en el tiempo, sin descanso, que afecten sicológicamente al agredido, que bajen su autoestima, que disminuyan su credibilidad y legitimidad, son los objetivos.
Nuestra prensa revolucionaria, no por gusto, ha sido víctima permanente de esta táctica de guerra sicológica, en el afán de desarmarla. Desunidos nos quieren, y huérfanos de ideas, para vencernos.
Los que, por oportunismo o por cobardía, se prestan para ese juego, los que sin respeto por sí mismos participan en la ordalía convocada por los enemigos de Cuba, se han colocado en las antípodas de su tierra y de su gente.
El ego sublimado que les acompaña, les impide darse cuenta de que no son el ombligo del mundo, que son apenas una minoría insignificante, en comparación con el pueblo del que formamos parte, y al que nos debemos.
También se inscriben entre las orientaciones de los gurús de esta estrategia, la focalización de la protesta en un espacio reducido, para concentrar los medios de prensa convocados para la acción y aprovechar al máximo los recursos humanos, utilizar grupos musicales y danzarios, acciones plásticas, y construir tribunas públicas para la intervención de oradores «improvisados», con el fin de que no decaiga la asistencia.
Detrás de este tipo de acciones hay siempre una bien planeada maniobra de relaciones públicas, donde intervienen verdaderos emporios del arte de mentir y falsificar la realidad. Detrás de estas armas de combate, como bien las define el coronel retirado del Ejército de EE. UU., veterano de la agresión a Vietnam y estratega del golpe blando, Bob Halvey, están los expertos en guerra sicológica, los magos de la percepción, los fabricantes de la «verdad».
El «arte» de Tania Bruguera y compañía empalidece, hasta desaparecer en la nada, ante los performances que pueden crear estos señores.
En el encuentro que Fidel sostuvo con artistas e intelectuales los días 16, 23 y 30 de junio de 1961, escenario de sus conocidas Palabras a los intelectuales, en la Biblioteca Nacional, convocó a los creadores revolucionarios a desarrollar su obra dentro de la Revolución. El Comandante en Jefe previó el combate en el cual nos veríamos implicados en los años por venir, frente a la maquinaria de propaganda imperial. Viajó al futuro y nos alertó.
Lo que ocurrió el 27 de enero frente al Ministerio de Cultura, no pasa de ser una feria de vanidades, un show de egos sublimados, donde la ignorancia sentó cátedra. Que alguien se autoproclame artista no lo convierte en uno. Se necesita talento, trabajo, estudio y sacrificio de años.
Ha sucedido que quienes se creen dueños de este mundo, con el fin de utilizarlos para oscuros intereses, han fabricado artistas generosamente calzados con premios, becas y emolumentos capaces de comprar almas y aprovechar las virtudes del arte para influir y manipular conciencias.
El arte debe servir para enriquecer el alma de los seres humanos, también para cuestionar, para increpar; debe combatir, transgredir, debe atreverse a cruzar fronteras, romper esquemas, debe emocionar, alegrar, estremecer, elevar… pero cuando el arte se adocena al servicio de la infamia, cuando se pone a disposición de los peores planes de los poderosos de este mundo, cuando obedece al dinero y se inclina ante el egoísmo, cuando se entrega como arma en manos de quienes pretenden mancillar a un pueblo, deja de ser, se convierte en triste espectáculo de feria barata.
Debe ser triste bufonear en los salones del imperio, a cambio de un rinconcito en su Parnaso; allí donde la vergüenza y el vacío desalma a más de una sombra que pudo, en cambio, ser y pervivir en la memoria de su pueblo, pero que eligió la apostasía.
De que los hay, los hay. Quienes apuestan siempre por llamar la atención, con ínfulas de líderes, que trazan pautas y –muy importante– cobran por lo que hacen. Eso es ser mercenario.
Acudo al diccionario y leo: «persona que, a cambio de dinero, combate a favor de un poder extranjero. Puede, incluso, ingresar a esa guerra por su afán de lucro, y no por motivos ideológicos».
Por lo que hoy se deja ver, no siempre el mercenario tiene un fusil en las manos para subvertir violentamente. En los actuales escenarios comunicacionales, como las redes sociales, proliferan también los difamadores incendiarios que, por tarifas bajas, se venden empaquetados en el irrespeto a su propia nación, amparados no solo en la repetición de la mentira, sino, en muchos casos, en la vulgaridad y en la ofensa.
Un denominador común los identifica: desprecian a su país, a su pueblo, a la obra que se levanta, y lo hacen a través del odio, la insistencia perversa en alterar el orden, desestabilizar la sociedad en que viven, porque es el interés del extranjero que paga.
Dan náuseas tales afiliaciones vendepatrias, partidarias de siniestras sanciones extraterritoriales que hagan padecer a los ciudadanos del país donde ellos mismos nacieron y hasta viven. Cuestionan todo, pero no proponen nada que convenga al bien colectivo, con lo que todos concuerden y se dispongan a construir unidos. Nada habrá que no sea destruir, para después servir a los mercaderes, los escombros de su país en bandeja de plata.
