El Coronavirus Amenaza Mundial

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COVID-19

 

COVID-19​ (del acrónimo inglés Coronavirus disease 2019), también conocida como neumonía por coronavirus​ o, simplemente, enfermedad del coronavirus,​ es una enfermedad infecciosa causada por el virus SARS-CoV-2. Se detectó por primera vez durante la epidemia de 2019-2020. Produce síntomas similares a los de la gripe,​ entre los que se incluyen fiebre, tos, disnea, mialgia y astenia. Puede producir neumonía, síndrome de dificultad respiratoria aguda, sepsis y shock séptico que puede conducir a la muerte. No existe tratamiento específico; las medidas terapéuticas principales consisten en aliviar los síntomas y mantener las funciones vitales.​
 
 

Coronavirus

 

Los coronavirus (CoV) son una amplia familia de virus que pueden causar diversas afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como ocurre con el coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el que ocasiona el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).
 

El Coronavirus Amenaza Mundial

Coronavirus expansión global

-Declarada Pandemia

-Actualización necesaria:

 

 

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Medidas adoptadas en Cuba para enfrentar la COVID-19, enfermedad provocada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2

 

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LEER MÁS:

Información sobre COVID-19

 

 

COVID-19 / Presidencia

 

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Granma / COVID-19

 

Cubadebate / COVID-19

 

COVID-19 en Cuba:

 

 

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Díaz-Canel: «Fuerza Cuba que viviremos y venceremos».

 

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Pasajeros a bordo del Braemar agradecen ayuda de Cuba

 

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Cuba salva

 
 

 

 

1).-El coronavirus y la sociedad de la mentira global / Por Pedro Luis Angosto

 

Durante el año pasado se registraron en España 277.000 casos de cáncer. La mitad de los enfermos morirán en un plazo inferior a cinco años, sufriendo durante el resto de su vida un calvario indecible de idas y venidas al hospital, de quimio y radioterapia, de dolor y sufrimiento y de miedo indescriptible.

En una sociedad avanzada y civilizada, las investigaciones para curar o paliar el cáncer, las enfermedades cardíacas y las degenerativas deberían ocupar un lugar preeminente, dedicándoles todos los medios económicos posibles.

Del mismo modo, en un mundo civilizado y justo, la Organización Mundial de la Salud, en vez de callar, debería denunciar los precios altísimos de los tratamientos para esas enfermedades que están arruinando a los sistemas estatales de salud, declarar la libertad de todos los países copiar cualquier medicamento que sirva para mejorar la vida de los enfermos y condenar el reparto mafioso y monopolístico de los nuevos tratamientos por parte de los grandes laboratorios.

No lo hace, mira para otro lado, y la curación de esas enfermedades que tanto dolor causan a tantísima gente se pospone hasta que la mafia quiera.

El año pasado murieron en España por accidente laboral casi setecientas personas, resultando heridos de gravedad o enfermos debido al trabajo varios miles de personas. Las causas están claras, precariedad laboral, jornadas interminables, destajo, escasas medidas de seguridad y explotación.

Ningún organismo estatal ni mundial alerta sobre el deterioro de las condiciones de trabajo ni esas víctimas, que podrían haberse evitado con muy poca inversión, abren los telediarios ni ocupan más de su tiempo.

En 2019, seis mil españoles murieron de gripe, una enfermedad tan común como el sarampión que mata todos los años a miles de personas en África sin que la OMS exija a los Estados miembros que aporten las vacunas necesarias -que valen cuatro perras- para evitar ese genocidio silencioso. Al fin y al cabo, la mayoría son negros.

En 2018, más de cuarenta mil personas murieron en España por la contaminación ambiental, siendo directamente atribuibles a esa misma causa el fallecimiento de ochocientas mil personas en la Unión Europea y casi nueve millones en el mundo, aparte de los millones y millones que padecen enfermedades crónicas que disminuyen drásticamente su calidad de vida.

En 2017 más de seis millones de niños murieron de hambre en el mundo mientras en los países occidentales se tiran a la basura toneladas y toneladas de alimentos.

