La enmienda Platt, que legalizaba el intervencionismo estadounidense, ubicaba al gobierno cubano en una situación “de inferioridad humillante mediante un desprecio de sus derechos nacionales, causando su desprestigio en el interior y el exterior del país”.[16] Tales fueron las palabras del presidente cubano José Miguel Gómez. Este apéndice legislativo no dejaba de recordar al pueblo cubano que el destino de su patria se subordinaba a los intereses de la potencia neocolonial. Así, en 1917, el presidente Woodrow Wilson mandó varios buques de guerra a Santiago de Cuba y Camagüey cuando unos insurrectos tomaron las armas, bajo el liderazgo de José Miguel Gómez, contra el presidente Manuel García Menocal que deseaba mantenerse en el poder mediante un fraude masivo.[17]Temiendo una reminiscencia de la revuelta de 1917 durante las elecciones presidenciales de 1920, Washington impuso al Presidente Menocal la presencia del general Enoch H. Crowder, el cual se encargó de elaborar las nuevas leyes electorales y organizar el escrutinio.[18] Menocal hizo partícipe de sus reservas al presidente estadounidense: una supervisión de las elecciones cubanas por parte de Washington “lastimaría el orgullo cubano [y sería] una humillación” para toda la nación. [19] Woodrow Wilson rechazó con desprecio la observación y nombró al Procónsul Crowder presidente del Comité Electoral.
Fidel Castro, en nombre del pueblo cubano, se opuso inmediatamente a la dictadura militar y lanzó un movimiento insurreccional en las montañas de la Sierra Maestra. El líder del Movimiento 26 de Julio, retomando la antorcha de José Martí, se hizo muy popular entre la juventud cubana, que veía en él al redentor de una Cuba colonizada y humillada y el símbolo de la resistencia a la hegemonía estadounidense. Durante du discurso en Santiago de Cuba el 1 de enero de 1959, tras la huida de Batista, Fidel Castro advirtió a Washington de que en adelante Cuba sería libre y soberana: “Esta vez, por fortuna para Cuba, la Revolución llegará de verdad al poder. No será como en el 95, que vinieron los americanos y se hicieron dueños de esto […]. Ni ladrones, ni traidores, ni intervencionistas. Esta vez sí que es la Revolución”.[27]John F. Kennedy fue uno de los pocos dirigentes de Estados Unidos que comprendió la importancia histórica de Fidel Castro. Lo explicó en un discurso de 1960 y reconoció el apoyo de Washington a Batista: “en vez de tender una mano amistosa al pueblo desesperado de Cuba, casi toda nuestra ayuda tomaba la forma de asistencia militar –asistencia que sencillamente reforzó la dictadura de Batista, una asistencia que fracasó completamente en mejorar el bienestar del pueblo cubano”.[28]
[1] Luis Báez, “Absuelto por la Historia”,
Granma, 11 de marzo de 2014.
http://www.granma.cu/granmad/secciones/fidel/ (sitio consultado el 23 de febrero de 2015).[2] José Martí, «El Congreso de Washington»,
La Nación, 2 de noviembre de 1889.[3] Antonio Beltrán Hernández,
L’Empire de la liberté, París, Editions Syllepse, 2002, p. 78.
[4] Philip S. Foner, Historia de Cuba y sus relaciones con Estados Unidos, La Havane, Editorial de Ciencias Sociales, tome I, 1973, p. 157.
[5] Philip S. Foner, La Guerra hispano/cubano/americana y el nacimiento del imperialismo norteamericano, op. cit., Volumen 1, p.16-17.
[6] Hamilton Fish, «Mr. Fish to Mr. Cushing», 6 de febrero de 1874, FRUS, 7 de diciembre de 1874, p. 859.
[7] Stewart L. Woodford, «Mr. Woodford to the President», 9 de marzo de 1898, FRUS, 6 de diciembre de 1898, p. 682-84.
[8] Philip S. Foner, La Guerra hispano/cubano/americana y el nacimiento del imperialismo norteamericano, op. cit., Volumen 1, p. 337.
[9] C. I. Bevans, Treaties and Other International Agreements of the United States of America, 1776-1949 (Washington D. C.: United States Government Printing Office, 1971), p. 1116-17.
[10] Fidel Castro Ruz, «El imperio y la isla independiente, primera parte», Cuba Debate, 14 de agosto de 2007. http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/2007/08/14/imperio-isla-independiente-primera-parte/ (sitio consultado el 15 de agosto de 2009).