En el show reciente de quienes, desde Cuba, orquestaron las escenas mediáticas frente al Ministerio de Cultura, hubo varios que no tienen más argumentos que vejar la bandera nacional, insultar a las autoridades del orden, asediar a funcionarios públicos, rogar abiertamente la invasión militar del más grande enemigo de su tierra, como si misiles y metralla pidieran credenciales para matar.
Con los mercenarios, con los que parlotean según los dólares que reciben, el mejor diálogo siempre será la actuación serena pero firme. Toda conversación será posible mientras medie el respeto, la inclusión, la ética y la idea del bien colectivo.
Cuando indagué cuán bien le cae el calificativo de mercenario a estos personajes, encontré similitud entre el que actúa como tal en una guerra convencional, y el que agita grupúsculos en las trincheras mediáticas: sus financistas.
A los mercenarios de las guerras que promueve Estados Unidos por el mundo, por lo general, los emplean compañías privadas, como Blackwater, tristemente recordada por los horrores que asolaron poblaciones de Iraq, Libia, Siria y Afganistán, entre otras.
Los que llevan celulares por fusiles, los que filman a retazos para construir, después, una «verdad» artificial, responden a una catadura moral con etiqueta de precio.
A esos también los contratan «compañías» con dueños altamente oficiales, como el propio Gobierno estadounidense: la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (Usaid), la Fundación Nacional para la Democracia (NED), y la Fundación cubano-americana, entre otras.
Bajo esas mascaradas se mueven montos millonarios, aunque apenas migajas lleguen a los títeres en el terreno, quienes, complacidos, ignoran las tajadas con las que se quedan sus titiriteros e incontables intermediarios, de los cuales, estos acá, son carne de cañón, ensartada –para que se lo crean– en una punta de lanza.
Cifras revelan que el pasado año, en medio de la pandemia por la COVID-19, solo el Departamento de Estado ofreció un millón de dólares para articular el apoyo a quienes, arropados en el fracasado intento subversivo del grupúsculo de San Isidro, se sumaran a la promoción de la desobediencia civil en la nación.
Los que, por morder el anzuelo financiero lanzado desde Estados Unidos, llegan a reconocerse y hasta proclamarse líderes de inventados proyectos, no pueden ocultar su vocación mercenaria, expresada en el odio que sienten por su propio pueblo.
Tales actuaciones siempre son aborrecibles, muchas veces hasta por sus contratistas.
Durante la ofensiva cultural librada por la CIA contra el socialismo, después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, la agencia de inteligencia estadounidense creada en 1947 se infiltró en todos los espacios de la cultura.
La CIA publicó a autores conocidos que seguían la línea de Washington, realizó múltiples acciones para contrarrestar el arte con algún contenido social, subvencionó a periódicos y periodistas, y compró a artistas e intelectuales.
El proceso que llevó a la derrota del socialismo en el este europeo, tuvo mucho que ver con los efectos en las mentalidades de la intensa guerra cultural que tuvieron que enfrentar durante años, amén de los propios errores de esos proyectos.
Las «revoluciones» procapitalistas ocurridas en el llamado Campo Socialista, a finales de los 80, responden a un guion similar, ajustados a las características de cada nación, en dependencia de la historia y la cultura. En Bulgaria, el guion restaurador se montó sobre los problemas ecológicos que atravesaba ese país; en Polonia, aprovecharon los sentimientos religiosos y el malestar en algunos sectores obreros; en Checoslovaquia, se apoyaron principalmente en el movimiento cultural y político heredero de la Primavera de Praga, etc.
En Praga, el movimiento antisocialista nucleado en torno a un grupo de intelectuales, entre ellos, Vaclav Havel, dramaturgo checo, apoyado desde occidente por los servicios especiales europeos y la CIA, llevó adelante, en 1989, una revolución bajo las banderas de la «no violencia».
Los principales medios de occidente habían promovido durante años la imagen de Havel como el gran líder antiburocrático capaz de restaurar el capitalismo y llevar la libertad a su país.
Havel fue presidente del Círculo de Escritores Independientes, fundador del movimiento Carta 77 y líder del grupo de oposición Foro Cívico. Fue multigalardonado por organizaciones e instituciones en Estados Unidos y Europa, además de mimado por la crítica en occidente.
La Revolución de Terciopelo, como se bautizó al golpe blando que puso fin al socialismo en Checoslovaquia, logró el éxito con relativa facilidad. Vaclav Havel fue electo presidente, el país se dividió en Chequia y Eslovaquia y se aplicaron políticas de choque neoliberales en nombre de los derechos humanos y la libertad de expresión.
Fabricar movimientos artísticos respaldados por prestigiosas organizaciones internacionales, intentar lograr la extraña metamorfosis de convertir el seudoarte en arte de vanguardia, para utilizar a estos elementos en contra de la Revolución, es el propósito que persiguen los servicios especiales estadounidenses.
La fórmula de Praga, utilizada contra Cuba, tiene serios defectos en su concepción y puesta en práctica.
La Revolución cubana es auténtica, hija de nuestra cultura y de las ideas, el nacionalismo aquí es fruto del proceso de liberación anticolonial y antimperialista. Desconocer la naturaleza política del poder en la Mayor de las Antillas, les ha llevado y les llevará al fracaso una y otra vez.