Ese mismo año, más de dos mil millones de personas trabajaron jornadas superiores a 15 horas por menos de 10 euros al día. Ningún informativo, ningún periódico, ninguna radio lleva días y días insistiendo machaconamente en esa tragedia que martiriza a diario a media humanidad y amenaza con llevarnos a todos a condiciones de vida insufribles.

Hace unas semanas surgió en una región de China un virus que causa neumonía y tiene una indicencia mortal menor al uno por ciento. Los medios de comunicación de todo el mundo, acompañados con las redes sociales de la mentira global, decidieron que ese era el problema más terrible que había azotado al mundo desde los tiempos de la peste bubónica del siglo XIV que diezmó la población de Europa en casi un tercio.

No hay telediario, portada de periódico por serio que sea o red social en la que el coronavirus no ocupe un lugar preferente y reiterativo hasta la saciedad, como si no tuviésemos bastante con las enfermedades ya conocidas que matan de verdad a muchísima gente después de largos periodos de sufrimiento y tortura vital. No sé como surgió ese nuevo virus, tampoco si es nuevo, carezco de conocimientos científicos para ello, lo único que sé es lo que cuentan los especialistas, y es que apenas mata ni deja secuelas importantes. Pese a ello, a que lo saben, los informativos siguen creando alarma a nivel mundial. ¿Por qué?

No creo que nada de lo que pasa en el mundo sea por casualidad, ni que los informativos ignoren inocentemente el número de muertos por guerras absurdas que cada año asolan al mundo de los pobres.

Vivimos un tiempo de relevos, la potencia hegemónica –Estados Unidos- tiene por primera vez desde el final de la Guerra Fría un serio competidor que se llama China. Ese competidor fue alimentado desde los años ochenta por las potencias occidentales debido a su enorme población, a su pobreza y a los salarios bajísimos de sus trabajadores.

Han pasado cuarenta años y lo que entonces pareció una decisión magnífica para acabar con los Estados del Bienestar, abaratar costes e incrementar riquezas de modo exponencial, ha tomado otro cariz y ahora esa potencia pobre produce casi el 18% de todo lo que se fabrica en el mundo y está en disposición de dar el gran salto que la coloque en como primera potencia mundial, algo que será inevitable haga lo que haga Trump y sus amigos porque tienen el capital, la tecnología y la mano de obra necesaria.

La suspensión del Congreso Internacional de Móviles de Barcelona -Congreso que probablemente no se vuelva a celebrar tal como lo hemos conocido en años sucesivos- no se debió al coronavirus, sino a la exhibición que las grandes tecnológicas chinas iban a hacer sobre sus avances en el 5G.

Se trataba de impedir de cualquier manera que los chinos pudiesen demostrar que hay campos en los que ya están por delante de Estados Unidos y, por supuesto, de Europa. No hay otra explicación ni otra razón. Con la cancelación del congreso de Barcelona y la información apocalíptica sobre las consecuencias de la expansión del coronavirus se daba un paso más en la nueva guerra fría que se ha inventado Donald Trump, dejando claro a China que todo vale en la guerra y que su ascenso al primer puesto les va -nos va- a costar sangre, sudor y lágrimas.

El coronavirus es una enfermedad que no arroja datos alarmantes, primero porque no se expande al ritmo de las grandes epidemias que ha sufrido el mundo, segundo porque tampoco los porcentajes de mortandad son equiparables a los de otras plagas como la “gripe española”.

Sin embargo, y dentro de un lenguaje medieval, se está intentando crear pánico a escala global y por eso cada día nos cuentan el nuevo caso que se ha descubierto en Italia, Croacia, Malasia o Torrelodones, uno por uno, haya dado muestras de quebranto o no.

Se trata de alimentar el bicho del miedo a escala global con fines estrictamente políticos y económicos, y nunca antes como hoy, en la sociedad de la desinformación, han existido tantos medios para imponer las mentiras como verdades absolutas al servicio de intereses bastardos.