[11] Robert Merle, Moncada : premier combat de Fidel Castro, Paris, Robert Laffon, 1965, p. 34.
[12] Tomas Estrada Palma, « Message of Tomás Estrada Palma, President of the Republic of Cuba, to the Congress of Cuba», 6 de abril de 1903, FRUS, 7 de diciembre de 1903, p. 356-57.
[13] Edwin V. Morgan, «Minister Morgan to the Secretary of State», 13 de octubre de 1906, FRUS, 1909, p. 489.
[14] Hugh S. Gibson, «Veteranista Agitation – Attitude of the United States. The American Chargé d’Affaires to the Secretary of State», 10 de noviembre de 1911, FRUS, (Washington Government Printing Office, 1919), p. 236-37.
[15] Hugh S. Gibson, «Veteranista Agitation – Attitude of the United States. The American Chargé d’Affaires to the Secretary of State», 16 de noviembre de 1911, FRUS, 1919, p. 237.
[16] José Miguel Gómez, « he President of Cuba to the President», 26 de mayo de 1912, FRUS, 1919, p. 248.
[17] Robert Lansing, «The Secretary of State to Minister Gonzales», 13 de febrero de 1917, FRUS, 1926, p. 356 ; William E. Gonzales, «Minister Gonzales to the Secretary of State», 15 de febrero de 1917, FRUS, 1926, p. 359 ; William E. Gonzales, «Minister Gonzales to the Secretary of State», 27 de febrero de 1917, FRUS, 1926, p. 369.
[18] Robert Lansing, «The Secretary of State to Minister Gonzales», 10 de marzo de 1917, FRUS, 1926), p. 382 ; Frank Polk, «The Acting Secretary of State to the Chargé in Cuba (Bingham)», 15 de enero de 1919, FRUS, Volume II (Washington Government Printing Office, 1934), p. 1-2.
[19] Rutherfurd Bingham, «The Chargé in Cuba (Bingham) to the Acting Secretary of State», 18 de enero de 1919, FRUS, 1934, p. 2. Véase el informe complete de Enoch H. Crowder sobre su estancia en Cuba: Enoch H. Crowder, «General Enoch H. Crowder to the Secretary of State», 30 de Agosto de 1919, FRUS, 1934, p. 29-77.
[20] Norman H. Davis, «The Acting Secretary of State to the Judge Advocate General, War Department (Crowder) », 31 de diciembre de 1920, FRUS, 1936, p. 41-43.
[21] Norman H. Davis, «The Acting Secretary of State to the Minister in Cuba (Long) », 4 de enero de 1921, FRUS, 1936, p. 671.
[22] Salim Lamrani, Cuba. Ce que les médias ne vous diront jamais, op. cit., p. 224.
[23] Sumner Welles, «The Ambassador in Cuba (Welles) to the Secretary of State», 10 de septiembre de 1933, FRUS, 1952, p. 417.
[24] Sumner Welles, «The Ambassador in Cuba (Welles) to the Secretary of State», 25 de septiembre de 1933, FRUS, 1952, p. 458.
[25] Edward G. Miller Jr., «Secretary Staff Meetings», 11 de marzo de 1952, lot 63 D 75, FRUS, 1983, p. 868.
[26] Willard L. Beaulac, «Memorandum of Conversation, by the ambassador in Cuba (Beaulac)», 22 de marzo de 1952, FRUS, 1983, p. 868.
[27] Fidel Castro Ruz, «Esta vez no se frustrará la Revolución», 1 de enero de 1959, Fondo Fidel Castro Ruz, n°, Archivo de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado (OAH-CE)
[28] John F. Kennedy, «Speech of Senator John F. Kennedy, Cincinnati, Ohio, Democratic Dinner», 6 de octubre de 1960.
[29] Id.
[30] Philip W. Bonsal, Cuba, Castro, and the United States, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 1971, p. 9.
Fuente: Especial y exclusivo para Al Mayadeen
http://espanol.almayadeen.net/Study/C1QC1T61QUmcKqRrAGMY7Q/fidel-castro–arquitecto-de-la-soberan%C3%ADa-nacional-de-cuba–p
http://www.cubano1erplano.com/2015/03/fidel-castro-arquitecto-de-la-soberania.html
https://lapupilainsomne.wordpress.com/2015/03/30/fidel-arquitecto-de-la-soberania-cubana/