El afán de protagonismo de Tania Bruguera se desbocó el pasado 27 de noviembre, cuando a las puertas del Ministerio de Cultura maniobró para capitalizar los reclamos, muchos de ellos atendibles, de los artistas congregados, sabotear las posibilidades de entendimiento y situar personas bajo su égida entre los interlocutores negados al diálogo
Ella quiere que la miren, la mimen, la tengan en cuenta si Cuba cae, es un decir, y llega la hora de repartir el botín. Por ello se ha hecho notar, se ha dejado fichar con entusiasmo y conocimiento de causa, y cada vez oculta menos su papel: alentar la subversión del orden institucional y el estallido social.
La artista que es, osada, transgresora, emparentada con prácticas que en el campo de las artes visuales han pugnado por avanzar en la búsqueda de nuevos lenguajes y significados desde el performance y la ruptura de compartimentos estancos, la que se proclama «artivista», aparece por estos días como lo que quiere en verdad ser: una opción atractiva, altamente cotizada, entre los círculos que en Estados Unidos pretenden apoderarse nuevamente de Cuba.
Ese es el lugar que ocupa Tania Bruguera en el entramado puesto en marcha, desde noviembre pasado, para mostrar ante el mundo un clima de ingobernabilidad en la Isla, lanzar señales, a la nueva administración estadounidense y a los aliados de esa nación, acerca de la irreformable obsolescencia de la Revolución Cubana, y, en el plano interno, instigar la desconfianza y el descrédito hacia nuestra institucionalidad. Nada nuevo bajo el sol; se repite el esquema aplicado en los países exsocialistas de Europa oriental: un Vaclav Havel en Praga, un Jacek Kuron en Varsovia.
Su afán de protagonismo se desbocó el pasado 27 de noviembre, cuando a las puertas del Ministerio de Cultura maniobró para capitalizar los reclamos, muchos de ellos atendibles, de los artistas congregados, sabotear las posibilidades de entendimiento y situar personas bajo su égida entre los interlocutores negados al diálogo. De paso, diré que no la tiene fácil, pues hay otros interesados en figurar, por encima de ella, en lo que intentan presentar como un supuestamente articulado grupo 27N. El lema «todos somos uno» se desinfla.
En consecuencia, la artista, desde entonces, y como ha sido habitual en su trayectoria, no ha dejado de manifestarse políticamente en las redes sociales y en los medios financiados desde EE. UU. La emprende contra el Ministro de Cultura, contra los artistas que no le siguen la corriente. El denominado artivismo es un subterfugio, juega a la política sin embarazo alguno. Se asocia a Cubalex, tinglado diseñado para proteger a elementos contrarrevolucionarios con el dinero de la National Endowment of Democracy (NED). Su par en Cuba no es Marina Abramovic, sino el sujeto que, enSan Isidro, llama a tomar el Capitolio habanero, a imagen y semejanza de los bárbaros que irrumpieron en Washington.
Por cierto, ella anticipó, de algún modo, la arremetida de los correligionarios de Trump, cuando el 30 de diciembre de 2014 intentó protagonizar un escándalo en la Plaza de la Revolución, con una versión del montaje performático El susurro de Tatlin. Un crítico de arte que secunda y sigue las acciones de Bruguera, calificó el gesto para la galería mediática como «acción política radical». Gesto nada inocente; días antes se había producido el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EE. UU. Había que recordarle a Obama el compromiso de la Casa Blanca con el derrocamiento del Gobierno cubano, lo mismo que ahora quieren recordarle a Biden.
Ni antes ni ahora se trata de una voluntad espontánea, sino de una operatoria calculada, tal como denunció el colega Raúl Antonio Capote en la más reciente entrega de la serie Razones de Cuba, transmitida el jueves por el Noticiero Nacional de Televisión, cuando aseguró que Estados Unidos precisa formar a esos individuos, y para ello implementa estrategias como el otorgamiento de becas, como la que disfrutó Bruguera en los 90:«Ellos necesitan –explicó–, sobre todo, cambiar la manera de pensar de los cubanos, crear una masa acrítica de personas que no crea en la Revolución, y nada más valioso que la cultura para poder cambiar valores».
Claro está, la cultura como mero pretexto. Ella misma lo ha dicho más de una vez: el arte «para intentar nuevas estructuras políticas» (2005), «un medio para otras cosas» (2008). En su cabeza resuena el susurro imperial.
Financiados, directa o indirectamente, por personas que viven fuera de Cuba y por organizaciones contrarrevolucionarias que buscan subvertir el orden institucional y provocar un estallido social en la Isla; enmascarados con la supuesta intención de conseguir cambios en la política cultural cubana –para lo cual se camuflan tras otros artistas que sí abogan por un país mejor–,estructuran sus acciones en cuatro grupos con definidas funciones en la organización, como se ha denunciado recientemente en la emisión estelar del Noticiero de la Televisión Cubana.