El coronavirus no es el fin del mundo ni nada que se le parezca, es una enfermedad normal, como tantas y con poca mortandad, pero la manipulación mediática interesada puede llevarnos a una crisis de consecuencias devastadoras.

(Tomado de Nueva Tribuna)

El coronavirus y la sociedad de la mentira global

 

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2).-Estados Unidos no difunde terror ante sus pandemias virales / Escrito por  Arthur González

 

Para tener una idea clara de cómo los yanquis evitan el alarmismo en su contra, vale destacar que sus medios masivos de comunicación no dicen una sola palabra respecto a los 105 niños muertos desde enero 2020 a febrero de este año

En 2009 Estados Unidos contabilizó no menos de un millón de casos infestados por el virus de la influenza H1N1, según cifras oficiales de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, CDC, pero no trasladaron el pánico terrorífico como el desatado hoy contra el coronavirus en China, COVID-19, algo que evidencia la intencionalidad que ocultan tras las noticias sensacionalistas, cuando se detecta un caso en Europa.

¿Por qué razones en Estados Unidos no se cerraron oficinas, restaurantes, mercados y espectáculos públicos, si desde el 12 de abril del 2009 hasta el 10 de abril del 2010, los CDC estimaron que hubo 60.8 millones de casos infestados por el virus de la influenza H1N1 y 18 mil 500 muertes, acuñado por la Organización Mundial de la Salud?

Los estimados oficiales reflejan que cerca de 575 mil 400 personas murieron en 12 países por dicho virus, pero no se creó el pavor que actualmente se siembra en Europa y Asia, a pesar de que el 80% de los fallecidos tenían menos de 65 años de edad.

En agosto del 2010 la OMS anunció el fin de la pandemia de influenza H1N1 iniciada en 2009, aunque el virus continúa circulando como estacional y cada año causa miles de hospitalizaciones y muertes a nivel mundial, pero la prensa no hace campañas similares a la fabricadas contra China, ni siembra el miedo entre los viajeros hacia Estados Unidos.

Organismos especializados yanquis se apresuran a subrayar que, aunque persiste la presencia del virus H1N1, actualmente no hay en Estados Unidos una pandemia de influenza, fórmula para quitarle temor a la gente, cuando ese terror los puede afectar económicamente.

Para tener una idea clara de cómo los yanquis evitan el alarmismo en su contra, vale destacar que sus medios masivos de comunicación no dicen una sola palabra respecto a los 105 niños muertos desde enero 2020 a febrero de este año, a causa de la influenza, según datos publicados recientemente por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, la cifra más alta en cuanto a muertes infantiles, desde que en 2004 se comenzaran a registrar, a excepción de la pandemia de 2009.

El doctor Buddy Creech, profesor asociado de enfermedades infecciosas pediátricas en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, expuso: “es la primera vez en 25 años en que la influenza B se volvió común tan temprano”.

El doctor Arnold Monto, profesor de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan, señaló que cada año en los Estados Unidos hay muchas muertes relacionadas con la influenza entre los niños, pero la actual temporada es extraña y pudiera durar más tiempo.

¿Por qué eso no es noticia de primera plana en los medios yanquis y del mundo?

¿Por qué no alertar de lo que está sucediendo en Estados Unidos para evitar los viajes, eventos deportivos, culturales y otros similares, con el propósito de no propagar el virus de la influenza en el mundo?

Ese virus es mortal al igual que el COVID-19 de China, y se traslada de estado a estado en todo el territorio estadounidense, atacando sin piedad a los enfermos, adultos mayores y niños. Autoridades sanitarias afirman que “representa una amenaza mucho mayor para los estadounidenses, que el brote de coronavirus que sí es noticia en el mundo”.

“Cuando pensamos en el peligro relativo de este nuevo coronavirus y de la influenza, simplemente no hay comparación”, explicó el doctor William Schaffner.

El doctor Peter Hotez, profesor de pediatría, virología molecular y microbiología en el Baylor College of Medicine de Houston, manifestó que “la influenza rara vez recibe ese tipo de atención, a pesar que mata a más estadounidenses cada año que cualquier otro virus”.

Estadísticas de los CDC exponen que la influenza ha enfermado al menos a 15 millones de estadounidenses en este invierno 2019-20, con 120 mil hospitalizaciones y 8 mil 200 muertes, alegando que, en un mal año, el virus de la influenza puede matar hasta 61 mil personas.

La Organización Mundial de la Salud registra a nivel mundial unos 5 millones de casos graves anualmente y 650 mil muertes por la influenza.

Ante esta triste realidad los estadounidenses no están particularmente preocupados, debido a que no existen campañas mediáticas similares a las impuestas contra el coronavirus.

Sin embargo, los virus del Ébola, el Zika y el coronavirus, inspiran terror porque la publicidad estadounidense está diseñada para crearlo y fomentar rechazo a los africanos, latinos y chinos.

La OMS no ha declarado el brote de Wuhan como una emergencia sanitaria internacional, pero desde Estados Unidos las noticias avivan el miedo y la chino fobia.

¿Será por casualidad o porque Donald Trump le declaró la guerra a China para evitar que su economía supere a la de Estados Unidos?

Informes oficiales dicen que solo ocho estadounidenses se infectaron con el COVID-19 y ninguno murió, ¿qué extraño?, con el amplio movimiento de viajeros que tienen, pero no suspendieron un solo vuelo, ni eventos masivos que pudieran afectar el bolsillo de sus empresarios.

Para tener una idea más certera de como los yanquis manipulan la opinión pública interna y mundial, basta recordar que en la temporada de influenza 2017-2018, murieron unas 61 mil personas y 45 millones se enfermaron en los Estados Unidos y nadie entró en pánico ni usaron naso bucos por las calles.

Las acciones de guerra psicológica se demuestran en un artículo del Wall Street Journal, titulado: “China es el verdadero enfermo de Asia”, declaraciones racistas y difamatorias contra China que persiguen satanizarla.

Una imagen de la desigualdad en el tratamiento informativo en Estados Unidos es la epidemia de influenza, que hoy está presente en 44 estados, pero no causa sobresaltos entre la población mundial.

Esos son los yanquis, especialistas en ver manchas ajenas.

No por gusto aseveró José Martí:

“De ese pueblo del Norte hay mucho que temer”

 

Estados Unidos no difunde terror ante sus pandemias virales / Escrito por  Arthur González

 

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3).-COVID-19: ¿Cuáles son las preguntas más frecuentes?

 

Compartimos con los lectores algunas de las inquietudes más frecuentes del público sobre la infección provocada por el virus SARS-CoV-2, agente causante de COVID-19.

¿Cuáles son los síntomas de COVID-19?

 

Los síntomas más comunes son fiebre, cansancio y tos seca. Algunos pacientes pueden presentar dolores, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta o diarrea. Estos síntomas suelen ser leves y aparecen de forma gradual. Algunas personas se infectan pero no desarrollan ningún síntoma y no se encuentran mal.

La mayoría de las personas (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial. Alrededor de 1 de cada 6 personas que contraen la COVID-19 desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar. Las personas mayores y las que padecen afecciones médicas subyacentes, como hipertensión arterial, problemas cardiacos, renales o diabetes, tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave.

Alrededor del 2% de las personas que han contraído la enfermedad han fallecido. Importante: Las personas que tengan fiebre, tos y dificultad para respirar deben buscar atención médica. (Fuente: OMS)

¿Cuánto dura el periodo de incubación de la COVID-19?

 

El “período de incubación” es el tiempo que transcurre entre la infección por el virus y la aparición de los síntomas de la enfermedad. La mayoría de las estimaciones respecto al período de incubación de la COVID-19 oscilan entre 1 y 14 días, y en general se sitúan en torno a cinco días. Estas estimaciones se irán actualizando a medida que se tengan más datos. (Fuente: OMS)

¿Cómo se propaga la COVID-19?