Quienes asumieron un papel protagónico en la manipulación de lo acontecido el pasado 27 de noviembre en las afueras del Ministerio de Cultura, incitando al descrédito hacia las instituciones culturales e intentando mostrar la supuesta vetustez de nuestra Revolución, conciertan sus actividades a través de la plataforma WhatsApp.
En la estructura que han creado, incluyen, en primer lugar, al grupo de organización, cuyo trabajo va encaminado a registrar el resultado de las reuniones y a publicar el resumen de lo discutido en ellas. A su vez, el de prensa y redes sociales se encarga de coordinar entrevistas y de mantener la presencia de la plataforma 27n en internet.
El de redacción elabora borradores de declaraciones para su votación entre los miembros del grupo más grande. Finalmente, el 27n acción es el segmento al cual le corresponde recopilar las propuestas de operaciones, algunas de las cuales están dirigidas a los espacios públicos.
Forman parte de esas cuatro estructuras, algunas figuras abiertamente contrarrevolucionarias, que pertenecen a entidades probadamente financiadas por la Usaid, la Ned y el Departamento de Estado de Estados Unidos, como es el caso de la artista Tania Bruguera y de los periodistas Luz Escobar, Aminta de Cárdenas y Mauricio Mendoza.
Con respecto a las acciones del último grupo mencionado, se citaron dos ejemplos, resultantes de lo concertado a través de la actividad subversiva que promueven más allá de las redes sociales, y que dirigen a las calles.
—Se trata de la propuesta de crear diseños que serán estampados en las monedas de papel correspondientes a 200, 500 y mil pesos cubanos, lo cual inutilizaría billetes en circulación.
—También se mencionó la solicitud presentada a la Asamblea Nacional para que el ministro de Cultura, Alpidio Alonso, cese en sus responsabilidades.
—Entre los nombres recogidos para tal petición, aparecen algunos indefinidos, otros de personas ya fallecidas, e incluso el del expresidente de Estados Unidos Donald Trump, fechado el 29 de enero desde Washington, hecho que resulta improbable, pues ya en ese momento se encontraba el exmandatario fuera de la capital estadounidense.
Según develan los mensajes expuestos en el NTV, pretenden adueñarse del espacio simbólico. No obstante, empleando mentiras y provocando daños a la economía y al pueblo, solo consiguen dejar bien claras sus verdaderas intenciones.
Desde el año 1959 la CIA fortaleció su trabajo contra Cuba, algo que siempre hizo desde su fundación en 1947.
En la habana la CIA tenía una poderosa estación local asentada en la embajada yanqui y otra con fachada de comerciantes, fuera de ese edificio.
No por gusto, tanto la CIA como el FBI, asesoraban al dictador Batista en la represión contra el movimiento revolucionario, los obreros y miembros de partidos políticos opositores.
Las líneas de trabajo aprobadas contra la Revolución triunfante, bajo el liderazgo de Fidel Castro.
Direcciones que no han variado en 62 años:
La guerra subversiva contra la economía, el comercio y las finanzas.
La subversión política e ideológica.
El terrorismo.
La guerra biológica.
La primerapersigue impedir el desarrollo económico del país, provocar escasez de todo lo que pueda ayudar al pueblo, con el fin de que este culpe al sistema socialista de las penurias, impedir las inversiones extranjeras, los préstamos y transacciones financieras
Otras acciones irian a desactivar las producciones necesarias para satisfacer las necesidades internas y la exportación de bienes y servicios.
La segunda intenta erosionar ideológicamente a la sociedad, desmontar los valores, la ética y la historia patria, dividir para romper la unidad popular, mediante la guerra psicológica
El objetivo de la subversión es influir en las opiniones, emociones y actitudes de las personas, con la utilización de la propaganda y campañas de prensa
Por último tienen como fin crear grupos contrarrevolucionarios que reciben elevadas sumas de dinero para su accionar interno.
La tercera pretende sembrar el terror en la ciudadanía con actos criminales que provocan muertos y heridos, para dar la imagen que existe una oposición interna a la Revolución
El objetivo principal es destruir las principales industrias del país, los centros de servicio, escuelas, cines, teatros, transporte terrestre, aéreo y marítimo, la refinación de petróleo y la generación de electricidad, paralizar el suministro de alimentos, medicinas, piezas de repuesto, equipamiento militar para la defensa y devastar las instalaciones que prestan servicio al turismo internacional e incluso atacar empresas comerciales en el exterior, consulados y embajadas cubanas.
La cuarta introducir plagas y enfermedades que destruyen plantaciones, cosechas y animales para alimentar al pueblo, enfermar a miles de personas, incluidos niños y ancianos con virus patógenos mortíferos, con la malsana intención de matar por hambre y sufrimiento a toda una nación.
Esta cruel y despiadada línea de trabajo está aprobada por el gobierno de los Estados Unidos, por los últimos 12 presidentes, sin que ninguno haya podido liquidar a la Revolución, a pesar de los miles de millones de dólares empleados en su empeño.
Variados han sido los programas de acciones encubiertas, incluidos los planes de asesinatos, la fabricación de Organizaciones No Gubernamentales como pantalla para que la CIA no aparezca.
aunque su huella indeleble siempre la delata, donde el espionaje y el reclutamiento de funcionarios está presente con una alta jerarquía, a fin de obtener valiosas informaciones que le permitan ejecutar sus planes subversivos.
Hoy en día la CIA retoma viejos planes, como si la acumulación de tantos fracasos no le fueran suficientes.
Por eso se constatan acciones similares a las contempladas hace 50 años en la llamada Operación 40, la cual durante más de 10 años puso en práctica actividades subversivas, presiones en el Congreso de Estados Unidos, actos terroristas, agresiones físicas contra revolucionarios cubanos, espionaje y trabajos de subversión ideológica para confundir, engañar, manipular la mente de los ciudadanos con mentiras y tergiversaciones de la realidad cubana.
El desarrollo tecnológico actual les permite emplear las comunicaciones como nunca antes y llegar por medio de los teléfonos celulares a cada persona, trasladando informaciones que confunden bajo una aparente neutralidad política y así ganar la conciencia de ellas, especialmente de los jóvenes carentes de información y de la historia, muy asiduos a las redes sociales.
—“Gracias a su diversificado sistema propagandístico, Estados Unidos debe imponerle su visión, estilo de vida e intereses particulares al resto del mundo, en un contexto internacional donde nuestras grandes corporaciones transnacionales contarán siempre con el despliegue inmediato de las fuerzas armadas, en cualquier zona, sin que le asista a ninguno de los países agredidos el derecho natural a defenderse”.
—“Antes que los portaaviones y los misiles, llegan los símbolos, los que venderemos como universales, glamurosos, modernos, heraldos de la eterna juventud y la felicidad ilimitada”.
—“El objetivo final de la estrategia a escala planetaria, es derrotar en el terreno de las ideas, las alternativas a nuestro dominio, mediante el deslumbramiento y la persuasión, la manipulación del inconsciente, la usurpación del imaginario colectivo y la recolonización de las utopías redentoras y libertarias, para lograr un producto paradójico e inquietante: que las víctimas lleguen a comprender y compartir la lógica de sus verdugos”.
Los yanquis no cambian ni un ápice sus proyectos de destruir a la Revolución cubana y a las puertas de la entrada en la Casa Blanca del presidente número 13 desde 1959, no esperemos cambios en ese sueño trasnochado, será el mismo objetivo ambicionado, quizás con algún que otro matiz, pero volverán a fracasar, porque en Cuba no hay ingenuos ni tontos que olvidan el peligro de tener a ese vecino cruel y ambicioso.
Nunca olvidemos a José Martí cuando afirmó:
“Mientras sea la guerra un peligro, será siempre un deber prepararse”
Un reporte publicado por el sitio contrarrevolucionario en internet, Diario de Cuba, da cuentas de una resolución bipartidista presentada este martes en el Senado de Estados Unidos por los legisladores Bob Menéndez, Marco Rubio, Richard Durbin y Ben Cardin, que expresa su solidaridad con los integrantes del llamado Movimiento San Isidro y solicita a las autoridades cubanas iniciar un proceso de diálogo con los artistas independientes.
El texto, citado por la misma publicación, también exige la liberación del rapero Denis Solís, el cese de la represión contra los artistas cubanos y la derogación inmediata de los decretos 349 y 370 así como de las demás leyes y regulaciones que violan la libertad de expresión en la Isla.
De acuerdo con la misma, el documento condena “la agresión del ministro de Cultura cubano, Alpidio Alonso, al reportero de DIARIO DE CUBA Mauricio Mendoza, también pidieron a los funcionarios del MINCULT “que se abstengan de ejercer violencia física y cualquier otro acto de represión contra los artistas y periodistas cubanos”.
Además de confirmar las reiteradas denuncias hechas por la prensa cubana del papel que juega la mafia anticubana en la creación y apoyo financiero de los llamados movimientos que dice defender, el documento presentado por los senadores anticubanos es otra muestra más del cinismo de unos representantes más interesados en los asuntos de otros países que los que realmente afectan a quienes los eligieron.
De cuál libertad de expresión puede hablar Marco Rubio, cuando él, con el fin de ahogar a Cuba por todos los medios posibles, ha sido el arquitecto de la creación de listas que prohíbe a los artistas cubanos actuar en Estados Unidos por el simple hecho de no renunciar a los lazos que los unen con su patria.
De qué violencia, cuando el representante por la Florida, inspirador de una campaña de mentiras contra la elección de Joe Biden, figura, aunque ahora se empeñe en negarlo, entre los principales incitadores de los hechos violentos que tuvieron lugar en el pasado 6 de enero en el Capitolio.
Más que ocuparse de las fracasadas escaramuzas mercenarias que intenta fomentar en Cuba, con el fin de obstaculizar las relaciones de Estados Unidos y la Isla, Marco Rubio, debería sumar su nombre a las más de 25 mil firmas promovida por decenas de organizaciones cívicas que, ahora mismo, exigen la renuncia de su colega Ted Cruz acusado de ser cómplice de terrorismo doméstico.