 

Una persona puede contraer COVID-19 por contacto con otra que esté infectada por el virus. La enfermedad puede propagarse de persona a persona a través de las goticas procedentes de la nariz o la boca que salen despedidas cuando una persona infectada tose o exhala. Estas goticas caen sobre los objetos y superficies que rodean a la persona, de modo que otras personas pueden contraer COVID-19 si tocan estos objetos o superficies y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca. También pueden contagiarse si inhalan las goticas que haya esparcido una persona con COVID-19 al toser o exhalar. Importante: mantenerse a más de 1 metro (3 pies) de distancia de una persona que se encuentre enferma. (Fuente: OMS)

¿Puede transmitirse a través del aire el virus causante de la COVID-19?

 

Los estudios realizados hasta la fecha apuntan a que el virus causante de la COVID-19 se transmite principalmente por contacto con las goticas respiratorias, más que por el aire. (Fuente: OMS)

¿Es posible contagiarse de COVID-19 por contacto con una persona que no presente ningún síntoma?

 

El riesgo de contraer la COVID-19 de alguien que no presente ningún síntoma es muy bajo. Sin embargo, muchas personas que contraen la COVID-19 solo presentan síntomas leves, particularmente, en las primeras etapas de la enfermedad. Por lo tanto, es posible contagiarse de alguien que, por ejemplo, solamente tenga una tos leve y no se sienta enfermo. (Fuente: OMS)

¿Es posible contagiarse de COVID-19 por contacto con las heces de una persona que padezca la enfermedad?

 

El riesgo de contraer la COVID-19 por contacto con las heces de una persona infectada parece ser bajo. Aunque las investigaciones iniciales apuntan a que el virus puede estar presente en algunos casos en las heces, la propagación por esta vía no es uno de los rasgos característicos del brote.

Importante: no obstante, se trata de un riesgo y por lo tanto es una razón más para lavarse las manos con frecuencia, después de ir al baño y antes de comer. (Fuente: OMS)

¿Son eficaces los antibióticos para prevenir o tratar la COVID-19?

 

No. Los antibióticos no son eficaces contra los virus, solo contra las infecciones bacterianas. La COVID-19 está causada por un virus, de modo que los antibióticos no sirven frente a ella. No se deben usar antibióticos como medio de prevención o tratamiento de la COVID-19. Solo deben usarse para tratar una coinfección bacteriana siguiendo las indicaciones de un médico. (Fuente: OMS)

¿Existe alguna vacuna, medicamento o tratamiento para la COVID-19?

 

Todavía no. Hasta la fecha, no hay ninguna vacuna ni medicamento antiviral específico para prevenir o tratar la COVID-2019. Sin embargo, los afectados deben recibir atención de salud para aliviar los síntomas. Las personas que presentan casos graves de la enfermedad deben ser hospitalizadas. La mayoría de los pacientes se recuperan con la ayuda de medidas de apoyo. (Fuente: OMS)

¿Debo llevar mascarilla para protegerme?

 

Las personas que no manifiestan síntomas respiratorios tales como la tos no necesitan usar mascarilla médica. La OMS recomienda el uso de mascarillas en el caso de las personas que presentan síntomas de la COVID-19 y en el de quienes cuidan de personas que tienen síntomas como tos o fiebre.

El uso de mascarillas es crucial para los trabajadores de la salud y las personas que cuidan de alguien (sea en casa o en un establecimiento sanitario). La OMS aconseja hacer un uso racional de las mascarillas médicas para evitar el derroche innecesario de recursos valiosos y el uso indebido de las mismas.

Utilice mascarilla únicamente si presenta síntomas respiratorios (tos o estornudos), si es un caso sospechoso de infección por COVID-19 con síntomas leves o si está cuidando de alguien que sea un caso sospechoso de infección. (Fuente: OMS)

¿Pueden los humanos contraer el virus de la COVID-19 por contacto con un animal?