Muchas han sido las personas, entre ellas líderes de opinión de la sociedad cubana, que se han solidarizado con quienes en días recientes han sufrido el doloroso y repudiable envenenamiento de sus mascotas.
Leyendo varias de las publicaciones a raíz de estos hechos, incluida una en este diario, llama la atención el rechazo a la idea que «responzabiliza a la Seguridad del Estado de la muerte de los canes, como represalia ante el activismo de sus dueños».
Esa tesis, que ha reproducido el sistema de medios privados financiado desde Estados Unidos, cuya trayectoria de noticias falsas y manipulaciones sobre Cuba no es corta, por más descabellada que sea, no debemos dejar de preguntarnos de dónde salió.
La Internet permite ver la primera vez que alguien dijo algo sobre un asunto: si usted busca en la red Twitter, encontrará que fue la congresista estadounidense, integrante de la mafia anticubana, María Elvira Salazar, quien el 2 de febrero, cuando nadie había lanzado la teoría que culpa a las autoridades cubanas del envenenamiento de mascotas, al citar un tuit de uno de los dueños de medios privados que, desde EE. UU., es parte de las campañas mediáticas contra Cuba, dio la primicia de la oportunista calumnia.
Nada raro. Una mirada rápida al perfil de la señora Salazar permite comprobar que está repleto de llamados a más bloqueo contra Cuba, y de posiciones contrarias a que el nuevo Gobierno estadounidense retire a la nación caribeña de la espuria y absurda lista de patrocinadores del terrorismo, algo que perjudica a todos los que vivimos en esta Isla, independientemente de cómo piensen políticamente: «¡Rechazo enérgicamente cualquier intento de esta administración de remover al régimen asesino de Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo!», tuiteó, hace pocos días.
El 6 de febrero, a raíz de un segundo caso de envenenamiento, el mismo autor del tuit que replicara María Elvira Salazar, hace suya la tesis de aquella, y es retuiteado nada menos que por Frank Calzón, con largo historial en organizaciones terroristas patrocinadas por la CIA contra Cuba, como Alpha 66 y Abdala, y que se recicló en «las luchas por los derechos humanos» financiadas por el Gobierno estadounidense a través de la Usaid, dirigiendo un proyecto de propaganda anticubano desde Freeedom House, entidad que Washington utiliza, desde el siglo pasado, en su estrategia contra países y organizaciones que les resultan incómodos.
No pocas personas se han preguntado, a raíz de esos envenenamientos, a quién conviene enrarecer el diálogo entre instituciones estatales y los grupos que en Cuba abogan por mayor protección hacia los animales, cuando está a punto de darse un paso como la deseada normativa del bienestar animal. La respuesta es bastante obvia: a gente como Calzón y Salazar, a los mismos que no tienen escrúpulos para lanzar cualquier mentira, con tal de que eche agua al molino del malestar y la división entre cubanos.
Ojalá cese para siempre ese tipo de prácticas brutales contra seres que motivan cariño y solidaridad, que se establezcan las normativas y se promueva la cultura que contribuya a impedirlo, pero no vendrán de la mano de personas como María Elvira Salazar y Frank Calzón, verdaderos peones del veneno. La solidaridad es lo contrario del odio. La justicia y la verdad nunca nos las traerán quienes piden más bloqueo, y no cesan de fabricar mentiras que justifiquen su sueño de una Cuba ensangrentada por la violencia.
Resulta que el «diálogo» es la última bandera levantada por la contrarrevolución en Cuba que, con nombre de Articulación plebeya, sin respaldo en la calle, se muda a Internet para, en forma de «mesa redonda», mantener viva la tarea de deslegitimar la institucionalidad cubana. El tiempo transcurre vertiginoso, más en el mundo efímero de las redes sociales digitales, y antes de que este sea otro más en la lista de los fracasos empujados desde el Norte para cambiar Cuba, tal vez sea útil dejar algunas precisiones en papel impreso:
No buscan diálogo, buscan legitimarse como la alternativa «democrática» para el cambio de sistema en Cuba, y ya eso es, políticamente hablando, otra agenda. En ese sentido, muchos de sus firmantes hablan de pluralidad política, no solamente en términos del reconocimiento de que esta realmente existe, lo cual es innegable, sino que presionan por el pluripartidismo, para que puedan tener entrada en el Parlamento cubano y en los órganos de la administración del Estado los intereses económicos y políticos del centro y de la derecha que, en efecto, no serían más que intereses de clase asociados a Estados Unidos, como pasa en la mayor parte de la región, y como pasó en Cuba antes de 1959, que presionarán para la reinstauración capitalista. Esto, ante todo, es una demanda anticonstitucional que se opone al consenso expresado por la mayoría del pueblo de Cuba al refrendar su Carta Magna.
El concepto de democracia en la narrativa de este grupo está vaciado de sentido, no existe una preocupación genuina por una profundización de la democracia de la sociedad cubana, en la medida en que esta Articulación abre espacio a la derecha reaccionaria, principal amenaza para la democracia en la región y en el mundo.
No podrán garantizar un proyecto de nación soberana, en tanto están presentes, con protagonismo, quienes trabajan para medios y organizaciones de un gobierno extranjero y le demandan mediación para la resolución de nuestros asuntos internos. No es casual que una de las participantes en la mesa de marras gestase una carta dirigida al Gobierno estadounidense solicitando condiciones para el levantamiento del bloqueo a nuestro país, lo cual es, además de un acto entreguista, un sabotaje a la labor de la diplomacia, en representación genuina de nuestro pueblo, por el cese del bloqueo y el avance hacia un escenario en que se retomen las relaciones con este país.
No representan la voz de la sociedad civil cubana, como pretenden hacer ver, porque están dejando fuera, en esa pretensión, a más del 86 % de los cubanos, dentro de los que se incluyen todos y todas quienes, sin dejar de ser críticos con nuestra realidad y queriendo un país más próspero, no queremos abandonar el socialismo ni la soberanía nacional.
Se declaran socialistas democráticos para, en la concreta, no superar los lugares comunes de la narrativa liberal que ha sido empleada por la derecha internacional para darle entrada al neoliberalismo en todo el orbe. Se dejaron escuchar abstracciones y sin sentidos como «democracia sin apellidos» o «lo contrario al capitalismo no es socialismo sino democracia», que dejan ver con claridad el horizonte ideológico del «diálogo» al que convoca la Articulación.
Considero que el diálogo y el debate deben continuar siendo componentes esenciales de nuestro sistema político. Y digo continuar, porque el diálogo en Cuba obviamente no comienza ahora que esta Articulación lo ha convocado. Creo que en eso estamos de acuerdo, aunque los mecanismos de nuestras instituciones y organizaciones para promoverlo y convertirlo en un instrumento más efectivo para mejorar su función de servicio social, deban ser perfeccionados y atemperados a las dinámicas propias de una sociedad que ha cambiado.
Desenmascarar las farsas que se nos proponen, disfrazadas de diálogo por los millones de dólares destinados a la subversión en Cuba, a través de mecanismos, eventos y publicaciones en internet, que por primera vez han conseguido fabricar líderes de opinión con simpatías en sectores minoritarios de la intelectualidad cubana, no solo requiere denuncias, demanda que renovemos las formas de comunicar, movilizar y hacer política, construir los consensos, promover el diálogo auténtico y hondamente conectado con lo popular, la participación en torno a los problemas fundamentales del país. Es lo único que puede cerrar la más mínima grieta a la operación de cambio de sistema político en curso que, lejos de disminuir en los próximos meses y años, se incrementará.
Quienes hemos vivido en otras sociedades notamos que Cuba tal vez sea el país de la región donde la gente más delibera y discute sobre cuestiones políticas en el curso y los espacios habituales de su vida cotidiana.
Recientemente, se discutió la Constitución como antes fueron discutidos los Lineamientos, en ejercicios de participación popular inéditos en la actualidad, incluso para cualquier democracia liberal contemporánea, aunque eso no se cuente como diálogo por los voceros de la política importada. Pareciera que diálogo solo es el que se haga por canales ajenos a la institucionalidad cubana y en franca hostilidad con la Revolución, por más que se intente hacer pasar por otra cosa.
Diálogo sí, pero como diría el Héroe de la República de Cuba, Fernando González, ningún diálogo debe enmascarar el intento de destruir la Revolución y el socialismo.
Eduardo Galeano los llamaría «representantes de la cultura del envase». O sea, personas a quienes les importa el funeral, pero no el muerto; la boda, pero no la novia. Afirman no tener libertad de expresión: queja que a diario nos llega por Twitter, por las noticias de Google, y hasta por los anuncios pagados de Facebook, sin que jamás se tomen el trabajo de explicarnos qué ideas o pensamientos les reprimen.
Como les importa mucho la envoltura, pero no el contenido, usan todas las vías para pedir un diálogo, sin que todavía sepamos de qué quieren dialogar. El más visible de esos shows ocurrió el pasado 27 de enero frente al Ministerio de Cultura, cuando una veintena de personas fue allí a manifestarse. En esa ocasión, la palabra «diálogo» volvió a ser la principal protagonista; pero esta parecía dicha en otro idioma, en uno donde sonara igual que en español, pero con un significado muy diferente.
Hoy, por correo electrónico, me llegó otra de esas formas desprovistas de contenido con que suelen fabricar noticias de la nada: un llamado a realizar una huelga de arte. ¡Como lo está leyendo: huelga de arte! Fue en reenvío de reenvío, cuyo correo original venía firmado por cierta académica residente en Valencia, España. Al principio pensé que se trataba de un chiste, de modo que entré en la página de Facebook de ese llamado Movimiento y, vaya sorpresa, no lo era.
Con la mayor seriedad del mundo, en la convocatoria exigían que, como forma de protestar contra el Ministerio de Cultura y el Noticiero de la Televisión Cubana, nadie asistiera a las instituciones culturales para hacer arte. Todos debían abstenerse de ir a un teatro, a un cine, a una galería de arte, a una casa de cultura: figúrense, en este minuto, cuando todos esos espacios están cerrados por causa de la pandemia.