 

Los coronavirus son una extensa familia de virus que son comunes entre los murciélagos y otros animales y en raras ocasiones las personas se infectan por estos virus, que luego pueden propagarse a otras personas. Por ejemplo, el SRAS-CoV iba asociado a las civetas y el MERS-CoV se transmite a través de los dromedarios.

Todavía no se ha confirmado el posible origen animal de la COVID-19.  Como medida de protección, al visitar mercados de animales vivos o en otras situaciones parecidas, evite el contacto directo con los animales y las superficies que estén en contacto con ellos. (Fuente: OMS)

¿Puedo contraer el virus de la COVID-19 por contacto con mi mascota?

 

No. No hay datos que indiquen que animales de compañía o mascotas como gatos y perros hayan sido infectados o puedan propagar el virus causante de la COVID-19. (Fuente: OMS)

¿Cuánto tiempo sobrevive el virus en una superficie?

 

No se sabe con certeza cuánto tiempo sobrevive el virus causante de la COVID-19 en una superficie, pero parece comportarse como otros coronavirus. Los estudios realizados indican que los coronavirus pueden subsistir en una superficie desde unas pocas horas hasta varios días.

El tiempo puede variar en función de las condiciones (por ejemplo, el tipo de superficie, la temperatura o la humedad del ambiente). Si cree que una superficie puede estar infectada, límpiela con un desinfectante común para matar el virus y protegerse de este modo a usted mismo y a los demás. Lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón. Evite tocarse los ojos, la boca o la nariz. (Fuente: OMS)

¿Es seguro recibir un paquete de una zona en la que se hayan notificado casos de COVID-19?

 

Sí. La probabilidad de que una persona infectada contamine artículos comerciales es baja, y el riesgo de contraer el virus causante de la COVID-19 por contacto con un paquete que haya sido manipulado, transportado y expuesto a diferentes condiciones y temperaturas también es bajo. (Fuente: OMS)

El período medio de incubación del COVID-19 es más corto de lo que se pensaba

 

El período medio de incubación del covid-19 es de entre cinco y siete días, siendo el máximo dos semanas, según explicó durante una rueda de prensa celebrada este miércoles en Pekín (China) el presidente de la Rama Médica de Cuidados Críticos de la Asociación Médica China, Du Bin, informó Reuters.

Du también indicó que, a pesar de que en la provincia de Hubei —donde se encuentra Wuhan, epicentro del brote— algunas personas han dado positivo al coronavirus incluso después de ser dados de alta del hospital, no hay datos que rastreen estos casos.

Asimismo, detalló que todavía no existen pruebas de que tales pacientes puedan transmitir el virus SARS-CoV-2 a otras personas sanas.

El mes pasado un equipo de médicos chinos determinó que el período de incubación del covid-19 puede prolongarse hasta 24 días. No obstante, matizaron que la duración media de la fase “invisible” de la enfermedad es de solo tres días en casos leves y de dos días en los casos graves. Asimismo, indicaron que la poca frecuencia de los períodos de incubación prolongados hace que no sea necesario extender la cuarentena habitual de dos semanas.

Las consecuencias del brote

 

El coronavirus está presente en más de 80 naciones de todo el mundo. El país más afectado es China, donde ya han muerto 2 981 personas debido a esta enfermedad y acumula más de 80 200 infectados en la China continental. Otros países que han sufrido el azote de esta enfermedad son Irán, Italia y Corea del Sur, con 92, 79 y 32 muertos, respectivamente.

En medio de la propagación de la enfermedad la Reserva Federal de EE.UU. redujo este martes la tasa de interés en medio punto, hasta un rango de entre 1 y 1,25. Por su parte, el Banco Mundial anunció que creará un fondo de continencia de hasta 12 000 millones de dólares para ayudar a los países a afrontar “los impactos económicos y de salud” que provoque el brote de coronavirus.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a escala global la mortalidad del nuevo coronavirus es del 3,4%, mientras que la gripe estacional suele provocar menos del 1% de muertes entre los infectados. No obstante, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 podrían ser pospuestos hasta finales de año debido al covid-19.