Es como si, de pronto, a mí se me ocurriera convocar a una huelga de sol en La Habana, en protesta por lo que me parezca oportuno. Le ordeno al Sol que no alumbre entre las 6:20 p.m. y las 7:06 de la mañana, y ya verán que esto se cumple.
Naturalmente, aquí nadie les creerá tal delirio, no son líderes de nada, pero a ellos no les importa. Tan solo necesitan aparentar que lo son, pues simulación y envoltura son las materias primas que consume su maquinaria mediática. Por esa misma razón, antes llamaron a aplaudir en favor de su Movimiento: a las nueve de la noche, justo cuando el pueblo aplaudía la labor se sus médicos. ¡Qué locura!
No hay dudas, están en severa huelga de arte, y eso alucina. Hace tiempo que no prueban una metáfora, una polisemia, un concepto de las muy necesarias calorías y vitaminas estéticas, y se mueren por inanición artística y falta de creatividad.
Ya dije que todo se promueve desde España y Estados Unidos, pues bien, de pronto descubro unas interesantes noticias.
-Resulta que en Estados Unidos viven 16 millones de personas que no saben leer ni escribir. Son incapaces de leer un periódico, configurar un teléfono o escribir un sms.
–Otros 27 millones pueden leer, pero con tal nivel de balbuceo e incomprensión de textos, que en la práctica también son analfabetos.
-Esto representa cuatro veces la población de Cuba, pero bueno, el común de las noticias no se refiere a ello, sino a que allí disfrutan de libertad de expresión.
-Leo otra noticia, ahora procedente de España, donde se relata que alrededor de 150 artistas, raperos, tuiteros, periodistas y políticos han sido condenados allí por delitos de opinión.
-Para definir tales engañosos métodos, recientemente se ha creado el término de posverdad, neologismo que describe la distorsión deliberada de una realidad, en la que los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales.
La posverdad,sin embargo, ni es algo nuevo ni tampoco es la primera vez que, como método de manipulación política, se emplea contra Cuba.
-En fecha tan lejana como 1898, durante la intervención yanqui en la guerra contra España, William Randolph Hearst, magnate de la prensa estadounidense, escribió a su corresponsal en la Isla: «Tú haz los dibujos, que yo pondré la guerra».
En fin, ya lo advierte el adagio: lo que para arriba es excéntrico, para abajo es ridiculez. Ante tales manipulaciones, Groucho Marx diría: «¿A quién le va usted a creer: a mí o a sus propios ojos?».
Esto dije en reciente entrevista: “Para mí un cubano no lo es solo porque su documento de identidad aluda al sitio donde nació. Lo es por la elección de su defensa, de los símbolos vivos que emanan de ese sitio. Puedes pensar como quieras, tener disímiles criterios, puedes discrepar en mucho y con mucho, pero hay una esencia de sentido que es lo que te dice que tú tienes Patria”.
Sitios emblemáticos de Italia, Canadá, Colombia, se han iluminado con los colores de la bandera cubana. Manos de todas las edades y de todas las naciones la sostienen junto a la suya, para dar gracias por las vidas salvadas y protegidas.
Ondea en edificios y parques y avenidas, y se muestra en hogares, entre nuestros libros y propósitos de bien común. La levantan los jóvenes y cubanos de toda edad que dedican sus días a ser y hacer Cuba, para vencer esta pandemia a pesar de las terribles circunstancias en que está obligada a hacerlo.
La imagen de la bandera arrastrada por un auto, tomada de la caravana del odio del rancio Miami, ha recorrido las redes. Entre quienes han denunciado tal infamia no encuentro a ninguno de los que día tras día coordinan nuevas provocaciones y asedios y shows, por el “bien de los cubanos”.
El anuncio de la probable revisión de las políticas contra Cuba de la nueva administración Usa, ha puesto a temblar a los que viven de ello. Los carteles de esa caravana pedían que se mantuviera el bloqueo y se arreciara, que tal vez sea pedir que nos quiten el aire que respiramos.
Tampoco he leído ninguna condena al bloqueo de los “aspirantes” a ideólogos, todólogos, torcidos sin historia, egos, candidatos a “reyes” que sí logramos ver en su desnudez. La poesía no vive del rencor.
Este es mi derecho a réplica. Como el que tiene que ejercer Cuba todos los días con sus medios de prensa, denigrados y perseguidos en sus profesionales, ante un sistema millonario de medios que amplifican todas las falsedades, y donde yo, y los que piensan como yo, no podemos siquiera asomar un criterio que diverja.
Existen otras caravanas, de gente de bien, que alza su bandera cubana con orgullo y respeto, como existe una caravana que el odio no puede vencer: millones de cubanos y cubanas trabajando para todos, por esa Bandera SOBERANA.
El edificio COLPATRIA está ubicado en unas de las zonas más céntricas de la capital colombiana Autor: Tomado de http://misiones.minrex.gob.cu Publicado: 30/01/2021
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Blog Actualidad cubana y del mundo. Profesor David Díaz Ríos. Universidad de Sancti Spíritus (UNISS).
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El viejo guión contra Cuba y las nuevas marionetas en escena. Detalles de cómo ha quedado la articulación de la contrarrevolución en Cuba
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