 

Más información

 

Si estas respuestas no responden sus inquitudes, escríbanos y le responderemos: enviar pregunta.

(Tomado de Infomed RT)

 

 

4).-¿Casualidad? Una novela escrita hace 40 años ‘predijo’ el coronavirus / Escrito por  M. J. Arias / Yahoo Noticias

 

Dicen que la realidad a veces supera la ficción, pero en el caso del coronavirus y esta novela publicada hace 40 años ocurre justo lo contrario.

En 1981 el prolífico autor estadounidense Dean Koontz (Pensilvania, 1945) publicó The Eyes of the Darkness, una novela en la que hablaba de un virus fabricado en un laboratorio y con origen en Wuhan. Entonces puede que pocas personas supiesen de la existencia de esta ciudad china. Hoy en día todo el mundo la conoce como el epicentro del coronavirus. Ese que ‘predijo’ Koontz en su libro con un final que, por el bien de la humanidad, mejor que sea pura ficción.

Desde hace unos días circula en redes sociales la historia de esta novela de ficción que ha cobrado protagonismo 39 años después de ver la luz. Fue en 1981 cuando Koontz lazó al mundo su propio y ficticio coronavirus. Se trataba de virus altamente contagioso y peligroso que se extendía con una rapidez pasmosa y consecuencias nefastas para el ser humano a nivel mundial convirtiéndose en lo que precisamente temen las autoridades sanitarias, una pandemia.

Las diferencias, obviamente, son muchas y, todo sea dicho, ventajosas para el mundo real. En The Eyes of the Darkness (Los ojos de la oscuridad) el autor pintaba un escenario en el que el virus creado por un científico chino llamado Li Chen, como señalan en El Heraldo de Aragón, era bautizado como Wuhan-400 por haber sido elaborado en un laboratorio de esta ciudad china.

Descrito en sus páginas como una “poderosa arma biológica” y como el “arma perfecta”, no podía sobrevivir fuera del cuerpo más de un minuto -el coronavirus real sí- y solo afectaba a seres humanos. Su virulencia es tal que un personaje llega decir que es peor que el ébola y su periodo de incubación es mucho más reducido que el del coranavirus.

“Por un lado, una persona puede convertirse en portador infeccioso solo cuatro horas después de entrar en contacto con el virus -un periodo relativamente corto-; y una vez infectado, nadie vive más de 24 horas. La mayoría muere en doce”, recoge El Heraldo de Aragón en un fragmento extraído de las páginas del libro.

En cuanto a los síntomas, el coronavirus se asemeja a una gripe, mientras que el ideado por Koontz afecta al tejido cerebral liberando una toxina que hace que la persona infectada acabe perdiendo el control de todas la funciones automáticas de su organismo como el bombear sangre y respirar.

De ahí que el Wuhan-400 tenga una tasa de mortalidad del 100%, mientras que la del coronavirus es mucho menor. Se calcula que en China, donde más afectados y fallecidos hay, es de entre un 2 y un 3%.

Es la mortalidad del virus ficticio lo que provoca el fatal desenlace para la humanidad en las páginas escritas por Koontz. Aquí va el SPOILER: en la novela, donde no encuentran una cura para el virus, solo hay una persona que logra sobrevivir al mismo. Responde al nombre de Danny y es “el único superviviente habido hasta la fecha”.

                                     ——————————————–

Coronavirus in the world now is something long time planned. A book published in 1981, ‘THE EYES OF THE DARKNESS ‘ The virus was b then named WUHAN-400. It was made in a lab where a combination of RdNA of many human beings. HUMANS ONLY HOSTS. If victim dies, VIRUS EXITS in 1MIN pic.twitter.com/kjGdkFpUGG

— John Lokomol (@johnlokomol) February 18, 2020
 
                                
¿Casualidad? Una novela escrita hace 40 años ‘predijo’ el coronavirus / Escrito por  M. J. Arias / Yahoo Noticias

 

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